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Calle Paunero del Barrio de Palermo. Wenceslao Paunero «Coroneles de Mitre».

Paunero representa un lado de la grieta Argentina

Calle Paunero una calle de  dos cuadras olvidada del Barrio de Palermo. Paunero calle, como Wenceslao Paunero los atormenta la historia. No hay mucho para comentar solo la tragedia de la vida de Wenceslao Paunero, una vida controvertida, decadente y llena de muerte. Pertenece a la historia de la grieta Argentina.




Paunero el Uruguayo

«Paunero (Colonia, Uruguay, 1805 – Río de Janeiro, Brasil, 1871) fue el general a quien, luego de la batalla de Pavón que puso fin a la Confederación Argentina, se le encomendó disciplinar el interior y someterlo a Buenos Aires. Con esa misión, Paunero, enviado por Mitre, llegó a Córdoba en el año 1861 y cometió toda clase de tropelías»

Wenceslao Paunero (Colonia del Sacramento, Banda Oriental en territorio que corresponde al actual Uruguay, 28 de septiembre de 1805 – Río de Janeiro, 7 de junio de 1871), fue un militar argentino nacido en la Banda Oriental, miembro prominente del Partido Unitario.

Nació en Colonia del Sacramento, hoy República Oriental del Uruguay, entonces parte del Virreinato del Río de la Plata, el 28 de septiembre de 1805, siendo hijo de Juan Paunero Caballero, quien se asentó allí en las postrimerías del siglo XVIII, y de Manuela Delgado Martínez, ambos españoles.









Paunero

Durante un corto tiempo concurrió al Real Colegio de San Carlos de la ciudad de Buenos Aires, pero la falta de medios materiales –su familia no tenía fortuna– lo obligó a dedicarse a ganar su sustento, postergando sus estudios.

Se incorporó al Ejército Argentino en 1825, y el gobierno lo puso al mando del contingente aportado por la Provincia de Corrientes para la Guerra del Brasil. Bajo el mando de José María Paz participó en la Batalla de Ituzaingó. Al regreso del frente norte, fue asignado a las tropas que asediaban Colonia, que no había sido evacuada aún por los brasileños, y fue tomado prisionero por los sitiados. Enviado a una prisión en Río de Janeiro, fue canjeado por un oficial imperial.

Paunero y Manuel Dorrego

Volvió en enero de 1829 a Buenos Aires, donde el general unitario Juan Lavalle, que acababa de usurpar el gobierno de la provincia tras asesinar al gobernador federal porteño Manuel Dorrego, lo nombró capitán. Se unió a las fuerzas con las que Paz invadió a la provincia de Córdoba, e intervino en las batallas de San Roque, La Tablada y Oncativo, en que fueron derrotados los caudillos federales Juan Bautista Bustos y Juan Facundo Quiroga. Entre estas dos últimas batallas, fue ascendido al grado de mayor y enviado por Paz a iniciar conversaciones con Quiroga. Luchó contra los federales de Santiago del Estero bajo el mando de Román Deheza y pasó a la frontera con los indios. Tomado Paz prisionero y derrotado su ejército en la batalla de La Ciudadela a órdenes del general Lamadrid, debió huir a Bolivia.

Allí contrajo matrimonio en 1843 con Petrona Manuela de Arrea y Segurola, hija del segundo matrimonio de Isidora de Segurola y Rojas, y nieta del brigadier general Sebastián de Segurola; media hermana por lo tanto del presidente José Ballivián y representó diplomáticamente en Bolivia a su territorio de nacimiento, llamado tras 1829 Estado Oriental del Uruguay. Fundó en La Paz el diario «La Época» y lo dirigió hasta que su traslado a Chile. Durante su exilio conoció y trabó una estrecha amistad con el unitario porteño Bartolomé Mitre, también exiliado. Cuando Ballivián fue depuesto se trasladó a Perú y luego a Chile, donde tomó contacto con Domingo Faustino Sarmiento y con Juan Bautista Alberdi, entre otros. Producido el pronunciamiento de Urquiza, se embarcó hacia Buenos Aires, con Sarmiento y Mitre.

Paunero y 1851

A fines de 1851 se enroló como coronel en las tropas coloradas que hacían la campaña contra el gobernador federal Juan Manuel de Rosas y peleó en la batalla de Caseros. Más tarde fue nombrado Comandante General de Armas y Jefe del Estado Mayor del Ejército del Estado de Buenos Aires. Prestó servicios en la frontera contra los indios e hizo una expedición fracasada a Salinas Grandes (al sur de Buenos Aires); fue también comandante en San Nicolás de los Arroyos.

