Porteños con inclinación patológica a los juegos de azar, pagarán los impuestos del Casino y el Hipódromo

Inclinación patológica a los juegos de azar. La ludopatía consiste en un trastorno en el que la persona se ve obligada, por una urgencia psicológicamente incontrolable, a jugar, de forma persistente y progresiva, afectando de forma negativa a la vida personal, familiar y vocacional.1 Aunque en anteriores ediciones del manual diagnóstico DSM había sido clasificado como un trastorno del control de los impulsos, ha sido conceptualizado y tratado como una adicción sin sustancia, hasta que en el DSM-V ha sido incluido finalmente dentro de la categoría de «Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos»

La ludopatía se caracteriza fundamentalmente porque existe una dificultad para controlar los impulsos, y que en cierto sentido tiende a manifestarse en practicar, de manera compulsiva, uno o más juegos de azar. Puede afectar en la vida diaria de la persona que se ve afectada por esta adicción, de tal forma que la familia, el sexo o incluso la alimentación pasa a ser algo totalmente secundario. Por todo ello, no se debe de confundir la ludopatía con un vicio, ya que en estos casos nos encontramos ante una grave enfermedad crónica, una adicción.

El casino desembolsó 24 millones de pesos, los pagan los ludópatas, por medio de impuestos al juego.
Luego del cambio de jurisdicción establecido por el Gobierno nacional, el casino flotante de Puerto Madero y el Hipódromo de Palermo comenzaron a pagar sus impuestos a la Ciudad de Buenos Aires. El pago de impuestos se concretó luego del decreto 743 del presidente Mauricio Macri, que estableció que la jurisdicción del juego corresponde a la Ciudad. Además, con esta norma, el gobierno porteño se convierte en autoridad de control y manejar las habilitaciones internas de las dos salas de juego.

Durante la última década, el kirchnerismo se negó a transferir el juego a la Ciudad para proteger al empresario aliado Cristóbal López, quien este año vendió su parte del negocio a su socio Ricardo Benedicto.

Más allá de este primer pago de impuestos, aún se mantiene la demanda por más de 3.000 millones de pesos que el Gobierno porteño mantiene con ambas salas de juego por los tributos de 2003 a mayo de este año.