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Medidas de autoprotección. Tormentas Eléctricas

En la historia de la ciudad de Buenos Aires, se han registrado episodios de tormentas eléctricas, vientos intensos, granizadas y precipitaciones abundantes que han dejado su huella en la memoria colectiva. Desde la gran inundación de 1985, que devastó vastas áreas urbanas, hasta el ciclón extratropical de 2012, conocido como «Sudestada», estas manifestaciones climáticas han demostrado su capacidad para causar daños y generar riesgos para la población.

Ante este panorama, la Dirección General de Defensa Civil, dependiente de la Subsecretaría de Emergencias del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, emite recomendaciones fundamentales para la autoprotección:

Al iniciarse una tormenta eléctrica, es esencial resguardarse adecuadamente. En el ámbito doméstico, se aconseja permanecer en el interior de las viviendas. Desconectar los dispositivos eléctricos, como televisores, radios, computadoras y microondas, ayuda a prevenir daños ocasionados por sobretensiones o descargas eléctricas. Además, se recomienda evitar el uso del teléfono durante la tormenta.

Es importante evitar corrientes de aire que puedan atraer los rayos, por lo que se sugiere cerrar puertas y ventanas. Asimismo, se aconseja alejarse de ventanas y ventanales para prevenir lesiones en caso de rotura de vidrios.

Durante una tormenta eléctrica, se desaconseja bañarse o ducharse, así como salir a la terraza o manipular la ropa colgada en alambres exteriores.

En caso de encontrarse en la vía pública y no poder alcanzar un lugar seguro, es importante alejarse de estructuras metálicas, como alambrados, verjas y vías de tren. Si se está dentro de un automóvil, se recomienda cerrar las ventanas y permanecer dentro del mismo.

Es crucial evitar refugiarse bajo árboles grandes, altos o solitarios, así como mantenerse alejado de lugares abiertos, como parques o canchas de fútbol, durante una tormenta eléctrica.

Siguiendo estas precauciones, la población puede reducir los riesgos asociados a las tormentas eléctricas y proteger su integridad física y su patrimonio.

RAYOS
Las tormentas eléctricas se generan principalmente por la interacción de masas de aire caliente y húmedo con masas de aire frío. Este choque de diferentes temperaturas y humedades crea un ambiente propicio para la formación de nubes de tormenta, también conocidas como cumulonimbos.

Dentro de estas nubes de tormenta, se produce un intenso proceso de convección, donde las corrientes ascendentes de aire caliente transportan pequeñas partículas de hielo y agua hacia las partes superiores de la nube. A medida que estas partículas se elevan, se encuentran con regiones de la atmósfera donde la temperatura es muy baja, lo que provoca la formación de cristales de hielo y la separación de cargas eléctricas positivas y negativas dentro de la nube.

Esta separación de cargas crea un campo eléctrico muy intenso dentro de la nube de tormenta. Cuando la diferencia de potencial eléctrico entre las cargas positivas en la parte superior de la nube y las cargas negativas en la parte inferior alcanza un nivel crítico, se produce una descarga eléctrica, que conocemos como rayo.

Los rayos que caen al suelo son el resultado de una conexión entre las cargas eléctricas en la nube y las cargas opuestas en la superficie terrestre. A medida que la carga negativa en la base de la nube se intensifica, se genera un campo eléctrico en la superficie terrestre que atrae a las cargas positivas cercanas. Cuando este campo eléctrico es lo suficientemente intenso, se forma un canal de plasma conductivo entre la nube y el suelo, creando así un rayo que desciende desde la nube hasta el suelo.

Este proceso de formación de rayos puede ocurrir de manera repetida durante una tormenta eléctrica, lo que resulta en múltiples descargas eléctricas que pueden ser peligrosas para las personas, los animales y las estructuras cercanas. Por esta razón, es importante tomar precauciones durante las tormentas eléctricas para minimizar el riesgo de lesiones y daños materiales.