Enviaron a juicio al hombre acusado de apuñalar y matar a dos jóvenes en la Plaza Irala

Así lo dispuso la jueza Wilma López, en base a lo solicitado por la fiscal Susana Calleja. El acusado había sido declarado inimputable, aunque luego envió una carta al Tribunal en la que admitía haber mentido por miedo a ser enjuiciado, se responsabilizaba de los crímenes y pedía ser reevaluado por los médicos.

A pedido de la titular de la Fiscalía del Distrito del barrio de La Boca, Susana Calleja, la responsable del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°38, Wilma López, elevó a juicio la investigación seguida contra Mariano Alejandro Bonetto, acusado de asesinar a Nuria Belén Couto y Natalia Grebenshchikova, e intentar matar a otro joven, en la tarde del 11 de octubre de 2016, en el interior de la Plaza Irala del barrio porteño de La Boca.

De acuerdo a la pesquisa, alrededor de las 16 de aquél día, Couto y un amigo estaban sentados en el interior de la plaza. Cantaban y tocaban la guitarra cuando se les acercó Bonetto, se sentó junto a ellos y entabló conversación. De repente, el imputado se abalanzó sobre Nuria y la apuñaló diecisiete veces con una navaja. Su amigo comenzó a gritar para pedir ayuda y para que el atacante depusiera su actitud, aunque éste también intentó apuñalarlo y comenzó a perseguirlo, con la navaja en la mano, en dirección a la calle Gualeguay. Pero Bonetto cambió de objetivo y tomó por la espalda a Grebenshchikova -quien se encontraba cerca de una fuente que tiene la plaza- y le asestó cuatro puñaladas en distintas partes del cuerpo.

Los ataques fueron presenciados por diversos testigos, algunos de los cuales asistieron a las víctimas y llamaron al SAME, mientras que otros corrieron tras el imputado –quien siempre exhibía el arma blanca- hasta que lograron rodearlo y reducirlo. Cuando la multitud se dispersó, Bonetto tenía clavada su propia navaja en la cabeza y presentaba una lesión de arma blanca en el tórax.

Tras la agresión, una pareja que se encontraba en el lugar trasladó a Nuria y a su amigo al Hospital Cosme Argerich, mientras que Natalia fue llevada hasta ese nosocomio por el SAME. Pese a los esfuerzos médicos y diversas intervenciones quirúrgicas, Couto falleció pasado el mediodía del 5 de noviembre, mientras que el deceso de Grebenshchikova se registró el 24 de ese mes.

Por su parte, Bonetto también fue derivado al Hospital Argerich, donde se le extrajo la navaja de la cabeza, para luego, el 14 de octubre, ser derivado al Hospital Santojanni donde, una semana después, se formalizó su detención.

“Inimputabilidad prematura”

Tras diversas evaluaciones psiquiátricas desarrolladas por una Junta Médica, integrada por profesionales del Cuerpo Médico Forense y peritos de parte -propuestos por la defensa de Bonetto y las dos querellas que representan a las familias de las víctimas-, la jueza Wilma López declaró a Bonetto inimputable y ordenó su detención durante 25 años en el sector correspondiente al Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PR.I.S.M.A.) del Complejo Penitenciario Federal N°1 de Ezeiza.

Tal medida fue recurrida por la fiscal Calleja y las querellas y, en enero de 2017, revocada por la Sala de Feria de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional -integrada por los jueces Carlos Alberto González y Juan Esteban Cicciaro- al considerar que el pronunciamiento era prematuro, ya que sólo se habían considerado para declarar la inimputabilidad de Bonetto “antecedentes familiares y personales referidos por el propio encausado y su grupo familiar ‘no acreditándose la veracidad’”.

Una carta reveladora

Tras haber sido sobreseído por su aparente inimputabilidad, Bonetto le envió a la jueza López una carta en la que reconoció que, por miedo a ser enjuiciado y condenado por los crímenes de las dos jóvenes, mintió durante una entrevista con los médicos que lo evaluaron.

En la misiva señaló que “lo hice porque era mi voluntad más profunda en ese momento, nada puede hacerse sin el consentimiento de uno mismo. Por lo tanto, hoy me pesa en forma de culpa el hecho de ser declarado merecedor del Artículo 34” y exigió volver a ser reevaluado por psiquiatras y psicólogos “en nombre de la justicia de una causa en la que a la luz de los hechos y del tiempo transcurrido, me siento absolutamente culpable”.

Tras ello se realizaron dos nuevas Juntas Médicas, las cuales concluyeron que Bonetto no padecía secuelas de la lesión que padeció en su cabeza. Asimismo, se entrevistó a distintas personas que dieron cuenta sobre su personalidad.

En base a esas probanzas, al presentar su requerimiento de elevación a juicio la fiscal Calleja consideró que “pese a las evaluaciones de los peritos, ninguno de los antecedentes mencionados, ni las explicaciones vertidas permite concluir con la certeza requerida durante esta etapa del proceso que, en el momento de los hechos Mariano Alejandro Bonetto no pudo comprender la criminalidad de sus actos, ni dirigir sus acciones y la única manifestación que provino de él fue una carta de su puño y letra, dirigida al Tribunal, en la que reconoció haber engañado a los profesionales para evitar ser condenado”. En tal sentido, la representante del Ministerio Público Fiscal sostuvo que “la capacidad penal es la regla y su excepción debe encontrarse inexorablemente probada” y agregó que “el juicio oral será el mejor escenario para que, en un debate amplio y público, pueda conocerse la responsabilidad penal del imputado en los sucesos que dolosamente desencadenó”.

Por ello, la fiscalía solicitó que Bonetto sea sometido a juicio oral como autor del delito de “homicidio simple consumado en perjuicio de Nuria Couto y Natalia Grebenshchikova”, al tiempo que requirió su enjuiciamiento por el homicidio simple en grado de tentativa del amigo de Couto, quien “sólo pudo salvarse de perder la vida, por haber podido esquivar las estocadas del imputado”.