Causa Encubrimiento AMIA: entrevista exclusiva a la Dra. Mariana Stilman

Desde su renuncia como representante de la querella del Ministerio de Justicia de la Nación en la Unidad AMIA, la Dra. Mariana Stilman no ha concedido entrevistas. Nueva Sión tuvo acceso a ella para poder conversar acerca del juicio que se está llevando a cabo en los Tribunales de Comodoro Py. El encuentro se concretó el mismo día en que se conmemoró el 24º Aniversario del Atentado a la Sede AMIA y luego de que las querellas presentaran sus alegatos y pedidos de condena frente al Tribunal Oral Federal Número 2.

La Dra. Stilman se alejó de la causa tras las intervenciones y presiones recibidas por el ministro de Justicia, Germán Garavano, en relación al alegato de la Unidad AMIA. Se sabe que se pidió que se baje el perfil de la querella, en particular en la acusación a los exfiscales Eamon Müllen y José Barbaccia.

La Dra. Stilman es la abogada de confianza de la diputada nacional Elisa Carrió, quien salió a respaldarla con un comunicado firmado por la Coalición Cívica en donde se incluía la siguiente frase: «No formamos parte ni del amiguismo, ni del nepotismo, ni de encubrimiento judicial alguno».

Por Manuel Beer

-¿Qué es la justicia para vos?
-En la facultad te enseñan que es una manera que el Estado componga entre los particulares o entre los particulares y el centro del poder. Para mí la justicia es un valor, pero que hoy claramente está en crisis. Me parece que lo perfecto como todo lo humano no existe, pero la Justicia lo que tiene que hacer es tender a proteger a los más vulnerables, a garantizar libertades, a garantizar una distribución justa. Digamos a sostener en una sociedad o en donde interactúan un conjunto de personas y un conjunto de intereses a sostener una vida un poco más parecida a lo que se dice como un contrato social en donde el hombre termina siendo más bueno que malo, contrariamente a Hobbes. Hoy por hoy, la Justicia está muy devaluada así que es muy difícil tener un parámetro muy ideal. Pero lo mínimo es tratar de balancear dentro de los conflictos que naturalmente surgen en todos los grupos humanos. Para mí es un servicio, es un servicio público básicamente, pero con un alto contenido de valores que tiene que sostener. No es sólo el Derecho, no es sólo una institución, es un valor humano.

-¿Se puede pensar en una democracia con una Justicia devaluada?
-De hecho creo que somos una democracia con una Justicia muy devaluada. Pero si vamos a lo que buscas en el valor democracia, me parece que justamente una de las patas principales, sino la principal para que un gobierno democrático y republicano pueda funcionar, es la Justicia. Sin justicia no hay salud, sin justicia no hay educación, sin justicia no hay libertades, sin justicia no hay redistribución del ingreso. Me parece que es la pata fundamental, por eso claramente, es la profesión que elegí, porque que está ligada a eso.

-Me parece que estás leyendo mi cuestionario ya que la siguiente pregunta es: ¿Por qué decidiste ser abogada?
-Porque me pareció que el valor de la justicia es fundamental. O sea, siempre fui típica la justiciera, en la secundaria me decían: “Uy, ya saltó defensora de pobres y ausentes”. Mi abuelo, que era abogado, pero falleció pensando que yo iba a ser poetisa y pediatra, nada que ver… pero la vida me fue llevando, digamos a que mi amor era hacia eso, hacia lograr que en los grandes o pequeños conflictos el valor de la justicia estuviera presente.

