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Al pasto: Tomás Mendez de C5N acusó a los judíos de crear el Coronavirus, a unos pocos europeos y a Bill Gates.

Al pasto… Tomás Mendez deberá demostrar en la justicias los dichos, a Tomás Mendez le van a tirar el código penal por la cabeza. Alberto Fernández Teléfono. Mientras el mundo se enfrenta al coronavirus, los antisemitas no han perdido el ritmo. Están ocupados desplegando estereotipos horribles de antaño utilizados por los nazis para demonizar al pueblo judío y fomentar el odio. Mientras tanto, los neonazis están fomentando el odio a los judíos y musulmanes al alentar a los infectados con el coronavirus a visitar de inmediato una sinagoga o una mezquita para acelerar la enfermedad allí.

En un programa del canal de cable C5N de la Argentina, el periodista Tomás Mendez acusó a los judíos, a unos pocos europeos y a Bill Gates de la pandemia del Coronavirus en el mundo. «Esos ricos que nacieron en Israel son los dueños de tu vida», dijo.

Mala señal.

No tardó demasiado tiempo en llegar a la Argentina y aparecer en medios masivos de televisión. El periodista Tomás Méndez en su programa ADN, del canal de noticias C5N, expuso teorías conspirativas antiquísimas sobre la culpabilidad de los judíos en los males del mundo. Ya había ocurrido en pestes y otras epidemias. No le bastó vociferar conspiraciones de millonarios (judíos obviamente), sino que su discurso era de odio y no escatimó insultos.

“Es impactante cómo los ricos del mundo (unos nacidos en Estados Unidos, otros en Israel y otros de Europa) son los dueños verdaderamente (Sic) de tu vida… han generado este virus”, comenzaba su discurso.

“Los muchachos sabían qué se venía el Coronavirus. Sabían que lo habían financiado y había que insertarlo en China o en donde sea!”. Y continuó “En realidad, tenían previsto meterlo en Brasil primero y lo metieron en China”.



“Todos estos garcas (modismo argentino que significa: 1) Estafador, 2) perteneciente a la sociedad oligarca, 3) escrito sus sílabas al revés alude a traidor y estafador), estos mierdas de personas hicieron ese evento. Entre otros Bill Gates, otro de los que financia este tipo de jodas a la humanidad. Hay que preguntarle a Bill Gates ¿porqué financia éste tipo de jodas a la humanidad?, ¿quién quiere que desaparezca?, ¿qué redes humanas necesita que desaparezca?.”

Un programa de España, con el periodista Javier Esperanza, rescata una investigación que fue transmitida por la RAI ( TV Italiana) en el año 2015. En su programa, demuestra que China informó de ensayos de Coronavirus y que la RAI las transmitió en esos momentos… pero que hoy ya nadie recuerda,

“Un grupo de investigadores chinos insertan una proteína procedente de murciélagos al virus SARS provocando una pulmonía aguda en ratones y que podría afectar a los seres humanos.”

“Está confirmado en laboratorios y sirve sólo de estudio. Pero ¿Vale la pena correr el riesgo que supone crear una amenaza así sólo para poder examinarla?”.

El video de la RAI, entre otras cosas afirma: “Se sospechaba que la proteína podría traspasarse al ser humano y el experimento lo ha confirmado. El organismo modificado puede pasar directamente al hombre del murciélago sin pasar por el ratón”.

“Tras el descubrimiento, se generó mucha polémica y el gobierno de los Estados Unidos suspendió el financiamiento de éste experimento por considerarlo contagioso”.

Por último confirma que “sin embargo, el gobierno chino continuó con la investigación”.

En la web Newtral hacen mención a este programa de la RAI y comentan lo siguiente:

“El experimento que se menciona en el programa TGR Leonardo del 16 de noviembre de 2015 había sido publicado cuatro días antes en la revista científica Nature. En el artículo, se cuenta los hallazgos de una investigación que logró infectar con coronavirus de murciélago directamente a los humanos. También, que ese coronavirus relacionado con el SARS podía infectar a células humanas”.

