El mundo de las ideas. La inspiración suele estar sobrevalorada.

Por Patricio Vega, director de Laboratorio de Guion (www.laboratoriodeguion.com.ar)

La inspiración suele estar sobrevalorada. La idea romántica del artista bohemio a quien le llega repentinamente una idea genial y en un arrebato incontrolable la baja al papel o al cuadro o a donde sea es un gran malentendido. Las ideas se buscan. Gran parte del trabajo de un artista es buscar su fuente de inspiración. Y la fuente de inspiración es siempre el mundo.

La diferencia entre un escritor y un profesional de otra cosa es la mirada que ambos tienen sobre el mundo. El escritor indaga los espacios, observa conductas, personajes, situaciones, maneras de hablar y luego intenta darles un orden, incluirlas en una narración. La ficción es un fragmento de vida ordenado con sentido y la tarea de un escritor es trasformar la realidad en mito. Es decir, lograr que algo al parecer azaroso y arbitrario, se transforme en un relato coherente, una cosmogonía.

El escritor crea mundos que muchas veces se parecen al real, pero que fatalmente son siempre un recorte tendencioso que busca exponer una visión particular; la mirada del autor. Picasso decía: cuando llegue la inspiración que me encuentre trabajando. Y creo que ese es el mejor consejo. Lo único que podemos hacer es generar las condiciones para que las ideas aparezcan y luego esperar que llegado el momento tengamos la habilidad para atraparlas.

A mí, particularmente, me sirve mucho ritualizar el trabajo. Repetir una serie de condiciones que me permitan ingresar progresivamente en una zona de receptividad. Encontrar un espacio cómodo, hacerme un mate, revisar mis notas, garabatear un cuaderno en blanco. Anotar, sin pensar, sin juzgar, cualquier cosa que venga a la cabeza. Y luego, sí, aparece el oficio. El oficio es el que detecta si una idea tiene potencial y nos da las herramientas para desarrollarla y ver la forma que va tomando. No hay inspiración sin un trabajo previo que nos asegure el buen manejo del oficio. Las grandes ideas están siempre ahí. Sólo se hacen visibles si tenemos la paciencia necesaria para esperarlas.