Todos los años al llegar el mes de diciembre, las personas realizan el mismo comentario, “éste año se fue volando”. Esta sensación surge por la cantidad de situaciones y compromisos que los sujetos tienen que resolver diariamente en los diferentes ámbitos:
-trabajo;
-pareja;
-familia;
-deporte;
-amigos
-etc.
Por lo tanto, a medida que nos vamos acercando al final del año, las exigencias del ambiente se perciben y se viven con mayor intensidad, lo cual puede generar distintos síntomas de ansiedad y enfermedades psicosomáticas producto del gran cansancio de todo el año.
Las problemáticas que con mayor frecuencia se presentan son:
-disminución de la capacidad de tolerancia;
-irritabilidad;
-trastornos de ansiedad;
-crisis de pánico;
-trastornos del ánimo;
-tensión física y contracturas;
-enfermedades psicosomáticas (gastritis; colon irritable; etc).
¿Qué es el estrés?
El distrés o mal estrés ocurre, cuando las exigencias y presiones del ambiente van aumentando y superando la capacidad de resistencia y adaptación del organismo, provocando la pérdida del estado de homeostasis o equilibrio interno. Las respuestas que el sujeto realiza, resultan infructuosas, tanto para sus patrones fisiológicos, como para poder adaptarse a los estresores externos.
Esto significa que la demanda desmesurada del ambiente lleva a un incremento excesivo de la respuesta conductual y biológica llevando al organismo al borde del fracaso adaptativo.
Cuando el estrés es alto, cualquier problema adicional por pequeño que sea, puede provocar disfunciones y por lo tanto, enfermedades, ya que el organismo comienza a fallar en sus intentos de adaptación.
¿Cómo detectarlo?
Algunos puntos a tener en cuenta pueden ser:
– cuando las exigencias sobrepasan a nuestros recursos personales;
– el rendimiento de la persona resulta insuficiente para poder adaptarse a los problemas del medio.
– la respuesta biológica comienza a descender.
¿Cómo nos afecta el estrés?
El distrés puede generar diferentes perturbaciones en distintas áreas del sujeto:
-síntomas de ansiedad: irritación, insomnio, pérdida del apetito.
– cambios en el humor y del estado del ánimo.
-sensación de cansancio desde la mañana temprano.
– alteraciones en el rendimiento psico-físico.
– enfermedades psicosomáticas.
– disminución de las funciones cognitivas (atención, memoria, etc).
– retraimiento social.
– perturbaciones en el trabajo, área académica, pareja y en las relaciones interpersonales en general.
¿Por qué algunas personas son más propensas al estrés?
Frente a los mismos estresores del ambiente, cada uno reacciona de manera diferente. Esto se debe a la influencia de distintos factores:
-la estructura psicológica del sujeto;
-predisposiciones biológicas de cada individuo;
-recursos y habilidades personales que ha desarrollado para el manejo del estrés;
-cómo interpreta los hechos de la realidad;
-resiliencia: es la capacidad de adaptación, frente a las situaciones adversas del medio, por lo tanto, a mayor resiliencia, mejor es el estado de salud.
Para prevenir el estrés:
– Escuchar las necesidades psicológicas y físicas;
-organizar objetivamente las diferentes actividades diarias;
-anotar todo lo que tenemos que realizar, no guardar en la cabeza las tareas;
-jerarquizar prioridades;
-diferenciar lo urgente de lo importante.
-realizar las tareas de a una por vez y no todas juntas;
– no postergar, ser ejecutivo.
-aprender a delegar.
-respetar las horas de sueño.
-tomarse recreos.
-salir a caminar.
Para mayor información:
Descripción: Descripción: C:\Users\nacho\Desktop\PERGAMINO\CPC Decidir Vivir Mejor\marca SG DVM.jpg
Psicólogo Santiago Gómez
Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva
(Matrícula: 15.159)
www.decidirvivirmejor.com.ar / info@decidirvivirmejor.com.ar
Tweeter: @PsSantiagogomez / www.facebook.com/ps.santiagogomez