Alberto Fernández entre sirenas, unicornios y sanguijuelas. Por Juan Grabois.

Juan Grabois es un abogado, escritor, traductor de inglés, licenciado en ciencias sociales y dirigente social argentino. Es fundador y referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular.

Compartimos la nota de Juan Grabois

Alberto Fernández entre sirenas, unicornios y sanguijuelas.

Son mitómanos. Mintieron a la sociedad, a los mercados, a las calificadoras de riesgo. Te mintieron a vos y a nosotros. Lo más llamativo es que se mintieron a sí mismos. Todos, en mayor o menor medida, fuimos víctimas de su mitomanía. Al final, no eran más que un globo. Un globo inflado con miles de millones de dólares de deuda externa, un estridente globo amarillo que el establishment llevó alegremente durante cuatro años de fiesta financiera.

Los argentinos éramos bocadillos en su fiesta. Sin embargo, como decía San Martín, no somos empanadas que se comen sin más que abrir la boca. Le pinchamos el globo. La última esperanza blanca de las élites latinoamericanas se ahoga en su nada. Les van quedando, tambaleantes, descentrados como Jair Bolsonaro y panqueques como Lenin Moreno. Se esfumó el sueño de tener a un dream team de empresarios, gerentes y ejecutivos presentables, prolijitos, fieles a la Metrópoli, al mando de una administración colonial legitimada por el voto popular.

El dueño del equipo está intentando procesar la pérdida. Atraviesa todas las fases del duelo. Fase uno, negación. Macri ordenó a Smartmatic retener los datos, nos mandó a dormir y recién ahí los liberó, trampeando en el conteo de los votos de provincia. Fase dos, ira. Macri acusa al pueblo argentino de estúpido y nos castiga decidiendo deliberadamente una devaluación evitable, de graves consecuencias para la situación social de la argentina. Fase tres, negociación. Macri va asumiendo la pérdida, pide perdón y toma algunas medidas para mitigar la catástrofe, medidas que él mismo tildaba de populistas pocos meses antes.

Si sigue el modelo clásico, Macri va a entrar en una fase depresiva y finalmente sobrevendrá la aceptación. Si actúa racionalmente, en diciembre se irá silbando bajito por la puerta chica de Olivos, dejando tras de sí un país endeudado, un pueblo empobrecido y el recuerdo lamentable de un gobierno de fanfarrones incompetentes. El interrogante que se abre ahora es otro: ¿qué se lleva y qué deja en su retirada? ¿Qué sucederá con los valores individualistas y el modelo económico social que pretendió imponer? Cuando la puerta se cierre, ¿se llevará Macri el neoliberalismo criollo y su mitología?

Son mitómanos dijimos. Le gustan los mitos. El relato macrista es, en definitiva, la versión vernácula del mito global del neoliberalismo. Es un mito que fue penetrando capilarmente nuestra sociedad, desde arriba hacia abajo, jalonado por hábiles predicadores de la cultura del descarte que saben microsegmentar su mensaje y difundirlo por medios de comunicación tradicionales, los nuevos altares de la teología de la prosperidad y las redes sociales de la posverdad.

El mito neoliberal dice más o menos así: la sociedad está compuesta por Emprendedores que sueñan alcanzar el éxito a través del esfuerzo individual. Muchos lo logran. Son los talentosos, productivos, soñadores, limpios e inteligentes. Los Emprendedores compiten en buena ley con otros Emprendedores. Algunos ganan, otros pierden. La vida es así: la supervivencia del más apto. Fuera de eso, no se meten con nadie. Sus sueños de éxito generan empleos, desarrollan tecnología y sólo pretenden que los dejen disfrutar en paz de los frutos de su trabajo. Son los buenos del cuento.

A principios del milenio, el neoliberalismo enfrentó un fuerte movimiento de resistencia que nació desde las bases sociales latinoamericanas. Un movimiento que desafió este relato y logró averiar la hegemonía neoliberal. Este movimiento inspiró fuertemente a los gobiernos populares de la Patria Grande. Fueron gobiernos democráticos, progresistas y heterogéneos que promovieron avances sociales, económicos y culturales significativos en un marco de fuerte integración regional.

La reacción no se hizo esperar. Una feroz ofensiva de las élites económicas asociadas a los grandes medios de comunicación y la corporación judicial explotaron hábilmente las limitaciones, desviaciones y errores de nuestro campo político para posibilitar una restauración del neoliberalismo en la región. En un contexto de revanchismo, hostigamiento, ajuste económico y restricción de derechos, el mito neoliberal resurgió en la Argentina bajo la forma de macrismo. Los Emprendedores, liderados por el Príncipe y el Hada, enfrentaron al poder oscuro de las Sanguijuelas, es decir, nosotros.

