Camioneta VW Amarok se incrustó en confitería Oporto

Camioneta VW Amarok se incrustó violentamente en confitería Oporto: no hay muertos de milagro, solo hay daños materiales, el conductor es un joven, según los comentarios de los vecinos estaba borracho mirando el celular mientras manejaba.

El hecho ocurrió en un local gastronómico en Scalabrini Ortiz y Paraguay, en el barrio porteño de Palermo. Los dos ocupantes del vehículo, que se trasladaba a alta velocidad y terminó destrozado, sufrieron heridas leves.

El vehículo es una VW Amarok que, según averiguó Palermonline Noticias, el accidente se produjo a las 6:45 hs, tiene multas por un valor de 10.258 pesos en concepto de exceso de velocidad y no usar el cinturón de seguridad.

Frente a Oporto se pueden encontrar con un emblemático bar como Varela Varelita, un clásico del barrio y pasión de los vecinos, donde renunció el Vicepresidente de De la Rua, En la Casa Rosada de ese momento se vivió un clima de tensión y honda preocupación por el hecho producido por Alvarez; De la Rúa se recluyó con sus ministros, la historia siguió, después de leer la histórica renuncia a la vicepresidencia se abrazó con su esposa, Liliana Chiernajowsky, en Varela Varelita.

De cafés y bares, Buenos Aires está lleno, de una amplia variedad, estilos y especialidades. Pero para quien se ha encariñado, con Varela Varelita, no hay otro igual. En sus mesas se han sentado ocasionalmente escritores, políticos y algún que otro artista. Pero quienes le ponen color al bar, son vecinos, muchos de ellos comentaristas de deportes y filósofos de la vidaen general. En los confines de esa marca expansiva que son Palermo Soho y Hollywood, se levanta orgulloso el café Varela-Varelita. Muchos co­mentan que su estética se ha que­dado en el tiempo, pero también le envidian sus mesas abarrotadas y el honor de haber sido escenario de la renuncia de un vicepresiden­te de la Nación. “En realidad, eso de la renuncia es una confusión”, dice Javier, mozo de la tarde y uno de los accionistas del Vare­la-Varelita, café de barrio donde se sirven picadas en bandejita de me­tal y se lucen orgullosas las botellas de hesperidina y el vino Toro que se vende por copa.

El Varela-Varelita tomó su nombre actual en los 70 y origi­nalmente fue un almacén con des­pacho de bebidas llamado Gran Despensa Argentina. Fredy, un cliente sentado en una de las me­sas más cercanas a la barra, cuenta que empezó a venir en 1978. Una anécdota que recuerda siempre fue durante la convertibilidad de los 90. Estaba desayunando cuan­do un tipo va a pagar el café y le hecha en cara al Gallego, el mozo de la mañana, que está muy caro: “eh, pero 1,20 el café, si la semana pasada pagué un café un dólar en Nueva York”, le dijo. El gallego lo paró en seco y le contestó, “sí, uno veinte, pero pensá en todo lo que te ahorrás en pasajes”.