Créditos. Los beneficios de tener una tarjeta y endeudarte.

Lo corroboran las calcomanías allí pegadas, sean de American Express, Visa, Master Card, Diners o Cabal, solo por nombrar algunas de las más conocidas. Ya reestablecido de la crisis económica del 2001, 2017 y del 2016, el crédito, si bien no demasiado abundante, ha vuelto a reinstalarse con Ahora 12 y Ahora 18. Y una de las formas de crédito son justamente las tarjetas.

Los beneficios de tener una tarjeta de crédito son muchos. Son un crédito encubierto y automático de hasta treinta días, sin intereses al menos para plazos cortos. Permiten no andar con mucho dinero en efectivo por la calle en estos tiempos de inseguridad. Al menos si no caemos en las manos de una banda de secuestradores “expres” (no de American Express).

También nos permite obtener dinero en efectivo de los cajeros automáticos. Nos otorga la facilidad de pagar servicios a través del teléfono. Y por último, el dueño de la tarjeta es considerado una persona moral y económicamente solvente. La tarjeta le confiere al usuario prestigio y confiabilidad. No es lo mismo, luego de una primer cita, y antes que nuestra futura compañía conozca nuestras penurias, pagar cash que pagar con American. Uno, definitivamente, se siente más importante.

Tampoco hay que olvidarse , que uno de los últimos anuncios de nuestro Presidente, fue justamente el de reactivar el crédito, y uno de los puntos acordados con las instituciones bancarias fue el que las tarjetas de crédito financiarán las compras sin interés por doce y , en algunos casos, hasta 24 meses. Uno de cada tres argentinos tiene hoy tarjeta de crédito.

Pero la verdad es que para tener una tarjeta hay que tener una personalidad especial y ser cuidadoso con los gastos. Caso contrario pueden convertirse en un arma de doble filo.

El no sacar un billete del bolsillo muchas veces nos lleva a pensar que el gasto no fue tan importante. Y cuando el resumen llega por correo nos agarramos la cabeza. La tarjeta de crédito es otro invento yanqui, para variar. El primero en implementarla fue un tal Ralph Scheider. Fue el quien creó Diner’s Club, la primera tarjeta de crédito, en 1950. Y su primer uso fue el de solventar, como lo indica su nombre, la cena a crédito en unos pocos restaurantes neoyorquinos. Luego, unos ocho años después, el ahora lavador de dinero Bank of América creó la primera tarjeta bancaria, la Bankamericard, que no es otra cosa que la que hoy conocemos como VISA. Ese mismo año American Express también presentó su versión de una tarjeta de crédito universal. Muchos años después, en 1966 un grupo de bancos formó lo que ahora se conoce como MasterCard. Al país llegaron recién en los setenta.

Actualmente, muchos usan tarjetas. Pero otros no las prefieren. Es que, tal como le dijo a este cronista un conocido comerciante de la Avenida Santa Fe, «muchas personas no quieren meterse en cuotas. Tratan de pagar como pueden y cuando pueden sus deudas y quieren sacarse las tarjetas de encima. Muchos hoy compran con la plata que tienen en el bolsillo, si tienen esa suerte”. La Argentina tiene un extraño privilegio.

En este país se creó la primera tarjeta “criolla”. Esta, como su nombre lo indica, revela bastante detalladamente nuestra naturaleza. Se trata de la tarjeta “Gar-Card”.