Cocina y salud, una dupla inseparable

Gabriela Lima es periodista, de esas que aman su profesión y van detrás de cada detalle, de cada dato, hasta sentir que tienen completa la historia, que aquello que quieren contar está perfecto. Y esto se evidencia en sus libros “Cocina para celíacos” y “Cocina para personas con diabetes”, ambos de Editorial Albatros, donde ella pone todo su oficio al servicio de quienes desean mejorar su calidad de vida.

-¿Cómo surgió la idea de hacer los libros?
-Trabajaba para Planeta Mamá y, a través de ellos, escribí el libro de alimentación para bebés y niños y, luego desde la editorial, me encargaron el primer libro que escribí ya con ellos. Estas temáticas relacionadas con la salud me son cercanas, porque además de periodista soy cocinera amateur, ya tenía un blog con recetas, por eso enseguida me encantó la idea. ¡Cada libro tiene más de 150 recetas!
-¿El resultado superó tus expectativas?
-El que superó mis expectativas fue el libro de celíacos. El que habla sobre alimentación para bebés y niños fue el primero que hice para Editorial Albatros, fue toda una experiencia. Con ese me superé a mí misma: en poder investigar, hacer un libro. Hubo otro anterior, pero fue más informal. En cambio, con Albatros por primera vez tuve la experiencia de que una editorial me acompañe, y eso sí superó mis experiencias previas.
Cuando te sentás a escribir el libro, uno tiene un volumen de información tan enorme, que hay que prestar atención a que tenga un hilo de principio a fin.
En cambio, el de celíacos superó mis expectativas en general. Por ese me llamaron de programas de radio, muchos celíacos me siguen, son muy activos en mis redes. Ellos están buscando siempre información y por eso creo que fue bien recibido.
-¿Fue cambiando el proceso de armar los libros?
-Se formó un método. Primero armo una agenda con quienes son las autoridades en el tema, los entrevisto y, a partir de ahí, se va modificando la idea que uno tiene del libro: van surgiendo otras personas a entrevistar y se arma en la cabeza ese hilo conductor. Ese es el momento de sentarse a armar el índice de capítulos. Después empiezo a desarrollarlos. Es lo que a mí me funciona.
-¿Qué aprendiste escribiendo estos libros?
-Me dejaron conocer gente súper interesante, como los médicos y nutricionistas. También accedí a conocimiento en áreas que no hubiera profundizado. Me hicieron reflexionar sobre mi alimentación, la de mi familia. Hice cada receta y mi familia las probaban. Fue un proceso compartido. Son trabajos que requieren de acompañamiento de quienes te rodean, porque ellos van viendo cómo te acaparan más los libros según te acercás a la fecha de entrega.
-¿Qué te movilizó como la celiaquía y la diabetes?
-Sabía sólo lo que saben todos, por eso significó una investigación enorme, entrevistas a los especialistas en la materia y de un campo que yo no me hubiera acercado. Y así surgió el Facebook de Jugo de Lima, donde escribo sobre cocina, nutrición y salud, siempre como periodista.
-¿Qué devolución te hacen los lectores?
-Consultan, hacen preguntas. Muchos no tienen idea qué es una premezcla y otros directamente te consultan con qué premezcla conviene hacer la receta. A veces me ponen variaciones: como una receta que puse sin huevo y una lectora le puso y me escribió para contarme que le había salido bien también. Hago hincapié en que practiquen y en que se puede vivir sin productos panificados, pero es una cuestión cultural muy fuerte y la prohibición pone la lupa sobre lo que no se puede.
-¿Cómo sos como lectora? ¿Lees libros de cocina? ¿Los aplicás a tus comidas cotidianas?
-Sí, leo mucho y mucho de cocina. A los 14 años, no sé por qué, empezaron a salir en La esquina de las Flores, fascículos semanales de ellos, y los iba comprando. Ahí me metí en el mundo del naturismo. Hacía las recetas, al principio me salían incomibles. Mirando como mi mamá cocinaba había aprendido bastante y luego investigué e hice dietas naturistas, macrobióticas, crudivegana, vegana, vegetariana y también la cocina tradicional. Tengo en la cocina de mi casa una biblioteca de libros de cocina. Y las editoriales me mandaban los libros de cocina porque saben que me gusta. Lo uso un montón, he quemado varios libros. Uno de Narda lo quemé con el horno. Otra vez apoyé uno sobre el tostador y estaba la hornalla prendida.
-¿Qué tip le darías a los potenciales lectores de tu libro?
-Se los súper recomiendo, sobre todo cuando tiene el diagnóstico, porque ninguno tiene una posición negativa antes la enfermedad, sino todo lo contrario. Sobre todo en la celiaquía, que tan sólo variando la dieta se solucionan todos los problemas. Uno tiene que ver al diagnóstico como una buena noticia. Ayudan a la persona a no sentirse una víctima de la enfermedad.
Además, tienen una cantidad importante de recetas y todas son sencillas. No hay recetas de esas que tenés que ir a comprar al barrio chino. Son para toda la familia, son sabrosas y fáciles, incluso para quien no sabe cocinar. Son libros que empoderan a las personas, que le hacen revisar su posición frente a la enfermedad desde un punto de vista positivo. Cómo vivir lo mejor posible con esto que le tocó, hacerse responsable.