Arsénico Invisible. La lucha contra el agua envenenada en Argentina.

El agua de La Ciudad cada vez más contiene Arsénico, por la falta de inversión y de control de una empresa cuasi familiar (para ser empleado de esta empresa hay que tener un familiar adentro si o si, una especie de emirato) denominada AySA, que no hace las inversiones concretas correspondientes. El Gobierno de la Ciudad y la Legislatura no la controlan y AySA solo se autocontrola bajo declaraciones juradas firmadas por «cadorna» y a joderse, tome agua y no se queje. El Arsénico en la Ciudad de Buenos Aires está al límite de lo permitido, una delgada capa entre estar enfermo y envenenar miles de personas. En cuanto a la Legislatura de la Ciudad no controló ni los caños de agua que inundaron la biblioteca y el Gobierno de Macri esta tan ocupado con sus problemas que no puede ni con 15 alumnos que tomaron el colegio Secundario «Tomas Espora».

Agua, un negocio que se vende en botellas y botellones

Mucha gente sabe que el arsénico es un poderoso veneno que fue usado por asesinos famosos, como Lucrecia Borgia. Incluso Hollywood inmortalizó esta sustancia letal en su clásico film «Arsénico y encaje antiguo».

Pero lo que es menos conocido es que millones de personas toman arsénico todos los días, sin saberlo.

Ocurre que este químico está presente de forma natural en muchas de las fuentes de agua subterránea de donde se obtiene agua potable. El arsénico está en las rocas y es arrastrado por el líquido.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los humanos no deben consumir más de 0,01 miligramos de arsénico por litro de agua, para evitar sus efectos tóxicos.

Sin embrago, en muchos lados la presencia de este metaloide es mucho más alta. Tal es el caso de Argentina, donde se han detectado niveles 10.000 veces mayores.

La química Marta Litter, experta en contaminantes de agua de la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina (CNEA) le dijo a BBC Mundo que en una extensa zona del país se detectaron niveles de arsénico que van desde los 0,3 hasta 1mg por litro.

La región en cuestión es conocida como la llanura Chaco-Pampeana, una zona que abarca partes de las provincias más pobladas del país, incluyendo Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.

Según Litter, unos 4 millones de personas habitan en la región de mayor riesgo (una décima parte de la población argentina) y, por ende, están expuestas a este peligro.

Síntomas

Mientras que una dosis concentrada de arsénico es letal, su ingesta en cantidades pequeñas produce enfermedades que a veces no son visibles por muchos años.

Los síntomas más frecuentes son lesiones en la piel y en las uñas, y a largo plazo puede producir cáncer o problemas en el sistema nervioso central.

«Depende de cuán prolongada es la ingesta de agua contaminada», detalló la investigadora.

Los humanos no son los únicos afectados. El veterinario Alejo Pérez Carrera le dijo a BBC Mundo que miles de animales también son víctimas del arsénico.

El experto del Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA) explicó que en la llanura Chaco-Pampeana se concentra la mayor cantidad de ganado de Argentina.

A diferencia de los humanos, el arsénico no provoca problemas en la piel de los animales y los científicos tampoco hallaron evidencias de cáncer. Sin embargo constataron que el químico les genera problemas gastrointestinales, que reducen su capacidad de absorber alimentos.

«Esto hace que no engorden o que produzcan menos leche, lo que disminuye la producción ganadera», explicó Pérez Carrera.

No obstante, los expertos descartaron la presencia de arsénico en la leche y en los tejidos de animales contaminados, lo que los haría aptos para el consumo humano.

Invisible

Una de las cosas que torna más peligroso al arsénico es que es que no tiene color, olor ni sabor. Por eso muchos lo consideran un «asesino invisible».

Tampoco se pueden revertir sus síntomas. «La única prevención es dejar de tomar el agua contaminada», señaló Litter.

Es por esto que los científicos consideran que la principal herramienta contra este mal es el conocimiento.

«Hay que identificar las zonas que tienen agua con niveles altos de arsénico y enseñar a la población cómo purificar esa agua antes de tomarla», dijo la experta.

Actualmente en el mundo se utilizan diversas técnicas para remover el arsénico del agua. La más común es el uso de filtros, aunque no todos los filtros son aplicables en todos los casos. Se debe estudiar el agua y determinar cuál usar.

En las ciudades grandes, las compañías de agua utilizan plantas purificadoras para extraer el arsénico y otras sustancias tóxicas.

El problema se da en zonas rurales aisladas, donde los campesinos obtienen el agua directamente del pozo.

Técnicas novedosas

Pensando en cómo afrontar esta dificultad, Litter y otros científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) desarrollaron una técnica sencilla que sólo requiere de una botella de plástico, un alambre de hierro y luz solar.

«Cuando se expone el agua al sol, el alambre transforma el arsénico en óxido de hierro, que no es dañino, y se puede filtrar con facilidad», explicó la química.

El equipo también está desarrollando un sistema que solidifica el arsénico para luego poder separarlo del agua.

Otros investigadores argentinos trabajan en métodos alternativos, como el uso de plantas flotantes que absorben el metaloide.

Pero más allá de la técnica que se use, el desafío de los científicos es llevar ese conocimiento a las personas más afectadas.

Qué se está haciendo

«Hay muchos estudios hechos en laboratorios, pero se necesita una metodología eficiente y barata que pueda ser aplicada en el campo», dijo Pérez Carrera.

Para los ganaderos el desafío es mayor: mientras que los humanos tomamos cerca de 2 litrosde agua por día, una vaca bebe, en promedio, 80 litros.

Los especialistas como Pérez Carrera y Litter consideran que la clave está en enseñar a la población e instan a las autoridades a hacer más para informar y educar sobre este mal silencioso.

Miguel Gómez, responsable de la Oficina del Agua de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, le dijo que el gobierno trabaja en una serie de proyectos para ayudar a las poblaciones más necesitadas afectadas por este tipo de contaminación.

El trabajo, realizado en colaboración con organizaciones campesinas, consiste en crear reservorios para acumular y conservar agua de lluvia, y así evitar el uso del agua subterránea.

En tanto, el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires informó que está estudiando la problemática y analizando pozos de agua en las zonas afectadas.

Luis Crovetto, director de Medicina Preventiva de la provincia, relativizó la magnitud del problema, asegurando que la cifra de personas afectadas «no es preocupante». No obstante, aclaró que «una sola víctima es suficiente para actuar».

De las Mineras que contaminan las napas Argentinas con veneno denominado cianuro, mejor… lo dejamos ahi…