Las Sanguijuelas somos seres envidiosos que queremos impedirle a los Emprendedores alcanzar sus sueños de éxito y disfrutar de la vida. De a uno, somos débiles, estúpidos e incapaces. Por eso nos juntamos en nuestras sucias madrigueras a conspirar contra Príncipes y Hadas. Formamos sindicatos, nos agrupamos movimientos populares, creamos organizaciones barriales y otros entes que el Príncipe combate. Luego, bajo el liderazgo de la Bruja Malvada y el Señor Oscuro, nos lanzamos contra el Príncipe para que ahogue con impuestos, leyes laborales y regulaciones a los Emprendedores. Somos los malos de la película.

Uno de los Emprendedores del mito macrista es Galperin, el Unicornio. Es un ser realmente mitológico: moderno, ganador, culto, irreverente, soñador. Nació en una familia acomodada por mérito propio, estudió en Standford por mérito propio y desde este piso tan bajo desarrolló una copia sudaca de e-bay que no paga impuestos, tiene el mercado cautivo, vende bienes de contrabando, estafa a sus clientes y evade todas las regulaciones financieras; todo por mérito propio. Un héroe.

El Unicornio enfrenta con su cuerno mágico a las Sanguijuelas como nosotros. Defiende heroicamente al Príncipe que tanto lo cuidó para que pudiera desarrollar todo su potencial. Sin embargo, el Unicornio no es tonto. Tiene lo que debe tener todo Emprendedor: instinto. Ayer salió arrastrándose de los establos del Príncipe y fue humildemente al castillo del Señor Oscuro de las Sanguijuelas. La sola presencia del Unicornio tal vez permita blanquear tanta oscuridad.

Algunos cronistas me preguntaban cómo me cayó la visita, habida cuenta de mis públicos contrapuntos con el Unicornio. La verdad, tengo sensaciones encontradas. Por un lado me parece bien: el Presidente de la Argentina tiene que derribar el relato neoliberal y explicarle a la sociedad que él no es el Señor Oscuro, que no hay ninguna Bruja Malvada y que nosotros no somos Sanguijuelas. Por otro lado, me preocupa que nos seduzca el relato neoliberal y nuestro campo político caiga en la trampa de hablarle a los héroes mitológicos del mercado y no a la gente común, de carne y hueso.

Es cierto, el Unicornio la está pasando mal. Le duele la patita. Para colmo, los Reyes Magos -Goldman Sachs, JP Morgan y Black Rock- piensan que el Unicornio está en peligro. El Príncipe y el Unicornio dijeron tantas veces que Alberto era el Señor Oscuro que terminaron convenciendo a los Reyes Magos. Ahora, el Unicornio necesita deconstruir el mito que ayudó a crear para seguir contando con sus favores.

Es positivo que atendamos la patita herida del Unicornio. Está bien que derrumbemos el mito que nos coloca como malvados destructores de Emprendedores. Pero es mucho más importante que atendamos el hambre, el desempleo, la angustia y la desesperación del pueblo trabajador, los que en las últimas horas perdieron más de lo que ya vienen perdiendo.

Hoy, el relato neoliberal atraviesa una crisis en todo el mundo. Este sistema de individualismo, competencia, desigualdad extrema, concentración de la riqueza, deshumanización de las tramas sociales y disolución de las comunidades está en franca decadencia. Es un sistema que ha secuestrado nuestras democracias, degradado los derechos sociales y que amenaza con destruir la tierra. Un sistema que, como dice el Papa Francisco, ya no se aguanta. No lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan los jóvenes, no lo aguantan los pobres, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan las familias, no lo aguanta la Madre Tierra. Sin embargo, sigue teniendo el poder.

En los próximos meses, Alberto se enfrentará a sus poderes mitológicos. Como Ulises, estará sometido a los influjos del canto de las Sirenas Neoliebrales. Sus voces son dulces, muy dulces, tan dulces que es casi imposible resistirlas. Espero que Alberto escuche el consejo que Circe le dio a Ulises. Aférrate bien al mástil de tu barco, Alberto. Aférrate bien al estandarte albiceleste de la Patria, a la realidad de los trabajadores, a las necesidades de los humildes, a las aspiraciones de los jóvenes, a los derechos de los ancianos, a las cuitas de los sectores medios. Seguí pidiéndonos, como hiciste, que si querés soltarte esas amarras no te lo permitamos. Sólo así podrás salvarte de su canto y conducir el barco a un buen puerto para todos.

Fuente: https://www.infobae.com/opinion/2019/08/17/alberto-entre-sirenas-unicornios-y-sanguijuelas/

Para completar les dejamos las Editoriales de TN MIENTE Y PIERDE de VIEJOS VINAGRES de Ricardo Kirschbaum y Eduardo van der Kooy, donde asumen que ellos mismos perdieron las elecciones.

https://www.clarin.com/opinion/impacto-votos-obliga-macri-sacrificio_0_QKY_i1oj2.html

https://www.clarin.com/opinion/cornisa_0_ttQ8R16nD.html