Adicciones. Los jóvenes, más que nuestro futuro nuestro presente. Columna de Eugenio Casielles.

Para darnos una idea, solo la División de Toxicología del Hospital Fernández atendió en el 2015 alrededor de 2.000 consultas de urgencia por intoxicación con sustancias psicoactivas: 880 por bebidas alcohólicas, 226 por cocaína, 59 por derivados opioides, como la morfina y la heroína, 57 por benzodiacepinas, como los ansiolíticos, 54 por “paco” y 14 por éxtasis. Según una encuesta realizada ese mismo año por el gobierno de la ciudad a alumnos de escuelas medias, el 66% afirmó haber consumido drogas legales, es decir, alcohol y tabaco, y el 23% sustancias ilegales, prevaleciendo el consumo de marihuana, como también el de cocaína. Según los datos oficiales, proporciones cada vez más grandes de adolescentes consumen estas sustancias que tienen fuertes implicancias sobre el uso problemático o los problemas de dependencia, lo cual es realmente alarmante. Cuando este consumo se hace una necesidad, es donde encontramos el flagelo de la adicción.



Conocemos el problema, somos conscientes de la situación, ahora bien… ¿La solución a semejante asunto? Podríamos resumirla en realizar acciones preventivas, y no así represivas, para combatir tanto la venta de drogas en barrios y escuelas, como también su consumo problemático. Por otra parte, es esencial comprender que ciertas situaciones traumáticas durante la infancia y la adolescencia, como el abandono, el maltrato físico, también influyen positivamente sobre esta probabilidad, tanto en la dependencia de la sustancia que se trate, legal o ilegal. Es justamente en la niñez y en la adolescencia donde cada individuo se desarrolla física, emocional y cognitivamente.

En la dimensión de la salud se podrían incorporar en la Ciudad de Buenos Aires los diversos programas ya implementados por SEDRONAR, estos son de Participación y Prevención Juvenil y el Programa Nacional de Seguimiento y Reinserción Socio-Laboral. Ambos brindan asistencia técnica financiera para la implementación de programas locales preventivos, se intenta fortalecer y promover redes de jóvenes a nivel nacional comprometidos con la prevención del uso indebido de drogas, concientizando y promoviendo estilos de vida saludables entre sus pares, y por último, también se propone, a las personas que se encuentran realizando o han finalizado un tratamiento de rehabilitación, la construcción de un proyecto socio-laboral en un marco de contención institucional. Si bien ya existen programas y un órgano encargado de coordinar políticas nacionales de lucha contra las adicciones, tal como es la SEDRONAR, a partir del alza en las cifras que deslumbran dicha problemática, consideramos que, su trabajo debería ser reforzado, sobre todo aquel dirigido a los jóvenes. Desde el Gobierno de la Ciudad se podrían articular respuestas integrales a través de políticas públicas locales para la prevención de la drogadicción, la rehabilitación y la reinserción social de los jóvenes con consumo problemático, además de aumentar el control la oferta de alcohol y otras drogas.

Pensamos en un proyecto de tratamiento, prevención y generación de condiciones saludables inclinado especialmente hacia nuestros jóvenes, por medio de programas de servicios y promoción de salud, educación, cultura y deporte.

¿Como se puede hacer esto? En primer lugar, el poder ejecutivo debe incorporar una partida presupuestaria específica para su ejecución. En segundo lugar, es necesario, para llevar a cabo un proyecto efectivo pensado de manera territorial en la ciudad, en el cual se involucre a la participación de la sociedad civil, fomentando la creación de redes locales, y por esto mismo me refiero, a las escuelas, a los clubes, a las canchitas barriales, comedores, parroquias, y ni hablar de los propios hogares. Con lo cual, es indispensable la fase inicial de capacitación de dichos recursos humanos.

Hoy tenemos la necesidad urgente de proyectos que se enfoquen en la salud de nuestros jóvenes porteños. No olvidemos que los chicos constituyen uno de los principales activos de nuestra sociedad. Serán ellos, los adultos del mañana, quienes sostendrán nuestro futuro. Estamos en un punto de inflexión, gran parte las características que ese futuro tendrá, está en nuestras manos.