Ensayo de entendimiento. Por Eduardo Sanguinetti, Filósofo

“La protesta contra todo aquello que es” Marcuse (1964)

Permanecemos en un tiempo, donde la realidad dibujada y fabulada por rentados escribas, lo ha tomado todo. Comunidades condenadas a seguir las pistas de la información y del caos digitalizado, en las denominadas “redes sociales”. El interrogante planteado por la legítima inteligencia de si los hombres son, se hacen o deshacen, al andar en un mundo materialista y economicista, con efecto placebo e infiltración de los repertorios, carece hoy de vigencia.

Vivimos en un mestizaje de dominios, una desfiguración de lo “sublime” por lo “trivial”, ‘catástrofes’ y ‘parábolas’ que desestabilizan todas las categorías intelectuales. Toma ‘status’ de religión, la ambición mediática, que, al no poder afiliarse a tal o cual estadio del conocimiento ni a ideología política alguna, sin causa moral que defender, ni demanda social que satisfacer, busca refugio en un purgatorio perennis, entre el domicilio universitario perdido y el refugio “seguro” del poder financiero megalómano. A partir de allí, cobra sentido la necesidad epistemológica y hermenéutica de definir y establecer una nueva lectura: estamos ante una realidad compleja, y dentro de registros y códigos de saberes que fueron dejados de lado.

Vayan a hablarle de papiro y códice a un exégeta de Plotino y Descartes, o a preguntarle a un lacaniano, que sucedía con el “estadio del espejo” antes de los espejos… contratiempos previsibles, que no impedirán encontrar algún estímulo maníaco en las palabras de Hegel: “Si la realidad es inconcebible, será preciso que forjemos conceptos inconcebibles”. ¿Cómo dudar, ante la canibalización de la humanidad, que ha llegado el día en que algunos métodos de análisis incongruentes, llegaron a sustituir a la Cultura, por la técnica?…

Hoy los burócratas de lo mediático con sus herramientas rudimentarias y magros medios, dejan bien justificado su deshacer… esta conclusión es evidente: ¿Debería probar que es cierta?… planteándome una resentematización, en la subestimación de la identidad presente, donde el sarcasmo más burdo tiene categoría de “dogma de ninguna creencia”, no creo necesario hacerlo, pues, todo insta a un ensayo de entendimiento y acción, siempre a favor de nuestra condición de especie SDF (Sin Domicilio Fijo).

La historia es algo menos que la interpretación que hasta hoy declara la unicidad del conocimiento humano, al devenir de las más disímiles comunidades, tan proclives en este presente, a lo epidérmico, frívolo y al aparente goce de lo inmediato.

El mundo, hoy, es una cultura de lo epidérmico, de lo degradado que se perpetúa y hago mención puntualmente en la relación político-cultural que divide y desorienta a los pueblos mediante la especulación y la perversión del simulacro de pueblos, en aparente ejercicio de sus derechos y garantías: eliminados y devenidos en ilusión 3D.

Las nociones de tiempo, de espacio, de intereses, en fin de existencia, se hicieron diferentes. El paradigma de la cultura ha obviado que la historia de este planeta ha sido sufragada en base a esclavitud a las tendencias imperiales, al tráfico de tradiciones ajenas e impuestas bajo presión, responsables absolutas de la pérdida de todo referente de una historia donde instalar a las nuevas generaciones, una historia que tuvo espacio de trascendencia en la ‘Imagen del Mundo’.

Pertenecen al pasado abolido, la tolerancia, la diferencia, el diálogo entre iguales. La Aldea Global no es otra cosa que egoísmo, avidez, intemperancia, dilación, psicopatías, grandes expectativas de fama y éxito devenidas en prostitución y delito perpetrado por ‘los peores’, los anónimos narcisos digitales… psicópatas, accionando desde las sombras, en tiempo completo.

La riqueza cultural se defenestró por varias vías: una, la del saber universitario y trascendente, presentido y seducido cada vez más por las corporaciones macro económicas; y por otro lado la conducta del dominado, inconforme con sus haberes. Por eso desde ese punto de nostalgias se le impondrá lo foráneo sin resistencias de pueblos sometidos.

El homo sapiens en franco retroceso a ‘homo primates’, ha devenido en empresa, en rédito y materia concreta de intercambio financiero, segregando su propio ser, que sería actuar como motor de la historia en favor de la vida. Pero hay otro lazo disociativo: la mecánica económica que impone el desequilibrio, las desigualdades, las diferencias. En ese conjunto los hombres, como los animales, dan libre curso a su naturaleza sin advertir sus metas. ‘Llegan a fines que no son capaces de prever’.

‘Las comunidades de los hombres deberían ser una bendición’, en todas las circunstancias y los gobiernos de dichas comunidades serían, a lo sumo, no más que un mal necesario en ocasiones intolerables.

Los años han transcurrido, los límites se han borrado y el ángulo recto ha perdido su frescura… me alegraría abrazar el círculo, en una inversión de causalidad.

La alternativa, la alteridad, sería el ensayo admirable del homo plus (el hombre por venir, asimilado a los más diversos entornos, en las más disímiles circunstancias), de crear confusión en las filas de la confusión, con un orden sutil, poniendo en ridículo al ridículo, cual ensayo de entendimiento…

El juego del mundo ha cambiado singularmente, puesto que ha devenido el juego que diverge… sigo aquí, pese a todo… En fin, tiempo al tiempo y espacio al espacio.