Paunero y Cepeda

Luchó en Cepeda y fue incorporado al ejército de la Confederación. Urquiza lo nombró interventor junto con Juan Saá en la provincia de San Juan, pero tuvo serias desavenencias con Saá, quien —considerando que defendía al gobierno revolucionario— lo envió de regreso a Buenos Aires.1 Poco después, Saá invadió San Juan, y su sangrienta victoria llevó nuevamente a la guerra. Al frente de la infantería, tuvo un desempeño notable en el enfrentamiento de Pavón, razón por la cual el general Bartolomé Mitre le discernió el título de general en el mismo campo de batalla.

Paunero y el desastre de Córdoba

Fue enviado hacia Córdoba al frente de una expedición que debía asegurar el cambio de los gobiernos federales de todas las provincias. Tras unas semanas de anarquía en esa provincia, Paunero entró en ella y nombró gobernador a Marcos Paz. Éste renunció en enero y Paunero ocupó el cargo de gobernador provisional. Ordenó celebrar elecciones en las que, a pesar de sus pretensiones de ser electo gobernador titular,  fue electo Justiniano Posse.

Desde Córdoba mandó una división al mando de Sarmiento, que cambió los gobiernos de San Luis y Mendoza y se hizo elegir gobernador de San Juan. En estas acciones contra las poblaciones del Interior tuvo como uno de sus principales lugartenientes al sanguinario —también colorado oriental— Ambrosio Sandes. Tras una campaña de varios meses contra el caudillo Ángel Vicente Peñaloza «el Chacho», firmó un tratado de paz, con perdón y amnistía a los derrotados. Pero la paz ofrecida no fue respetada y Peñaloza volvió a alzarse en armas. El Chacho llegó a ocupar Córdoba, pero Paunero lo derrotó en la batalla de Las Playas, en las afueras de la ciudad. Unos meses más tarde, el coronel Pablo Irrazábal lo asesinó, cuando Peñaloza ya se había rendido y estaba desarmado.

Permaneció algunos años más en Córdoba, durante los cuales participó activamente en sucesivos conflictos políticos  y gestionó la instalación o refuerzo de fortines en las fronteras que para entonces había con los indígenas (por ejemplo el fuerte y luego ciudad de Morteros en 1862).

Paunero y la Guerra del Paraguay

En 1865 se incorporó al ejército que participó en la Guerra del Paraguay. Su primera acción fue atacar a los paraguayos en Corrientes, ciudad que habían ocupado: logró ocupar la ciudad, pero tuvo que evacuarla ante la enorme superioridad numérica del enemigo. Por esa acción fue condecorado por el gobierno nacional.

Trasladó a sus tropas hacia el sudeste de la provincia, en una marcha heroica, y bajo el mando de Venancio Flores peleó en la batalla de Yatay y participó en el sitio de Uruguayana. En el frente paraguayo luchó en Paso de Patria, Estero Bellaco, Tuyutí, Yataytí Corá y Curuzú.

En 1867 fue enviado nuevamente a la guerra contra las montoneras federales, pero la rapidez de movimientos del general Juan Saá lo obligó a retirarse. El jefe de su vanguardia, José Miguel Arredondo, atacó y venció a Saá en la batalla de San Ignacio, terminando así la guerra civil en el Cuyo.

Paunero y Ministro de Guerra y Marina

En las postrimerías del gobierno de Mitre fue designado Ministro de Guerra y Marina, y con motivo de las elecciones presidenciales de 1868 fue candidato a vicepresidente en la fórmula oficialista que encabezaba Rufino de Elizalde. Fueron derrotados por Sarmiento, que lo designó – entre otras razones de Estado para aliviar su penosa situación económica – Ministro Plenipotenciario ante el Imperio del Brasil, en cuya capital, Río de Janeiro, murió el 7 de junio de 1871.Tenía 65 años. Durante su función como ministro plenipotenciario, fue asistido por Leandro N. Alem, quien se desempeñó, un tiempo breve, como secretario de la Legación Argentina. Años después escribiría una breve biografía de Paunero, a quien había conocido durante la Guerra del Paraguay.

Paunero en Recoleta

Sus restos fueron llevados a Buenos Aires en 1891 y descansan en el cementerio de la Recoleta.

