Palermo Italia
Historias de árabes y normandos, esplendor
barroco y art nouveau.
La capital de Sicilia encierra en sus calles aventuras
milenarias. Sus palacios ocultan magníficos
mosaicos; sus mercados, los mejores aromas mediterráneos:
déjate atrapar por su decadentismo lleno
de nostalgia y por la alegría de vivir
de sus gentes.
Cualquier época del año es buena
para escaparse a Palermo, aunque la primavera
y el otoño son las estaciones ideales.
No necesito pedir a Luca el parte meteorológico
de su tierra; recuerdo a la perfección
su llegada a Milán para estudiar Ciencias
Políticas y de cómo le tuve que
acompañar a adquirir un abrigo, prenda
desconocida en el sur de Italia.
Meto en la maleta prendas frescas y calzado cómodo
para patearme la ciudad y un jersey de algodón
para las noches. La emoción me embarga,
aún a pesar de no haber vuelo directo.
Hago escala en Roma y un avión de Alitalia
me traslada en 60 minutos a Palermo. Ya me avisó,
la llegada sería espectacular y así
fue.
El avión parecía que, por un instante,
aterrizaría en el mar. El aeropuerto, se
llama Falcone Borsellino, es muy pequeño
y debe su nombre a dos jueces asesinados por la
mafia en 1992. A Luca no le gusta oír hablar
de la mafia: le pone de los nervios.
Fundada por los fenicios en la fertil Conca d'Ora,
Palermo está rodeada de un mar que resplandece
tanto como los maravillosos ejemplos de arte árabe
y normando que convierten a esta ciudad en uno
de los centros históricos, artísticos
y culturales más interesantes del sur de
Italia
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Origen de Palermo
Por supuesto que existen diferentes versiones sobre el origen
del nombre de nuestro barrio. Algunos dicen que se debe a que
existía en nuestras calles una especie de oratorio de
veneración a San Benito de Palermo.
Otros señalan que la dueña
de las primeras tierras de este barrio le había puesto
Palermo a un arroyo que las surcaba y que evocaban sus viajes
por Sicilia.
De cualquier forma, sea de manera indirecta o directa, todos
los dedos apuntan a la capital de esa isla italiana que hoy
tiene unos setecientos mil habitantes. Lo que no muchos saben
es que la palabra Palermo es derivada del griego Panormus y
que literalmente significa "todo puerto".
Probablemente haya sido fundada por los
fenicios, es cierto, pero su verdadero esplendor fue bajo dominación
griega. A partir de allí esta hermosa capital padeció
alzas y bajas bajo la dominación romana y luego la musulmana.
Los árabes la transformaron en un epicentro del Mediterráneo.
Pero en el año 1072 fue conquistada por los normandos.
Dos siglos más tarde el Emperador Federico II de Suabia,
más conocido como Barbarroja, la convirtió en
un centro cultural. Y así Palermo fue sufriendo diversos
procesos como la dominación española, la austriaca,
hasta que recién hacia 1860, por iniciativa de Garibaldi,
fue anexada al Reino de Italia. Si, no es casualidad que la
estatua de este prócer republicano, luzca orgullosa en
el que quizás sea el epicentro de nuestro barrio de Palermo:
la Plaza Italia.
Muchos monumentos históricos tiene la capital siciliana.
Su majestuosa catedral, construida por iniciativa del Arzobispo
Gualtiero Offamilio. Y la Iglesia de San Giovanni degli Eremiti,
que aún muestra un típico estilo normando.
El Palazzo Reale, también de estilo
normando, alberga hoy el funcionamiento del parlamento. Sin
dejar de mencionar el Teatro Máximo, uno de los más
encumbrados de Europa. Muchos hombres de letras mencionaron
a Palermo entre sus trabajos entre ellos ni más ni menos
que Dante, Tetrarca, D´Annunzio y Goethe, que la describió
como "tierra indudablemente bella".
Haciendo honor a Goethe, entonces, nuestro barrio de Palermo,
debe conservar esa misma belleza. Tratemos de mantenerlo limpio
y ordenado. Y exijamos a las autoridades electas que colaboren
en esta tarea.