-¿Seguís escribiendo poesía o no?
-No. Debería retomar.
-Quizás te dé más satisfacción volver a la escribir poesía que la Justicia o redactar escritos judiciales…
-La verdad que sí (risas). Mirá, yo durante los últimos quince años de profesión he tomado diferentes ramas y me hace sufrir mucho el ejercicio de la profesión, pero me doy cuenta que es algo que llevo en el alma porque no puedo dejar amarla, porque no puedo dejar ejercerla y porque también muchas veces me ha dado satisfacciones enormes.
-Hemos intentado coordinar nuestra entrevista hace unas semanas y ambos tuvimos dificultades para poder coincidir en una fecha; y paradójicamente nos encontramos el 18 de de julio, ¿qué simbólico no?
-Así es, no es casualidad….
-¿Por qué creés que no hubo avances significativos en la llamada “Causa principal AMIA”?
-Yo no tengo el primer recorrido de la causa porque en esa época era estudiante y no estudié la causa del Atentando en sí, pero claramente que la contaminación de la política desde el principio atentó en la causa, y esto se demuestra en el juicio de encubrimiento. Son intereses políticos atravesando y dirigiendo la investigación, y claramente cuando no hay independencia judicial no se puede investigar, no se puede llegar a la verdad.
-¿Por qué creés que se tardó tanto en dar comienzo al llamado “Juicio por encubrimiento AMIA”? ¿Por los mismos motivos?
-Sí, yo creo que sí. En el juicio por encubrimiento se ven muchas cuestiones, se ven internas entre todas las fuerzas, se ve el Poder Ejecutivo desde el día dos interviniendo, y manejando al juez. Se ve un juez que en vez de hacer una actividad jurisdiccional hizo política. El Poder Ejecutivo se entromete todo el tiempo porque, no sólo a través de operadores políticos, sino a través del manejo de la ex SIDE, la Agencia de Investigación. Eso en un momento. Lo que yo creo que pasó es que se encontraron, como siempre pasa en los 18 de julio, que son fechas clave, que había que demostrar que pasaba algo, y no se podía demostrar que habían avanzado en algo porque se encontraban totalmente estancados con una línea de investigación que había sido dirigida por el Ejecutivo, y entonces ahí, me parece, que la desesperación, el hacer “como que” y hacer política y no ejercer la jurisdicción fue lo que hizo que se investigara, que se trabara y que se eternizara una investigación cuando siempre son los primeros años los que marcan el éxito o el fracaso de una investigación.
-¿Qué rol ocupa el Juicio por Encubrimiento en la causa AMIA en general?
-Creo que tiene mucha importancia. Porque justamente la línea muerta o casi muerta del atentado principal, es la consecuencia de la actuación de estos operadores judiciales y políticos, que hicieron que no se pudiera llegar a la verdad y a los responsables, más allá de la colaboración o no internacional y de lo dificultoso de la tarea y de la falta de preparación de la Argentina. Ahí hubo algo mucho peor, no hubo impericia como muchos dicen, incluso en el juicio lo que se ve es esto, al juez Galeano o a los exfiscales diciendo: “(…) bueno, éramos jóvenes, no teníamos computadoras…”. Bueno, pero cuando querían tenían el Tango 01, cuando querían tenían un montón de beneficios; pero el tema ahí es, claramente, como no fue una omisión por negligencia como te decía, sino que hubo una intención de ocultar, una intención de no avanzar hacia ciertas líneas. Una intención de tener una respuesta en una determinada fecha y con un determinado enemigo señalado. Hubo cuestiones extra causa que la contaminaron.

-¿Qué hallazgos interesantes encontraste durante tu función pública como querellante en representación del Ministerio de Justicia en la Causa Encubrimiento?

-A mí me confirmó el rol nefasto de la Agencia de Inteligencia, el rol nefasto de este poder detrás del poder, del poder oculto. La contaminación y las relaciones espurias entre el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y la Agencia de Investigación, la SIDE, la AFI o como quieras llamarla. Me parece que eso es absolutamente incompatible con el Estado de Derecho, con una democracia, con una República. Me parece que lo padecimos y que va a pasar mucho para dejar que eso ocurra, que es muy peligroso, que es poner en manos de gente que no sabemos quién es, ni quién la designó, ni qué responsabilidad tiene, con ningún nivel de rendición de cuentas, decisiones fundamentales del Estado. De gente que tiene “licencia para matar”, para espiar, para comprar información, para plantar pruebas truchas. Por eso para mí es un elemento muy peligroso que se utiliza para lo que no se debe utilizar.

-¿Esto lo decís en relación a los imputados o de manera general?
-Lo vi en la Causa AMIA y me pareció que es una manera de funcionar que se extiende y extendió hacia muchos casos, hacía muchas causas, y es quizás por eso que muchas causas de alto peso en toda la historia de la Argentina no han tenido una resolución feliz, por este tipo de manejo del poder detrás del poder.
-Basándote en tu conocimiento acerca de la Causa encubrimiento, ¿considerás que todos los imputados tienen un cierto grado de culpabilidad?
-Sí, sí, yo creo que sí. Creo que se demostró en el juicio. O sea, no es que creo, pienso y estoy convencida que en el juicio de encubrimiento se demostró la responsabilidad de todos y cada uno de los imputados, cada uno en su rol. Incluso, algo que hablamos antes de comenzar la entrevista, que en la causa de encubrimiento, cuando yo ingresé y la empecé a ver, me parecía que desde la técnica jurídica le faltaban elementos, que había conductas incluso más reprochables de los imputados que no habían sido elevadas a juicio. Imputados que aún no estaban en etapa de juicio como los secretarios o exsecretarios como Corach, que habían tenido distinta suerte en la etapa de instrucción y que no habían sido elevados, y una desde la técnica jurídica decía esto es poco prolijo. O por ejemplo la participación del exjuez de casación Domínguez, quien falleció mientras se celebraba el juicio oral por encubrimiento y poco tiempo después de haberse terminado la instrucción en su causa; lo que dificultó incluso hasta la llevanza del juicio, porque muchas cosas no se podían preguntar, porque ellos no eran ni imputados ni testigos en este juicio de instrucción, porque debía esperarse a que su causa se elevara a juicio por separado, aunque se tratara del mismo hecho. Pero la verdad es que por la complejidad del tema y por las dificultades que ha tenido la causa para poder avanzar en todo este tiempo, entiendo que de alguna manera se elevó lo que se pudo. Pero quedó mucha, mucha tinta en el tintero, lo que ocurrió es peor incluso de lo que se ve en el juicio Encubrimiento.

