Discapacidad intelectual: ¿Qué hace falta para lograr la integración?

La Fundación Rio Pinturas (www.riopinturas.org.ar), entidad de bien público
que trabaja para estimular el desarrollo de las máximas posibilidades en
personas con discapacidad intelectual, organiza desde hace ya 17 años una
gran cantidad de propuestas para lograr la integración a través del arte y el deporte.



En este sentido la entidad trabaja con tres conceptos que,
aunque están íntimamente relacionados entre sí, son diferentes: la
inclusión (que se realiza para sumar), la integración (en la que cada uno es parte del todo) y la aceptación (el aspecto más difícil de lograr, ya que implica reconocer los éxitos y fracasos personales). Por eso, para 2016 la Fundación impulsará un importante proyecto gestado y ya consolidado, que es : «Conocernos para estar mejor».

A cargo de profesionales de la institución, esta propuesta consiste en salir
a la comunidad para brindar información sobre la diversidad y la
discapacidad intelectual, con la intención de derribar mitos y prejuicios.
«Lo que buscamos es que la diversidad se naturalice», dice Marta Massimino,
Directora Pedagógica de la institución.

Pero, ¿es posible lograr en nuestra sociedad la integración de personas con
discapacidad intelectual? En tal caso, ¿qué sería necesario? En el evento
de fin de año de la Fundación, muchas personas dieron su opinión.
Para Cristina Zaragoza, Presidenta de la Fundación, se necesita un mayor
conocimiento del tema. Como ejemplo señala que recién en 1959 se pudo
demostrar que las personas con Síndrome de Down tienen 47 cromosomas (uno de
mas), y que fue entonces cuando el médico genetista Lejeune propuso la
denominación alternativa de “trisomía 21”. Pero además postula que es
necesario aceptar al otro. «Tenemos que ver a todos, como personas tal como
nosotros mismos. Todos somos seres humanos, y por ende todos somos
diferentes» Sin embargo, también opina que en estos 17 años se nota una
diferencia para bien, a menos en relación con el Síndrome de Down.

Para Ignacio Floridi, uno de los profesionales que forma parte de este
proyecto de la institución, la integración es posible. «Hay que animarse,
saltar ese umbral», dice. Opina que si la gente no se anima a acercarse al
otro pueden surgir temores, fantasías o prejuicios. “Por eso la Fundación
Río Pinturas está desarrollando este programa: para que las personas puedan
informarse sobre el tema, y entender que un discapacitado intelectual es
como cualquier otra persona», remarca. Ignacio entiende que para algunas
personas pueda ser difícil. «En mi caso quizá es más sencillo porque hace 10
años que trabajo en el tema de la discapacidad y es parte de mi vida, pero
sé que para muchas personas es trabajoso aceptar las cosas. Es un desafío
personal que lo hace interesante», comenta. Sin embargo, rescata que en la
última década vio muchos cambios a nivel social. «Se han realizado muchos
programas de inclusión, de integración. Y algo muy positivo es que antes se
hacían eventos solamente para las personas con discapacidad. Pero cuando se
empezó a pensar en la integración y la inclusión, comenzaron a unirse las
personas con y sin discapacidades. Esa interacción permite realizar una
verdadera integración, porque sino seguimos sectorizando, y creo que
trabajando desde la discapacidad tenemos que incluirnos también nosotros»,
opina.

Por su parte Fernando Granata, del Rotary Club de Martínez, asegura que
incluirse en la comunidad es posible. «Ese es un aspecto del que nos
ocupamos muchísimas ONGs de distintas maneras, y es el trabajo que está
haciendo la Fundación Río Pinturas desde hace tantísimos años». Recordó los
distintos aniversarios de la institución, en los que fue interiorizándose
sobre los trabajos que realizaba la entidad y la evolución de los jóvenes
concurrentes. «Somos todos iguales ante los ojos de Dios, pero el ser
humano reacciona de distintas maneras frente a las cosas, y es cierto que
todo el mundo debería conocerse más. Eso ayudaría a la integración», opina.

Un joven, Axel Greene, voluntario en la Fundación, cuenta sus experiencias
con personas que tienen Síndrome de Down. «Hace unos años trabajé en las
Olimpiadas especiales, en un campamento. Y desde que descubrí lo que es este mundo me encanta colaborar. Lo confirmé durante este año, en que fui
voluntario». Axel está armando un proyecto en su colegio porque acaricia la
idea de que algún día se pueda lograr la integración, y cree que se tiene
que realizar desde los primeros pasos. «Desde la primaria, porque luego se
dificulta más. Pero pienso que la integración está en uno, porque los
jóvenes con discapacidad son muy sociables y amigables, para ellos no hay
diferencias. Entonces… tenemos que cambiar la mirada nosotros».
Y una colaboradora, Eva Liberatta, cree que nada es imposible. «Lo hacemos
difícil pero no lo es. Lo que haría falta es abrirse más al otro: la
integración surge a partir de la comunicación».

«Para lograr la integración sólo hace falta querer hacerlo», asegura una
joven asistente, Daniela. «Tener la voluntad de aceptarnos los unos a los
otros, cambiar desde adentro. A veces hay prejuicio, desconocimiento y
miedos. El prejuicio es una reflexión anticipada que en la mayoría de los
casos es incorrecta. Esto ocurre porque vemos las diferencias físicas… y
no buscamos el interior», concluye.

Aunque todavía falta un largo camino por recorrer, los entrevistados
coinciden en que la percepción de la discapacidad se fue modificando en los
últimos años, y que la anhelada integración cada vez está un poco mas cerca.
Sin duda hacen falta más información, perder los miedos, abrirse,
comunicarse y entenderse más … pero fundamentalmente, hay que tener la
voluntad de aceptar al otro.

Es importante señalar que todos estos aspectos son los mismos que se
necesitan para sostener una buena convivencia entre todos los seres humanos, sin distinción de ningún tipo. Para crecer como sociedad mas humana, justa e igualitaria, debemos seguir trabajando en ese sentido. Hacia allá vamos.