Buscan producir bioetanol con siembra de lentejas acuáticas en aguas servidas en Rosario

Hugo Lucero
Una empresa rosarina desarrolla en la localidad santafesina de Totoras un inédito proyecto de siembra de ´lentejas de agua` para el tratamiento de efluentes cloacales y aguas servidas, que al alimentarse de esos residuos conforman una biomasa que puede usarse para producir bioetanol y plástico biodegradable.
El proyecto, de características inéditas a nivel latinoamericano, es llevado adelante por la empresa social rosarina ´Mamagrande´, creada por Sebastián Lagorio, Eduardo Mercovich y Federico Seineldín, quienes realizan una experiencia piloto en la localidad de Totoras, con el sembrado de unas lentejas acuáticas para el tratamiento de aguas servidas.
La lenteja de agua -su nombre científico es Lemnaceae- es una planta que flota libre sobre superficies de aguas estancadas, crece de manera vertiginosa y puede usarse para generar bioetanol y plástico biodegradable, según los autores del proyecto.
“Mediante esta modalidad de cultivo, se producirían hasta 30 toneladas por hectárea al año, o sea, diez veces la producción de maíz”, explicó a Télam el biólogo Lagorio y agregó: “Estas lentejas aprovechan los nutrientes de los efluentes, los convierten en almidón, que luego se puede transformar en bioetanol o materia prima para plásticos biodegradables”.
“Durante este proceso, las lentejas, que son unas plantas acuáticas muy pequeñas y con características especiales, depuran el agua, porque van tomando sus nutrientes, generan almidón y van captando además dióxido de carbono”, completó el científico.
Lagorio explicó que el sistema “es inédito en Latinoamérica” y que en la experiencia piloto que llevan adelante en una laguna de Totoras “usamos una tecnología recombinante. Es decir, utilizamos herramientas, procesos y desarrollos que ya se hicieron en todo el mundo, pero de una manera distinta para generar soluciones”.
Por su parte y tras señalar que las plantas de lemnaceae existen en Argentina y en casi toda Latinoamérica, Eduardo Mercovich dijo que ese vegetal acuático “crece a una velocidad muy alta y puede llegar a duplicar su masa en tan solo un par de días”, mientras que un cultivo de maíz “tarda meses en alcanzar igual desarrollo”.
“Y la otra característica que la hace más interesante, es que las lentejas de agua guardan la energía en forma de almidón, el azúcar, en una concentración similar al maíz», subrayó el biólogo.
Luego amplió: “En condiciones de cultivo adecuadas, por peso y masa seca de planta, el 45 por ciento de su peso es almidón, o sea, rinde en contenido de azúcar la misma proporción que en el maíz, pero crece mucho más rápido”.
Mercovich expresó que con el proyecto en marcha en Totoras “ganamos todos: los productores, el medio ambiente, y la sociedad.
Nuestra misión es generar riqueza social, ambiental y económica”, y agregó: “Decidimos no patentar esta idea, sino difundirla para que se replique en otros puntos del país para que todos puedan aprovecharla”.
En tanto, Federico Seineldín, comentó que ´Mamagrande´ fomenta el concepto de remediar problemas sociales y ambientales.
“Es diferente al modelo tradicional de empresas que buscan la rentabilidad a través de sus productos y servicios. En nuestro caso, tratamos de cambiar el mercado, para reemplazar al petróleo, dar trabajo digno, y limpiar el agua contaminada”, indicó.
“Por supuesto que necesitamos vivir y tener sueldos, pero la rentabilidad no va por arriba del valor social y ambiental del emprendimiento, sino que lo acompaña”, explicó.
Seineldín señaló que “aprovechamos un cultivo alternativo (la lenteja de agua) que no se usa como alimento, o sea no compite con el maíz o la soja. Se puede cultivar en tierras inundadas o inundables, lo que permite dar trabajo a gente que ha sido desplazada por la tecnificación del campo, ya que estas plantas se pueden recolectar en forma manual”.
Por último, dijo que «si todo va bien como pensamos, en un futuro no muy lejano hasta podríamos contar con una planta de etanol en Totoras a partir del tratamiento de los efluentes con las lentejas de agua. Tendríamos combustible local, la comuna reduciría la dependencia de comprar combustible afuera y ese dinero lo derivaría a otros fines sociales”.