-¿En relación a las penas pedidas por las querellas, con cuál te sentís en estos momentos más identificada? (NdR: ver detalle acá).

-Coincido en términos generales con la mayoría con la acusación de la UFI AMIA y de Memoria Activa, que son las que más estoy al tanto, y coincido en la acusación de Jorge Palacios, o sea que ahí disiento con la línea de acusación de la fiscalía y coincido más con la de Memoria Activa. Después, las penas más o menos fueron un poco más duras en el pedido siempre de las querellas vinculadas a familiares de las víctimas. Pero la cantidad de pena no es un tema que a mí me quite el sueño. Sí tiene que ser una pena lo suficientemente importante de acuerdo a la importancia del hecho y de la importancia del bien jurídico protegido. Pero no es un tema que… en fin, no me da ahora para hacer cuentas. En su momento hice alguna cuenta y alguna había quedado medio baja como las de la UFI AMIA, pero bueno, hay circunstancias, atenuantes y demás, no sé qué habrán evaluado ellos. No me gustaría decir esta está bien, esta está mal, pero lo que siento en general, es que todos tenían que ser acusados y me parece que estaban todos con elementos suficientes para ser acusados.

-¿Creés que los diversos gobiernos que se sucedieron en Argentina desde 1994 hasta la actualidad manipulan la causa AMIA según sus conveniencias políticas?
-No puedo decir que todos los gobiernos manipulen o manipularon la causa. Lo que sí puedo decir sobre esta cuestión es que existen muchos intereses políticos, que en diferentes etapas generaron determinadas consecuencias. Como en la Causa Encubrimiento, donde se ve mucho la etapa de Menem, del menemismo, funcionarios de alto nivel interviniendo a través de la SIDE y demás. Después, en otra etapa, yo no sé qué pasó pero debe haber habido algún tipo de desinterés o de total abandono y una plancha total por parte del Poder Judicial. Siempre hay, para mí, más que manipulación del gobierno en sí, la hay de estos factores de poder que van rotando, y donde van habiendo internas. Por ejemplo, entre la Policía Federal y la Policía de la Provincia de Buenos Aires; una interna en donde en un período la Policía Federal está un poco mejor posicionada, y en otro período está mejor la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Y eso va generando cambios, que en la época, por ejemplo, en la que se hizo el primer juicio oral por la pista local del Atentado, quizás estos policías bonaerenses que habían sido acusados, porque la verdad que tenían sobre sus espaldas un montón de delitos ajenos al Atentado, y por los cuales aún no han sido juzgados todavía, sigue dando vueltas toda esta cuestión. Habían caído en desgracia y eran chivo expiatorio ideal para adosarles esta causa. Después, en el momento que se hizo ese primer juicio oral en que se declaró la nulidad de todo lo actuado, por ahí, si no hubiese cambiado la situación, porque, claro, en el gobierno estaba Duhalde, entonces tal vez, si esto no hubiese ocurrido, hasta por ahí no se hubiese descubierto que eran inocentes; a veces incluso hasta el poder o la circunstancia política beneficia a que salgan a la luz determinadas cuestiones. Pero ese es el problema, lo que tendría que lograrse es justamente que se independice, que no dependa de quién está a la cabeza del Poder Ejecutivo para que el Poder Judicial pueda hacer su trabajo, sin depender de la presión política básicamente.

