La grieta está más grande que nunca. En la Argentina, cuando alguien habla de “la grieta”, todos saben a qué se refiere. Es la división social, la grieta no sólo es política, sí tiene su máxima expresión en los medios. Es por eso que Roberto Navarro y Baby Etchecopar mantuvieron una discusión este miércoles en el edificio de la emisora en la que trabajan ambos periodistas. y se cruzaron a las piñas. La “grieta” se consolidó con el liderazgo de Cristina Fernández, con un estilo “más confrontativo, agresivo, desgastante y difícil de asumir para la sociedad”. Pero con la llegada de Macri al poder en vez de consolidar la paz social, el pro siguió el mismo camino, agrandar la grieta, pensando en las elecciones de octubre del 2017 llamadas medio tiempo, el que gane en ese futuro… se lleva todo.
«Escucho a Navarro que dice: ‘Esto lo hicieron para quienes lo votaron’. Y claro Navarro, por eso ganó. Los que votamos a Macri no queremos más a los kirchneristas ni a los piqueteros. Ni a los desestabilizadores. Ni a la CGT. Ni a ningún sorete de estos que vive desestabilizando a gobiernos democráticos, como hicieron con Alfonsín. Navarro, ¿todavía no te enteraste que ganó por mayoría? ¿No viste Navarro la marcha multitudinaria de la gente que apoyamos a Macri? ¿Tanto les cuesta darse cuenta que perdieron?», aseguró Etchecopar en medio de su comentario.
Audio original del editorial de Etchecopar
Aparentemente el mensaje no cayó bien en el conductor de El Destape, quien le trasladó su enojo a las autoridades del holding que controla a la radio y al canal de noticias C5N. Es más, en algún momento sugirió que su futuro en el multimedios dependía de la salida de «Baby». «Lo tienen que echar, es él o yo», habría llegado a esbozar, comentaron trabajadores del edificio ubicado en Fitz Roy 1940, donde funcionan ambas unidades de negocio.
Pese a que se había enterado de la jugada, Etchecopar decidió encarar personalmente a Navarro este miércoles para pedirle disculpas por el tono de sus dichos. Sin mediar palabra, y al lado de un mingitorio, habría recibido un golpe en el rostro. A partir de allí se originó un escándalo que tuvo varios testigos. Palabras más, palabras menos, «Baby» le preguntó por qué había pedido su cabeza en vez de resolver las diferencias como hombres, en una charla de café. El diálogo fue tenso. Hubo gritos e incluso algunos empujones, como se puede ver en las imágenes que se publicaron en redes sociales.
La grieta es un abismo
Es cierto que existe siempre una lucha por apropiarse de la realidad y que en ello se expresa una voluntad de poder. Pero una cosa es una interpretación que construye los hechos y otra, una interpretación que los destruye. La grieta que divide al país no es una grieta, sino algo peor: es la expresión superficial de un terremoto, el choque del futuro con el pasado.
En efecto, si bien las redes sociales democratizaron la diseminación y el acceso a la información, también crearon un universo de patologías informativas que son sistemáticamente utilizados para hacer negocios y para hacer política. Desde la venta de “seguidores” para aumentar la popularidad de usuarios hasta el bullying compulsivo y sistemático a través de identidades falsas o mercenarios informáticos.
Argentina no tiene arreglo.