El fragmento del vídeo difundido en la televisión italiana ha sido retomado estos días para justificar la idea de que la actual cepa del coronavirus ha sido creado en un laboratorio chino, entre otros por el ex ministro del Interior Matteo Salvini. Sin embargo, no existe evidencia científica de que la actual cepa del virus fuese creado en un laboratorio. Al contrario, la comunidad científica asegura que el SARS-CoV-2 tiene un origen natural. De hecho, el pasado 19 de febrero, la revista The Lancet publicó un comunicado en el que científicos de múltiples países condenaban las teorías de la conspiración que sugieren que el COVID-19 no tiene un origen natural.

Gran revuelo generó este programa en las redes. Alejo Schapire, periodista argentino en París escribió en si twitter: “Señores de C5N: Hasta que no se hagan cargo de esto, nunca más me llamen para nada. No es que sea muy importante, digamos que es mi granito de arena frente al antisemitismo más clásico que propagan a la hora de mayor escucha sobre el tema más escuchado”

Tuit de Alejo Schapire

Mientras, la Daia contestó con un fuerte tuit: “La de Tomás Méndez de C5N es una afirmación imbécil que solo puede formular un antisemita. La asociación de poder, tragedia y responsabilidad de los poderosos en ellas es de vieja data y al incluir a Israel en ello, sabemos de qué hablamos…”

Tuit de la Daia

Twitter se llenó de mensajes al respecto. Imposible reproducirlos todos. Unos hablan de la enorme responsabilidad de lo realizado por Tomás Méndez y la necesidad de sanciones urgentes.

Lo interesante es que el Coronavirus no distigue gargantas.

El Coronavirus golpeó a la comunidad judía Argentina: falleció el Rab Gabriel Yabra Z»L

Permaneció internado en el Hospital Agote de la Ciudad de Buenos Aires hasta su deceso. Con 55 años, era Supervisor y Certificador de alimentos y medicamentos Kasher. Familiares cercanos a él estarían contagiados y circula la versión que su madre pudo haberlo contagiado luego de haber estado con una persona del exterior.

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Los dichos de Tomás Méndez en C5N: antisemitismo y judeofobia
Descargo del INADI ante los comentarios discriminatorios del periodista.

Sabidas y escuchadas hasta el cansancio en estas últimas semanas son las teorías conspirativas que señalan a las grandes potencias del mundo como las creadoras del virus COVID-19 con el objetivo explícito de generar la pandemia que hoy nos azota y así producir un re-ordenamiento global que permita la dominación del planeta: una nueva dominación que se extenderá desde la economía hasta lo más íntimo de cada ser humano, su vida biológica. La muerte, el miedo, el encierro, son los resultados de una manipulación planetaria llevada adelante por las potencias para re-construir las relaciones sociales a nivel mundial.

Sin embargo, el periodista Tomás Méndez en su programa emitido el miércoles 1 de abril por el canal C5N, ha enfocado sus luminarias contra aquellos que, según él, se encuentran detrás de las potencias mundiales: las fantasmagóricas familias que financian al poder político. Éstas, ni más ni menos, son otra vez más las familias judías.

El antisemitismo y la judeofobia tienen su propia historia universal: desde el deicidio de Jesús hasta la revolución bolchevique o los avances tecnológicos, el judío siempre estuvo en el foco de las conspiraciones y los intentos de controlar el mundo. Por lo menos, según los ojos de quienes época tras época no tuvieron pruritos en expresar públicamente las paranoicas teorías de un pueblo que a través del poder económico, primero, y político, después, buscan esforzadamente la dominación total para poder de esta manera retornar al lugar perdido en la historia.

Como Max Horkheimer y Theodor W. Adorno señalaron en su Dialéctica de la Ilustración, el antisemitismo es un problema de la humanidad ya que “para los fascistas, los judíos no son una minoría, sino una raza distinta, contraria: el principio negativo en cuanto tal; de su eliminación depende la felicidad del mundo entero”. De la misma manera, el historiador italiano Enzo Traverso explica que el antisemitismo se aloja en el centro mismo de la nueva Europa del siglo XIX y debe distinguirse de la judeofobia: “Si la judeofobia tiene una trayectoria milenaria, el antisemitismo nació en la segunda mitad de la secuencia histórica a la que hemos hecho referencia (1850-1950). Durante este periodo el judío encarnó la abstracción del mundo moderno, dominado por fuerzas impersonales y anónimas. […] el judío emerge como la personificación de la modernidad […], el judío pasó a ser la metáfora de un mundo cosificado y se convirtió en ilustración del fetichismo de una realidad social entregada a los intereses monetarios y a la fantasmagoría de la mercancía.