-La famosa independencia de los poderes…
-La independencia de los poderes es eso básicamente. Me acuerdo que hay una nota de Página12 acerca de esta discusión, que si era cierta la pista de la Policía Bonaerense o si fue algo creado, si fue espontáneo, si realmente Telledín hizo o no el croquis, o si se lo inventó Riva Aramayo, y todo lo demás. Esta discusión que se hace en el juicio es como los medios periodísticos ya adelantaban, que había un interés y que incluso había operadores judiciales que se negaban a seguir esa línea y que iban a tener conversaciones. Hay otra nota que dice que el gobierno iba a hacer cambiar de parecer al juez y a los fiscales de la causa, y claramente después toman una tesitura alineada con lo que fue la denominada “pista policial”. Entonces te das cuenta que hasta en los registros de la época aparece esa cuestión de que en ese momento “la maldita policía” vendía mucho, y era muy creíble para la sociedad que estos delincuentes estuvieran involucrados, y cayeron todos. Es decir, todos compraron la pista policial. Ese es el riego. Nosotros tenemos un Poder Judicial que supuestamente es el que tiene que estar menos contaminado con el poder de turno. La cuestión de la estabilidad tiene que ver con eso, con que no sean de un determinado color para que puedan abstraerse de esa circunstancia y fallar conforme a eso. Si bien es un poco ingenuo pensar que no van a estar contaminados de ninguna ideología, ni de ningún posicionamiento, ni de la opinión pública y demás, los jueces tienen obligatoriamente que abstraerse y seguir conforme a derecho. Es decir, tienen que obrar conforme a las pruebas, no pueden influenciar de tal manera que terminen acusando sin pruebas o absolviendo cuando hay un montón de elementos de prueba que dicen lo contrario. Este es el mayor desafío de la Justicia, abstraerse un poco más. El sistema perfecto no existe, las presiones van a existir siempre, porque el que tiene el poder va a tender a hacerlo, la cuestión es si el otro es permeable o no, si es receptivo o no. Es decir, si baja la cabeza y hace como Galeano y arma una causa y le paga a un imputado para que declare o dice: “Un momentito, esta es mi causa, voy a investigar la pista, pero es mi causa”. La independencia del Poder Judicial vuelve en cada una de las respuestas a señalar en dónde se está fallando.

-¿Creés que la Justicia puede investigarse a sí misma cómo es en caso de la Causa de Encubrimiento?
-Y, es difícil. Es difícil. Yo veo dos cuestiones. Veo o temo que los jueces se vean sentados en ese lugar, en ese mismo banquillo. Por ejemplo, yo veía al Tribunal y pensaba: “Los jueces se deben estar viendo sentados en ese banquillo por cualquier error que puedan cometer”. Por el otro lado, si yo intento ponerme en el lugar del Tribunal, pensando lo que yo sentía, yo sentiría que no puede ser que esta persona que está sentada ahí como uno de los acusados represente los valores de la justicia. No hablo de una pena ejemplificadora, pero sí creo que ellos tendrían que tener en claro que el exjuez que estaba sentado allí tendría que actuar de la misma manera que ellos supuestamente actuarían, es decir, que si ellos sienten que tienen que actuar a derecho, tienen que saber reprocharle al juez que no lo hizo, porque de alguna manera deslegitima a todo el Poder Judicial. Esos jueces que no fallan a derecho y que son contaminados y no son independientes, deslegitiman a toda la Justicia. Hay un montón de jueces que hacen bien su trabajo, que saben poner los límites, y entonces creo que si es el caso de los jueces del Tribunal, deberían pensar que no está nada bien que absuelvan a un juez por haber hecho lo que hizo o lo que yo entiendo que hizo Galeano. Creo que esa autorreferencia está todo el tiempo. Que puede ser negativa en el caso en que los jueces se sientan identificados, o positiva en el caso que los jueces tengan claro cuál es su función y que sepan que el desarrollo del rol de juez de la manera que lo hizo Galeano es reprochable y se lo tienen que hacer pagar con una condena.

– ¿Seguís creyendo que va a haber justicia alguna vez en la Argentina?
-La esperanza es lo último que se pierde. Todavía me considero una persona joven y todavía no me estoy dedicando a otra actividad que sea fuera de la Justicia. Tengo esperanza, confío, tengo ganas de que sea así porque tengo un hijo pequeño, por lo cual, si perdiera esa esperanza, me quedaría irme a otro lugar o no sé… Creo que es posible que no sea perfecta, pero depende de todos. Depende hasta de la mirada del afuera, de cada uno, de lo que cada uno haga, en lo chiquito que haga cada uno. Y depende también de comprometerse en la responsabilidad que uno tiene y de no cesar en los valores. Trato de actuar así en mi vida y en mi profesión, y hay un montón de profesionales del derecho que conozco que hacen lo mismo. Eso me da esperanzas.

Fuente: Nueva Sión