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Cómo ayudar a un niño a reconocer sus emociones.

Por Susan Quilliam, autora del libro “Lenguaje corporal del niño”, de Editorial Albatros.



Un recién nacido sabe con precisión si un adulto cercano está enojado, incluso si el enojo no está dirigido a él: su visión tenue parecería indicar que no puede ver una expresión adusta, pero ciertamente puede oír un cambio en el tono de la voz y percatarse de los cambios internos de una persona, por ejemplo el ritmo cardíaco y el olor corporal.
Después de unas semanas, los bebés son capaces de focalizar un rostro enojado, y a los seis meses pueden advertir la diferencia entre éste y un rostro feliz.
A los cinco años, un niño puede reconocer el lenguaje corporal de las tres emociones complejas: enojo, miedo y tristeza; al igual que los distintos patrones de respiración. Las otras emociones más complejas -como disgusto, felicidad, sorpresa-ingresan a su base de datos mental durante los años siguientes.

El problema es que durante esos años, a medida que va creciendo, tendrá menos capacidad de visualizar e interpretar las emociones, ya que la sociedad no sólo desalienta la toma de conciencia de nuestras emociones sino que alienta la ceguera social hacia las emociones de las demás personas. Esa ceguera social no se compensa con ninguna educación formal; hay muy poco programas que enseñen a los niños a continuar desarrollando sus observaciones emocionales.

Por eso es importante que usted le enseñe a su hijo la habilidad para “visibilizar” sus emociones. Estos son algunos consejos al respecto:

*Invente un juego de visualizar emociones: “¿Qué te parece que siente ese hombre?”
*Pídale que nombre las emociones que ve para incorporar un vocabulario emocional.
*Cuéntele sus emociones con honestidad, para que compare lo que él ve con lo que usted siente en realidad.
*Utilice lo que ve en la televisión para que aprenda sobre las emociones intensas. Formule preguntas tales como: “¿Qué siente el actor?”, “¿Cómo se siente ahora?, “¿Cómo sabés?
* Llame su atención a los ojos, las cejas y la boca. Los estudios realizados indican que la mayor parte de las señales se comunican a través de estos rasgos.
*Un niño que está muy atento a las señales corporales también visualizará una mirada hacia abajo que indica que una persona está utilizando el canal de pensamiento kinestésico, lo cual significa que está teniendo un pensamiento emocional.

Sabía que… (subt)

El control de las emociones varía según el sexo: los niños aprenden que demasiadas expresiones faciales pueden dar una imagen de debilidad; las niñas aprenden que sonreír llama la atención.
El control emocional varía también según las culturas: los niños japoneses deben ocultar sus emociones mucho antes que los niños griegos, y en Francia cualquier vestigio de torpeza, aún en un niño de dos años, se soluciona con el alejamiento de la mamá.
Además, el control emocional puede variar con la situación: las lágrimas se pueden permitir si constituyen la respuesta alegre por haber aprobado un examen, pero se deben contener rápidamente si son por un golpe en un juego en equipo.