A 40 años de la muerte de Quinquela Martín

Uno de los más célebres pintores del paisaje del sur de la ciudad, gran retratista de sus costumbres y sus habitantes, el artista Benito Quinquela Martín, fue abandonado en una casa cuna a los pocos días de nacer, el 1 de marzo de 1890, y murió el 28 de enero de 1977, hace 40 años en la ciudad de Buenos Aires.

Sus paisajes de trabajadores portuarios cargando bolsas entre barcos coloridos y atardeceres reflejados sobre el río, deben encontrarse entre las imágenes más populares del imaginario artístico local.

Quinquela Martín inmortalizó a los trabajadores portuarios en sus pintorescos retratos, tal vez, motivado por el hecho de que él mismo, desde niño, debió cargar bolsas de carbón. La Boca fue el marco de sus pinturas y el barrio que adoptó como su patria, musa y su espacio creativo.

El artista, cuyas pinturas forman parte de los principales museos del país, fue abandonado poco después de nacer en la porteña Casa de los Expósitos, con una nota que decía «este niño ha sido bautizado con el nombre de Benito Juan Martín».

Por eso su fecha de nacimiento es estimativa: los trabajadores del orfanato establecieron el 1 de marzo como su cumpleaños por el tamaño que tenía el niño cuando fue dejado frente a sus puertas, el 20 de marzo de 1890.

«Mi vieja me conquistó en seguida y desde el primer momento encontró en mí un hijo y un aliado», contaba Quinquela sobre Justina Molina, la indígena correntina que lo adoptó a los seis años de edad junto a Manuel Chinchella, ella analfabeta y él un carbonero recién llegado de Italia.

Fue de niño, trabajando junto a su padre con los carboneros en el puerto, que comenzó a desarrollar su arte, aprovechaba los restos de carbón para dibujar cuanta superficie tuviera a la mano.

Quinquela Martín estudió pintura con Alfredo Lazzari en el Conservatorio de Pezzini-Sttiatessi, comenzó a exponer en 1918 y en 1920 obtuvo el Segundo Premio del Salón Nacional.

Durante su trayectoria pictórica, viajó por el mundo y expuso su obra en Río de Janeiro, París, varias ciudades de España, Nueva York, La Habana, Milán y Londres.

También fue un filántropo que dejó como tributo al barrio que lo vio crecer -cuna de gente humilde- una decena de escuelas, teatros y museos.

Es además el responsable del colorido paseo Caminito tal como se lo conoce hoy, una de las postales más visitadas y turísticas de la ciudad.

Es que Quinquela era un convencido de la influencia positiva que el color tenía sobre el ánimo y el carácter de las personas, por eso llenó de colores las paredes y fachadas de su barrio.

Tanto es así que se llevó los colores a su tumba. Unos años antes de morir, pintó una escena del puerto de La Boca en el que luego sería su ataúd. «Quien vivió rodeado de color no puede ser enterrado en una caja lisa», decía el pintor más popular.

En la avenida Pedro de Mendoza 1835, en el barrio porteño de La Boca, se encuentra el Museo de Bellas Artes de Artistas Argentinos «Benito Quinquela Martín», una de las Instituciones que el artista boquense donó al barrio con la intención de crear un polo de desarrollo cultural, educativo y sanitario.