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Museo Eduardo Sívori, la destrucción de una obra emblemática

El GCBA a través de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico dependiente del Ministerio de Cultura está desnaturalizando la arquitectura del prestigioso museo con la excusa de ampliar y modernizar sus instalaciones. El proyecto, que nunca fue publicado ni cuenta con autorizaciones de controles para intervenir edificios de valor patrimonial contradice el espíritu de la obra original.

Los antecedentes

A mediados de los años 90 se le encarga a la Dirección General de Arquitectura de la Municipalidad la Ciudad de Buenos Aires la realización del Proyecto y Ejecución de Obra de la Nueva sede del Museo Municipal de Artes Plásticas Eduardo Sívori, museo que hasta ese momento no contaba con una sede propia y funcionaba transitoriamente en un piso alto del Centro Cultural San Martín.

La nueva sede debía, por un lado, recuperar un antiguo edificio muy deteriorado (ubicado en la zona de los Rosedales de Palermo conocido como “Hostal de Ciervo”) más la creación de un área nueva para responder a la totalidad del programa de necesidades.

Las premisas

1- Dada la relevancia del edificio existente, el cual constituye una referencia urbana y un lugar tradicional en la memoria colectiva de todos los habitantes de la ciudad es que se toma la decisión de conservar esa imagen original sin nuevos elementos arquitectónicos que compitan o entren en contradicción con este.

2- La condición excepcional de localizar un museo de arte en medio de un parque alimenta la idea de integración de ambos elementos. La manifestación artística en convivencia con el paisaje natural.

El proyecto

En consonancia con las premisas adoptadas es que se planteo un gran patio de esculturas aprovechando un majestuoso arbolado existente, este patio contenido perimetralmente por una construcción baja con programas destinados al uso público, Salas de exposición , amplios recorridos con esculturas, tienda, cafetería, todos ellos con la estrategia de generar una gran actividad humana en torno a este lugar y así convertirlo en el espacio protagónico del museo.

La ubicación de la obra nueva se subordina al carácter emblemático del chalet normando original, retirándose a un segundo plano, más bajo, semioculto bajo la tupida arboleda, con un color neutro, (prácticamente no es visible desde el exterior), todo esto en función de evitar alteraciones visuales al paisaje preexistente.

Los materiales utilizados para la obra nueva son mínimos, bloques de cemento, hormigón visto, vidrieras de cristal templado sin carpinterías metálicas, solados de cemento alisado in situ, ausencia de cielorrasos, ausencia de revoques y revestimientos, los materiales utilizados están dentro de los grises cementicios como soporte neutro para el color de las obras de arte y el vivo color de la vegetación exterior. Es de resaltar que los materiales del exterior son los mismos que los del interior permitiendo una gran continuidad espacial interior-exterior presente en todo el conjunto. Es así que recorriendo el museo siempre se tiene la sensación de estar adentro y afuera a un mismo tiempo.

Premios

El Museo a poco de su inauguración recibió el Premio Bienal de Arquitectura en 1996, otorgado en conjunto por las dos entidades mas prestigiosas del país, la Sociedad Central de Arquitectos y el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo.

El Museo también fue considerado en 2006 por la Universidad de Palermo entre las 10 mejores obras de la década.

El Museo es permanentemente tomado como material de consulta e investigación por las cátedras de diseño arquitectónico de las facultades de arquitectura del país. Es así como se puede observar a profesores y alumnos caminando, analizando y dibujando la obra para luego desarrollar sus propios proyectos académicos.

La percepción del público

La obra es percibida por el público como un lugar ameno, permeable, muy integrado al parque donde se rompe esa barrera entre lo hermético que suelen ser los museos y el visitante no especializado. El patio de esculturas con su cafetería en un rincón es regularmente visitado por su gran escala, su arboleda, el canto de las aves, su arquitectura y sus esculturas, todo combinado en un fino equilibrio, haciendo que el visitante este al mismo tiempo en un museo y en un parque. Este lugar cuenta con el particular aprecio de los arquitectos, especialistas como así también del público en general.

Publicaciones

Revista SUMMA

Revista ARKINKA, entre otras.

