Las alteraciones circadianas del hígado y el músculo esquelético pueden afectar al metabolismo de los hidratos de carbono y su desequilibrio inducir anomalías favorables para las enfermedades metabólicas como la diabetes, se indicó en un artículo de la revista científica Cell Reports difundido hoy.
La investigación de laboratorio -realizada en ratones- reveló que la función del reloj local en cada tejido no es suficiente para controlar el metabolismo de la glucosa en todo el cuerpo, sino que también requiere señales de los ciclos de alimentación y ayuno para mantener adecuadamente los niveles de glucosa en el organismo.
De este modo, comprender los componentes que subyacen al equilibrio de la glucosa presenta implicaciones para enfermedades metabólicas como la diabetes u otros trastornos relacionados con la edad, indicaron expertos de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de España, que participó del estudio.
Los relojes circadianos están presentes en prácticamente todas las células del cuerpo, ya que ajustan los procesos biológicos a un ciclo de 24 horas para sincronizar los cambios físicos, mentales y de comportamiento.
Este proceso cuenta con el apoyo del reloj central del cerebro, que sincroniza los relojes de los tejidos periféricos, consignó el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) de España.
«El mantenimiento de los ritmos circadianos está relacionado con la salud general cuando es robusto, pero con la enfermedad se altera. Así, las alteraciones circadianas pueden afectar al metabolismo de los hidratos de carbono e inducir anomalías similares a la diabetes», explicó Pura Muñoz-Cánoves, autora principal del estudio.
El artículo demostró que los relojes del hígado y el músculo pueden mantener el tiempo por sí solos en ausencia del reloj central del cerebro, aunque la fuerza de sus ritmos se reduce.
Los investigadores también descubrieron que, en estas condiciones, se alteran los niveles de captación y procesamiento de glucosa, aunque la combinación de los relojes con ciclos de alimentación y ayuno mejora la función de cada uno de los relojes y restablece la regulación de la glucosa en el sistema combinado.
De esta forma, el hallazgo evidenció que un ritmo diario de alimentación-ayuno es clave para la sinergia de los relojes hepático y muscular y para el restablecimiento del control metabólico de la glucosa.
Jacob Smith, investigador codirector el estudio, señaló que «nuestro trabajo revela que se necesita una red mínima de relojes para la tolerancia a la glucosa. El reloj central, que controla los ciclos diarios de alimentación, coopera con los relojes locales del hígado y el músculo».
«Creemos que este descubrimiento puede ser prometedor para el tratamiento de enfermedades humanas como la diabetes, en la que esta red hígado-músculo puede ser objetivo del beneficio terapéutico, y para otros trastornos relacionados con la edad», concluyó Muñoz-Cánoves.