Bodegueros pidieron mejorar la competitividad argentina

En La Rural,Luis Steindl de Bodegas de Argentina remarcó las dificultades que plantea la inflación al sector vitivinícola, frente a la cotización del dólar y el retraso en el tipo de cambio.

Un aumento de los costos en el ámbito nacional junto a un «retraso en el tipo de cambio»
podrían generar que cada vez sean más los bodegueros que resignen exportaciones y pierdan mercados en los cuales el vino argentino logró instalarse después de «20 años de trabajo».

Así lo advirtieron productores del sector que participaron en la reciente exposición Vinos & Bodegas 2012, en el predio de La Rural de Palermo, donde insistieron en la necesidad de «mejorar la competitividad» en la Argentina.

Luis Steindl, vicepresidente de Bodegas de Argentina, la cámara empresaria que organizó la feria, sostuvo que las dificultades que plantean los niveles de inflación en el país frente a la
cotización del dólar y a un «retraso en el tipo de cambio» provocan que numerosos productores se van obligados a replantear su estrategia de negocios.

Steindl dijo que si bien los bodegueros que exportan tratan de mantener sus productos en el exterior, porque «tardás 10 años en volver a entrar, si salís», algunos tuvieron que resignar
presencia en el extranjera y se están volcando con mayor volumen al mercado doméstico.

«Esto ya pasó en la década del 80», sostuvo el ejecutivo, y gerente de operaciones de la bodega Norton, en declaraciones a Noticias Argentinas, y agregó que se trata de una estrategia de
supervivencia la que desarrollan los productores.

Steindl indicó que la cosecha del 2011 resultó menor que la anterior, pero mejoró la calidad de los vinos, lo que generó un crecimiento en la franja de productos que va de los 30 a los 50
pesos en el mercado doméstico.

«La gente premia la calidad», destacó, y resaltó que frente a «los problemas con el tipo de cambio» y a las dificultades para mantener una posición competitiva en el extranjeros, un número de bodegueros optaron por volcar su producción en el mercado local y potenciar la oferta de vinos premium.

Advirtió que la industria vitivinícola del país corre riesgo de perder mercados en el extranjero que demandaron «20 años de trabajo» para lograr entrar e instalarse, por lo que destacó la
necesidad de «mejorar la competitividad» en Argentina, «que es lo que se le pide al Gobierno».

«Hoy la preocupación número uno de cada empresa es sobrevivir, porque los costos suben y el mercado no acepta un aumento en los precios (…) Éste es un negocio en permanente movimiento, no te podés quedar parado. Si no avanzás, el hecho de quedarse parado
implica que estás retrocediendo», sostuvo.

Dijo que los bodegueros que insisten en vender sus productos en el exterior resignan incluso etiquetas y «valor agregado», ya que en algunos casos optan por exportar vino a granel o mosto
concentrado que, en un contexto internacional cada vez más competitivo, aún generan «buenos» dividendos.

Por su parte, Alejandro Roca, de bodegas Alfredo Roca, dijo que en la actualidad es mínimo el margen con el que cuentan los vinos argentinos en el mundo para aumentar sus precios y resaltó la importancia de cuidar los territorios conquistados.

Indicó que cuando Brasil tomó represalias este año contra la Argentina, por las trabas a las importaciones que impuso aquí el gobierno de Cristina Kirchner, y restringió por 60 días el ingreso de vinos nacionales a ese mercado, de inmediato apareció Chile para capitalizar la situación y colocar sus productos en las góndolas del vecino país.

«Hubo un problema con las licencias no automáticas. Después, cuando las liberaron, Brasil impuso una nueva ley que nos obligó a colocar manualmente etiquetas autoadhesivas en unas 15 mil botellas, para poder cumplir con esa ley y volver a ingresar a un mercado muy importan0te para nosotros», expresó Roca.

Señaló que cada bodeguero trata de acomodarse como puede al escenario actual, tanto en el ámbito local como en el internacional, aunque advirtió que algunos productores el aumento
interno de costos los ha dejado «con el agua al cuello».