En la época de Rosas tuvo que exiliarse en Bolivia y luego en Chile, de donde regresó, junto con Mitre y Sarmiento, para participar en la batalla de Caseros. Fue el jefe de estado mayor del primero en las batallas de Cepeda y Pavón. Mandó las fuerzas nacionales que reprimieron a las montoneras del interior, después de esta batalla, y luego, las fuerzas argentinas en la guerra del Paraguay, bajo el mando de Mitre, jefe de los ejércitos aliados.

Estuvo al frente de las tropas argentinas en la sangrienta batalla de Curupaity, alentando a sus hombres, en una jornada en la cual de los diecisiete batallones que atacaron bajo su mando ocho jefes cayeron muertos, ocho fueron heridos y solo uno salió ileso: el entonces capitán Roca. Varias de las pinturas de Cándido López muestran a Paunero con su barba blanca, observando el paso de las tropas, dándoles órdenes y encabezándolas en las acciones militares que tuvieron lugar en esa guerra.

Paunero y la lucha contra las montoneras, los pre gorilas

Paunero volvió a dirigir a las fuerzas nacionales en la lucha contra las montoneras del interior en 1867.

Pero a su destacada carrera militar sumó, paralelamente, la de hombre de Estado. Fue representante diplomático de su país de nacimiento en Bolivia, durante el exilio; periodista en dicho país y en Chile; intendente de San Nicolás de los Arroyos; diputado constituyente en la asamblea de 1861; gobernador de Córdoba en 1863; ministro del presidente Mitre en 1868; candidato a vicepresidente el mismo año y luego representante diplomático ante Brasil en la presidencia de Sarmiento, hasta su muerte en Río de Janeiro, en 1871.

Paunero y Leandro N. Alem, los pre gorilas

Paradójicamente, es muy poco lo escrito sobre él. Fue Leandro N. Alem, el fundador del radicalismo, el único que hasta ahora se ocupó de la figura de Paunero, ya que en 1893 escribió su reseña biográfica para el «Album de los guerreros del Paraguay», un quincenario que se publicaba entonces en Buenos Aires. Alem fue convocado para escribir sobre Paunero porque lo había conocido como joven oficial en la Guerra del Paraguay y después había sido su secretario en la representación diplomática ante Brasil.

Alem escribió ese texto en el mismo año en que vivió una gran agitación política, dado que encabezaba la revolución de 1893, razón por la cual su reseña queda inconclusa.

Paunero no era argentino, era uruguayo

Wenceslao Paunero no era argentino, era uruguayo, verdaderamente no fue otra cosa que un merdenario que luchó bajo las órdenes de Bs. As.
Personaje de triste memoria, fue uno de los tantos «Coroneles de Mitre», todos uruguayos que asesinaron a cuanto gaucho se cruzó en su camino. Es bastante conocido que el proyecto liberal denunciado entre otros por el autor del «Martín Fierro», Don José Hernández, quien señaló el plan para destruir y exterminar al gaucho y en una segunda etapa al aborigen, para poblar la Argentina con inmigrantes del Norte de Europa, aunque los que terminaron viniendo fueron del Sur.

Si bien el último acto de exterminio del proyecto americano fue la destrucción del Paraguay, en nuestro país, luego de la caida de Rosas por la traición de Urquiza, este volvió a traicionar al pueblo federal, cuando a pesar de la victoria de Lanza Seca, el Brigadier General Don Juan Saá, en Pavón, se retiró en plena batalla dejándole el campo libre a Mitre, que se enteró de su victoria luego de haber huido a San Nicolás.

Paunero sangriento

Estos sangrientos uruguayos, uruguayo no orientales, comenzaron su obra con el asesinato del Chacho, el General de la Nación Ángel Vicente Peñaloza.
El 12 de noviembre de 1863 moría asesinado el caudillo riojano general Ángel “Chacho” Peñaloza luchando contra el centralismo del entonces presidente Bartolomé Mitre. Mitre desarrolló una política de alianzas con los sectores conservadores del interior a fin de subordinar las provincias a los intereses porteños. Esto provocó numerosos levantamientos armados. En junio de 1863, Peñaloza fue derrotado por el ejército nacional. El caudillo huyó entonces a Los Llanos, en La Rioja. Más tarde invadió San Juan, pero el coronel Irrazábal lo derrotó en Los Gigantes. Peñaloza volvió a refugiarse en Los Llanos y, pese a que se rindió, fue asesinado por Irrazábal, otro mercenario, quien hizo que sus soldados lo acribillaran a balazos. Su cabeza fue cortada y clavada en la punta de un poste en la plaza de Olta.
Como este personaje fue Wencesla Paunero.