Conflicto en el Subte: La conspiración de los millonarios que parasitan al Estado

Los que prometieron construir 10 kilómetros de Subte por año, y en seis años sólo inauguraron unas pocas estaciones, ahora acusan a los trabajadores y su sindicato de ser una suerte de conspiradores que quieren evitar el progreso por supuestos intereses oscuros.

El gobierno de Macri utiliza todo su aparato de prensa y sus no pocos medios aliados para denostar a los trabajadores de tráfico de la Línea B y a nuestro compañero Claudio Dellecarbonara en particular, que denunciaron las condiciones peligrosas para los trabajadores y usuarios de las estaciones inauguradas Esteban Echeverría y Juan Manuel de Rosas. Los trabajadores han mostrado fotos y videos donde se ve el pésimo estado de los túneles y los talleres, en donde hay riesgo de vida para los trabajadores y pasajeros, filtraciones y hasta sitios inundados.

Macri, además de querer utilizar electoralmente estas inauguraciones demonizando a los trabajadores, defiende el negocio de los Roggio. Son del mismo palo. Ellos vivieron y viven esquilmando los recursos del Estado. Se hicieron multimillonarios gracias a licitaciones y entregas directas de todos los gobiernos militares y civiles de los últimos cuarenta años. En 1975 los Macri sólo poseían siete empresas y cuando terminaba la dictadura llegaban a cuarenta y seis. Los Roggio son otro gran emblema de la “patria contratista”. Estuvieron con la dictadura, con Alfonsín, con el menemismo y ahora con el kirchnerismo y el macrismo. Todos ellos les dieron jugosas licitaciones y negociados con obras y servicios públicos. Con Menem se quedaron con la concesión del Subte y Kirchner les mantuvo el mismo esquema. Veinte años después los Roggio siguen haciendo negocios gracias a los subsidios estatales y la red sigue en condiciones deplorables mientras los trabajadores y usuarios viajan en pésimas condiciones.
A ellos les importa un bledo cómo deben viajar millones de trabajadores para llegar a sus trabajos. Utilizan el Subte sólo el día que hay alguna inauguración. A ellos no les importa la vida del pueblo trabajador. Cuando Antonio Villares, trabajador de la Línea B, moría electrocutado el 2 de abril pasado, y miles de viviendas de la Ciudad sufrían la inundación de sus casas, Mauricio Macri decidió regresar de sus vacaciones en su avión privado. ¿Cómo pueden defender un transporte público seguro, cómodo y eficiente?

Macri y sus laderos como Rodríguez Larreta y el Subsecretario de Trabajo Ezequiel Sabor defienden estos intereses parasitarios. Acusan a los trabajadores de ser «vagos» y de no querer trabajar. Los trabajadores del subte defienden el cronograma de horas de trabajo y descansos por algo más que un derecho laboral, totalmente justo. Los trabajadores de tráfico están al frente de formaciones que trasladan a miles y miles de pasajeros, y tienen una responsabilidad sobre su seguridad. La intención del gobierno de aumentar el tiempo de trabajo a los conductores, en condiciones insalubres, atenta directamente contra la propia vida y la seguridad de los usuarios que ya están obligados a viajar como si fueran ganado. El ataque a los trabajadores se completa con las declaraciones del titular de Sbase (Subterráneo de Buenos Aires Sociedad del Estado), Juan Pablo Piccardo, el creador de la fascistizante Unidad de Control el Espacio Público (UCEP) encargada de moler a golpes a las personas en situación de calle.

Tantas acusaciones y operaciones macartistas son para esconder su propia ineficiencia, que es producto de su naturaleza de clase, y seguir defendiendo sus negociados con el Estado. A ellas se le suman las grandes corporaciones mediáticas que también se beneficiaron del Estado con «pesificaciones asimétricas» y son deudores multimillonarios de la AFIP.

Quienes utilizan todo el aparato público para hacer sus propias campañas electorales critican a nuestro compañero Dellecarbonara por ser candidato a senador del Frente de Izquierda. Para ellos los trabajadores solo son objetos de explotación y la política es un arte exclusivo de los que explotan el trabajo ajeno y sus políticos a sueldo.
El accionar de los trabajadores de la Línea B y su sindicato nada tiene que ver con las próximas elecciones, como sí lo tuvo la inauguración de Macri acompañado por candidatos como el rabino Bergman.

Los trabajadores de tráfico y su sindicato decidieron no prestar por ahora el servicio hasta las dos nuevas estaciones porque no están dadas las mínimas condiciones de seguridad. Los trabajadores lo pueden demostrar a quienes quieran saber la verdad. En éstas horas presentaron un recurso de amparo ante la Justicia haciendo las denuncias del caso.

Acá los irresponsables son los Roggio, Macri y todo su séquito. Contra los verdaderos conspiradores que viven del Estado, contra los que no dudan en pos de sus beneficios en arriesgar la vida de todos los que utilizamos el subte, vamos a seguir luchando en todos los terrenos para defender los derechos de los trabajadores y los usuarios.