Patrimonio arquitectónico

El Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori se encuentra en la base de datos de edificios de valor patrimonial como así también esta emplazado en el área de protección histórica (APH) Parque Tres de Febrero. Ver Procedencia: Inventario 21-135-B

Las obras actuales del GCBA

Hoy nos encontramos con una profunda tristeza al ver como con el argumento de ampliar y modernizar el complejo se están destruyendo sistemáticamente todos los valores antes descriptos. Ideas que fueron centrales en el proyecto original como la continuidad de materiales entre exterior e interior (ver fotos) a partir del uso del bloque de cemento como material único es destruido a partir del forrado interior de los muros mediante el uso de placas de yeso pintadas de blanco con el solo argumento de que es lo que se estila actualmente. Argumento muy relativo en función de la gran cantidad de museos similares donde se utiliza el color dentro de sus salas.

Se demuele el hall de acceso, (se trata de una estructura metálica vidriada al modo de un gran jardín de invierno que es original de una intervención anterior y que presenta un diseño muy cuidado), con el infantil argumento de que tiene goteras.

Se construye una confitería al costado del nuevo acceso y sobre el frente, compitiendo negativamente con el edificio original y el entorno. Se argumento que de esta forma se potenciaría sus posibilidades comerciales y un uso más independiente respecto del museo. A criterio nuestro es un mal emplazamiento ya que equipara la importancia del museo con una confitería. Por el contrario entendemos que el programa central debe ser el museo y la cafetería un programa de segundo orden, complementario al museo más allá de su potencial comercial ya que a nuestro entender es un servicio. La creación de esta nueva confitería exterior implica la desaparición de la actual cafetería ubicada en el patio de esculturas donde cumple un rol irreemplazable.

Se construye sobre el edificio existente un nuevo piso para aumentar superficie de exposición. Esta intervención altera la escala del patio de esculturas, las proporciones de los volúmenes, la materialidad, los usos actuales, incluso la salud de algunos árboles ubicados en patios. Sin embargo existen otras alternativas para lograr ese aumento del área de exposición reciclando el edificio existente tomando superficies de depósitos para convertirlos en salas. De esta forma se concentra en un solo cuerpo el material a exponer haciendo más sencilla su conservación y seguridad.

También nos llama la atención que el proyecto con el que se están haciendo los trabajos no fue publicado en ningún medio, no fueron consultados los profesionales que realizaron el proyecto del museo, no recorrió el camino de las autorizaciones obligatorias para edificios catalogados como patrimonio arquitectónico, no hay referencias en los boletines oficiales del GCBA, no se realizaron licitaciones publicas, todo manejado como el más oculto secreto.

Por último entendemos que los edificios deben admitir cambios, ampliaciones, modificaciones necesarios para mejorar su servicio sin que esto represente la destrucción de los valores preexistentes, que en el caso de este museo son valores más que reconocidos.

Sin otro particular los saludamos atentamente,

Arq.Jorge Laciana(ex Director de la Dirección General de Arquitectura y Arq. Liliana Guerrero (ex Jefa de Proyectos/ planta permanente).


DATOS HISTORICOS / TIPOLOGICOS / TECNICO – CONSTRUCTIVOS

Es una de las construcciones originales del Parque, inagurado en 1918 como Tambo Modelo y que posteriormente funcionó como confitería. En 1982 las Arquitectos Urgell-Fazio y Hampton, Hernaez como arquitectos asociados ejecutaron un proyecto de refuncionalización y ampliación jerarquizando el edificio original de 1918. Buscando la integración con el entorno para su diseño se adoptó la tipología del antiguo invernadero, con terrazas adyacentes y una glorieta contigua delimitada por una baranda de entramados de madera y pérgola de jazmines. Se agregó así un elemento nuevo, tipo jardín de invierno, realizado en perfilería de hierro sin alterar el volumen del edificio original y buscando a través de la transparencia una visión del lago del Rosedal.

Actualmente funciona el Museo Sívori, cuya ampliación realiza la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en 1995.
esta última ampliación, dado el cambio de uso, fue mayor ya que se agregaron salas y depósitos para las obras del museo, de todas formas se ha respetado el carácter original del edificio ya que las partes agregadas tienen un claro lenguaje contemporáneo. Los muros fueron realizados con bloques de cemento, dando un acabado lo suficientemente neutro de manera que no compite esta nueva arquitectura con la preexistente, es destacable la ubicación de las carpinterías de vidrios fijos a tope que reiteran la presencia del exterior con sus frondosos árboles en toda la planta baja. La construcción metálica de 1982 pasó a ser el hall del nuevo museo y la terraza exterior se ha convertido en un ámbito de exposición de esculturas.

El edificio primitivo donde funcionan salas de exposición en planta baja y las oficinas del museo en el primer piso, mantiene sus características originales.
Fuente: FADU – UBA

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Contundente movilización de los artistas al Museo Sivori
Posted on 13 marzo, 2017 by Palermonline