Tal vez uno de los trabajos clásicos más importante sobre la construcción de la imaginación anti-judía lo encontramos en el libro Judeophobia de Peter Schäfer en donde explica que es en la Antigua Roma en donde aparece “una ambivalencia entre desagrado y temor, crítica y respeto, atracción y repulsión, que responde a la combinación peculiar entre exclusividad y el todavía éxito que caracterizaba a los judíos a los ojos de los autores romanos. El profundo sentimiento de amenaza supersticioso que el judaísmo finalmente tendría éxito en la destrucción de la cultura y los valores religiosos de la sociedad romana es la verdadera esencia de la hostilidad romana contra los judíos”, es por ello que ante esta mirada peculiar “se expresa mejor con el término de «judeofobia», por su ambivalente combinación de temor y odio”.

“Los ricos del mundo, algunos nacieron en Estados Unidos, otros en Israel, otros en Europa, son los dueños verdaderos de tu vida, han generado este virus” dice Tomás Méndez en su informe sobre la pandemia actual. Y para ello, por un lado, apunta contra las predicciones que en 2019 publicó, en tapa, la revista The Economist, “cuyo 50% es propiedad es de la familia hiper-millonaria Rothschild” subraya Méndez. También nos recuerda el periodista que estas familias son dueñas de una parte del oro de la Reserva Federal de los EEUU. Recordemos que la familia Rothschild es de origen judío y está vinculada, como también explica el periodista, a los bancos ingleses.

En sus intencionales expresiones, Méndez utiliza todos los estereotipos de la judeofobia clásica: la conspiración judía para dominar el mundo (esta vez a través del financiamiento del virus COVID-19), el poder económico de los bancos y el uso de la prensa para inocular el complot a través de medios de comunicación que ellos mismos financian.

No satisfecho de la primera parte del informe, en segundo lugar, el periodista se enfocará en la reunión de empresarios y políticos en EEUU en donde imaginaron una posible pandemia global y las posibilidades mundiales de hacer frente al desastre biológico. “Garcas”, “mierdas de persona”, “hijos de puta”, son algunos de los calificativos con los que Méndez llama a aquellos empresarios que un año antes se imaginaban un mundo atestado por el coronavirus. Empresarios (“garcas, mierdas, hijos de puta”) en donde –obviamente– sobresalen aquellos a los que les podemos poner nombre, ya sea personal como “Bill Gates” o colectivo, como “las familias ricas judías” que financiaron la pandemia.

Asociar la comunidad judía, a través de su “imaginado lugar en las elites”, al poder económico global y las conspiraciones de dominación del mundo muestra un claro comportamiento judeofóbico que contiene las mismas características que los clásicos textos antisemitas como Los protocolos de los sabios de Sión o Mi Lucha de Adolf Hitler. Además, y esto es tal vez uno de los hechos más graves de sus expresiones, Méndez invoca explícitamente a la audiencia a que piensen con él, más aún, explica que estamos viviendo un “momento realmente duro” y “la muerte puede estar tocando a tu puerta o a la de un familiar”. De esta forma, sensibiliza a la audiencia y la llena de temor a la muerte para después decirnos quiénes están detrás del virus, quiénes quieren controlar el mundo, y qué elites son. Si ellos crearon el virus, entonces, son “ellos” (los “otros”, los “judíos de las elites”, los “ricos”) los que pusieron la muerte tuya y de tu familia afuera de tu puerta. Dichos mentados como éstos no deben dejarnos en el silencio, porque ya hemos sido silenciados más de mil veces, y porque conocemos como sociedad muy bien sus consecuencias.

Emmanuel Taub – INADI