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El vino tinto como remedio natural.

El vino tinto se ha promocionado a veces como un remedio natural debido a ciertos compuestos beneficiosos que se encuentran en él. Aquí hay algunos puntos clave a tener en cuenta:

Antioxidantes: El vino tinto contiene antioxidantes, como los polifenoles (como el resveratrol), que se cree que tienen efectos positivos para la salud. Los antioxidantes pueden ayudar a combatir los radicales libres y proteger contra el estrés oxidativo, que está asociado con enfermedades crónicas y el envejecimiento.

Salud cardiovascular: Se ha sugerido que el consumo moderado de vino tinto puede tener beneficios para la salud cardiovascular. Algunos estudios han indicado que los polifenoles presentes en el vino tinto pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón al mejorar la función vascular y disminuir la inflamación.

Efectos antiinflamatorios: Algunos compuestos del vino tinto pueden tener propiedades antiinflamatorias, lo que podría ser beneficioso para la salud en general. La inflamación crónica se ha relacionado con diversas enfermedades, como enfermedades cardíacas, diabetes y ciertos tipos de cáncer.

Sin embargo, es importante tener en cuenta lo siguiente:

Moderación: Si bien se ha sugerido que el consumo moderado de vino tinto puede tener beneficios para la salud, es fundamental respetar las pautas de consumo responsable de alcohol. El consumo excesivo de alcohol puede tener efectos negativos para la salud y aumentar los riesgos de enfermedades.

Individualidad: Los beneficios del vino tinto pueden variar según la persona. No todos responderán de la misma manera a los compuestos del vino tinto, y los efectos pueden depender de factores como la genética, la salud general y otros hábitos de vida.

Alternativas saludables: Si bien el vino tinto puede tener ciertos beneficios, también es importante recordar que existen otras formas de obtener antioxidantes y compuestos beneficiosos para la salud, como consumir una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y alimentos enteros.

En resumen, si se consume con moderación, el vino tinto puede formar parte de un estilo de vida saludable. Sin embargo, es importante recordar que no es un remedio universal y que los beneficios pueden variar según la persona. Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud antes de hacer cambios significativos en la dieta o el consumo de alcohol.

Por Tanja Hirschsteiner, autora del libro «Remedios Naturales» de Editorial Albatros.

El vino ha contado siempre con un significado especial para el hombre. Se lo ha asociado con el placer, con la salud y con lo sobrenatural. “El vino nos confortará y sostendrá a través de las pruebas y dificultades de esta tierra”, le dijo su padre a Noé. Guiado por estas palabras, Noé comenzó a cultivar uvas tan pronto como abandonó el arca. Según la creencia, Jesús había convertido el agua en vino. Desde la Antigüedad, se ha utilizado también para tratar diversas afecciones. Con frecuencia, se agregaban hierbas medicinales al vino para luego ser ingerido de esa manera. Esta práctica poseía un doble propósito. El alcohol del vino conservaba las hierbas y, además, le otorgaba al remedio un sabor más agradable. Hipócrito recomendó su utilización para una gran cantidad de casos: como tónico, sedante y somnífero, como desinfectante, para aliviar el dolor, los dolores de cabeza, la indigestión y para problemas cardiovasculares. Durante las últimas décadas, las investigaciones han confirmado los beneficios del vino para el corazón. Diversos estudios han demostrado una incidencia significativamente menor de enfermedades cardiovasculares entre los habitantes de los países del Mediterráneo que entre los habitantes de Europa central y del norte. Esta diferencia se ha atribuido al consumo periódico de vino tinto, como es la costumbre en las regiones del Mediterráneo. Sin embargo, el vino contiene alcohol y parece existir un límite mínimo entre las cantidades de alcohol saludables y no saludables en la dieta.

La eficacia del vino

Se han identificado más de mil sustancias químicas diferentes en diversos vinos. Cada uno es único, de acuerdo con las uvas utilizadas, la región donde fueron cultivadas y las condiciones climáticas específicas que se presentan en cada estación en particular. Las cantidades determinadas de estas sustancias y su combinación le otorgan un sabor, un color y un aroma característicos. Cada litro contiene alrededor de 100 cm3 de alcohol, además de glucosa, minerales, microelementos, vitaminas, diversos ácidos, taninos y compuestos químicos aromáticos. En particular, los vinos tintos también son ricos en antioxidantes, en especial en polifenol. Además, estos valiosos compuestos químicos pueden encontrarse en grandes cantidades en jugos de frutas y verduras. De esa forma, no son demasiado estables, pero el alcohol del vino permite conservarlos.

La protección contra ciertas enfermedades

Las personas que consumen cantidades moderadas en forma periódica no solo son menos suceptibles a sufrir enfermedades coronarias, sino también tienen, en general, una vida más prolongada que aquellos que no consumen alcohol. El alcohol ayuda a reducir los niveles de colesterol, actúa como anticoagulante y mejora la circulación. Esto aumenta el flujo de oxígeno al cerebro que puede contribuir a detener el deterioro de la función cerebral asociada con la vejez. Sin embargo, como el consumo periódico de otras bebidas alcohólicas no ejerce el mismo efecto sobre la función circulatoria, los beneficios del vino relacionados con la salud no parecen atribuirse solamente al alcohol. Es probable que se deban en gran medida a uno o más del resto de los compuestos químicos que contiene.
El vino también aumenta el apetito y ayuda a la digestión. Evita la formación de cálculos renales y parece reducir el riesgo de cáncer. Beber cantidades moderadas de vino reduce los efectos del estrés sobre los vasos sanguíneos y las células nerviosas. Disminuye además la insulina y aumenta los niveles de estrógeno en sangre.