«Argentina imposible» Eduardo Sanguinetti, Filósofo

Mauricio Macri, presidente de la República Argentina, en función, ocupa un sitial de honor, para el cual, según el parecer de innumerables especialistas en política del planeta, no está capacitado ni en bagaje de idoneidad-conocimiento-responsabilidad, ni en la sensibilidad que lo haría sentir y pensar al pueblo, a quien se debe por entero, en acto de administrar una nación, Argentina.

Hoy el pueblo no es oído ni tenido en cuenta, como queda demostrado en el día a día, por el penoso transitar de millones de ciudadanos, hambreados y reprimidos, en su voluntad de hacer valer sus derechos constitucionales, hoy en jaque… solo el imaginario popular, un relato casi imaginario, para este presidente, tan limitado en su hacer y tan funcional a los intereses, de vaya a saber quién… conforma el guion de un filme que se está escribiendo, del cual somos actores y espectadores.

“Argentina hoy llora”, por una historia perdida, en su carácter de ciencia objetiva, comprobable, para adquirir el carácter de discurso: un nuevo tipo de relato cercano a la escritura de ficciones, aplicable a las oportunistas informaciones del aparato de medios, que opera dibujando una realidad inversa, en la voz de rentados informantes de realidades obtusas, fabulando lo que jamás ha tenido sitio ni espacio y blindando, silenciando, los desaciertos cotidianos de Mauricio Macri y su corte de los “milagros”.

¿Con qué finalidad e impericia evidente, intentan gobernar, estos funcionarios-funcionales, enviados del olimpo financiero? Deviene lo anterior en una cobarde y oportunista intolerancia frente a cualquier manifestación original, en todas las expresiones que conforman la cultura o del disentimiento crítico sustentable, con apoyo teórico idóneo que representa el “peligro” de una discusión seria al volver a poner en juego algunos valores, revolucionando, en giro de 180º, al estado de las cosas.

Ante el grave estado de las cosas en que se debate un pueblo, los políticos argentinos, acostumbrados a vivir al límite, cambiando de partido varias veces, asistiendo a la caída de gobiernos uno detrás de otro –cinco presidentes en dos semanas es el récord de 2001 -, nada les sorprende.

La renuncia o destitución del ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay, el flamante ex de JP Morgan con el que Macri se presentó ante el mundo financiero y logró cerrar un pacto con los fondos buitre, ha sorprendido más fuera que dentro de Argentina.

Un analista político de cualquier país, ante la renuncia del ministro más importante después de un primer año de mandato en el que los datos económicos han sido pésimos –caída del PIB del 3,8% en el tercer trimestre y de la actividad industrial del 5,7%, inflación del 75%- dibuja una situación muy complicada. Prat-Gay se vendió como la imagen de Argentina en el exterior.

Este ministro, recorrió el mundo pidiendo a los inversores que llevaran su dinero a Argentina, sin éxito alguno, aunque él admitió que buena parte de sus ahorros están en EEUU., costumbres de funcionarios argentinos, incluido el presidente.

Sin embargo, el Gobierno destaca que los mercados no se han alterado, la población tampoco, y el mundo político ha asumido también sin mucha dificultad esta caída en desgracia, que ningún medio corporativista argentino informa.

Tengo presente, como hombre que hace perdurar la memoria, que los argentinos olvidan rápido pero la paciencia no es una de sus mayores virtudes. El 2017 ha comenzado su cuenta regresiva y terminará con unas elecciones importantes en las que se renueva buena parte del Parlamento es el año de la «verdad»para Macri y su espectral proyecto para Argentina.
El presidente y su equipo, sobre todo Prat Gay, han prometido varias veces la llegada de la recuperación. Primero era el segundo trimestre, después el segundo semestre, después el último trimestre y por último 2017.

Ya no hay más prórrogas. “Lo peor ya ha pasado. Si no cometemos errores 2017 va a ser un buen año. Porque ha quedado claro que no tenemos oposición, no logran resolver la sucesión de Cristina Kirchner. Pusimos mucha plata en contención social, en jubilados, bonos de fin de año. Por eso la situación social no estalla, ha sido un año difícil pero en noviembre y diciembre los datos fueron mejores. Hay que tener paciencia”, intenta explicar justificándose, ante el caos, un ministro de Macri.

Nicolás Dujovne, sustituto de Prat Gay, como su antecesor y buena parte del Gobierno Macri, también viene del mundo financiero y empresarial, es un hombre “pro mercado”. Un articulista del medio La Nación, de Todo Noticias (TN), asesor de senador y demás puestos ganados por contactos diversos. No cabe duda, que este señor, llevará a cabo, cual «Tiro de Gracia» un ajustazo.

Macri tiene una situación de gobierno complicada, en la que no puede exhibir prácticamente un solo dato bueno después de un año de mandato. El presidente, pese a todo y gracias al deseo de cambio de una parte de la comunidad, que tras 13 años de kirchnerismo, votó con odio… pero el 50% de esas personas que votaron por el PRO, ya no conserva una valoración positiva del presidente offshore, quién no tiene margen político para hacer el ajuste más fuerte que le piden los liberales. Y menos en año electoral.

Frente a la imposición del olvido y a la reconciliación amnésica del relato del poder, muchos de los mejores escritos de los últimos años, en Argentina, ejercieron una obstinada interrogación sobre la historia nacional y una polémica, en ciernes, cuando se silenciaba la voz de quienes clamaban con el relato histórico, no ficcionalizado: los memoriosos.

Juicios y parcialidades, víctima a cada instante de sus repugnancias y fantasmas, a los que convoca, este presidente, arriesga a torcer la proa de una historia, la argentina, ya de por sí degradada, en su ficcionalización, en “la sombra de una grotesca representación”, con la aprobación de funcionarios de toda especie, traidores y cobardes, que han pactado y pautado, a espaldas de un pueblo, el devenir de un tiempo de “entrega y sumisión”.

Dinero pareciera que nunca falta para pagar a informantes, mercenarios y parásitos alcahuetes, que conforman el relato de la denominada realidad. El problema es cómo usarlo y distribuirlo en un país con un 37% de pobreza, 15% de indigencia y una economía disparatada con un 50% de inflación y precios ya más altos que en Europa… el hambre en moneda corriente en el pueblo que soporta lo insoportable.

Y termino mi editorial, que dedico a la memoria de mi madre fallecida a fin de 2016 en Buenos Aires, cuyo deceso no me fue comunicado por mi hermana, funcionaria de Cancillería Argentina, como tampoco donde se encuentran sus cenizas… atroz! pero es la realidad que soportamos algunos que sufrimos la imposición de actos espantosos, que deterioran el tejido social por personeros de la mentira, el resentimiento y la avidez.

No me engaño, pues el sarcasmo absurdo y el anacronismo configuran la alegoría de la historia de la República Argentina y su destino de justificaciones, que hicieron que jamás hayamos salido del estado de balcanización irreductible a la que estamos condenados, de una nación, que se pretende libre y autodeterminante.