Grupos de contención: una herramienta para familiares de adultos mayores enfermos

Por Sonia Hanine, directora médica de Residencia Manantial (www.residenciamanantial.com.ar)

Quienes atraviesan un problema saben que muchas veces la compañía es uno de los motores más importantes para empezar a encontrar la solución. Esto mismo les sucede a los familiares de los adultos mayores que, por una u otra razón, deben alojar en una residencia especializada a sus seres queridos. Por eso, los grupos son sumamente importantes, tanto para quienes asisten como para quienes los coordinan.

En Residencia Manantial se realizan reuniones mensuales en las que se convocan a los familiares, amigos y personas cercanas a quienes está en la institución. En esas charlas se brinda información más teórica acerca de cómo es la enfermedad que atraviesan los adultos mayores (especialmente el Alzheimer), tips para comunicarse con ellos, qué cuidados necesitan, cuáles son los síntomas más frecuentes y hasta sacarles la culpa de haber institucionalizado a esa persona.

Son reuniones muy productivas, pues en ellas pueden exponer sus dudas y también se dan intercambios para aprender qué hacer y qué no. Así, cuando, por ejemplo, salen a pasear con el familiar ya tienen los consejos necesarios para elegir un buen lugar, evitar que se enoje y más.

Además, hay encuentros a los que asisten los familiares y también los pacientes. En esos se comparten actividades que normalmente los adultos mayores hacen en la residencia, como danzaterapia, musicoterapia, estimulación y más. Luego, en una segunda etapa de esa misma reunión, los pacientes se retiran y con los familiares se trabaja sobre qué vieron, qué sintieron. Es importante porque también pueden poner en palabras lo que sienten al ver a sus seres queridos, incluso muchos quedan sorprendidos porque no los creen capaces de hacer tantas cosas. Muchas veces surge la pregunta de por qué en sus casas los pacientes no tenían tanta movilidad, y eso es el disparador para poder explicarles que en los hogares la relación es uno a uno, y de 24 horas diarias, algo que desgasta, mientras que en una institución la tarea se divide entre varios.

A su vez, el Centro de Día ofrece, una vez por mes, charlas abiertas a la comunidad. Estas son más teóricas y son, sobre todo, para ayudar a las familias a entender por lo que están pasando, qué es la enfermedad, qué es lo que suele ocurrir. Incluso, asisten cuidadores de personas mayores, pues aprenden nuevos modos de poder ayudar a quienes cuidan.

En los grupos todas las partes salen beneficiadas, y en conjunto es posible encontrar nuevas y mejores soluciones.