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Día mundial del reciclaje

Día mundial del reciclaje: el estilo de vida que tenemos que adoptar

Se dice que el reciclaje tuvo su origen en 1031 en Japón, donde se registró la primera reutilización de papel. Las cosas han cambiado desde entonces, pues gracias a los avances tecnológicos y a la voluntad del ser humano por conservar el ecosistema, hoy son muchos los materiales que pueden someterse a esta práctica.

Desde el 2005, la UNESCO declaró el 17 de mayo como día internacional del reciclaje, con el objetivo principal de sensibilizar a la población mundial respecto a la importancia de aprovechar los residuos al máximo y proteger así al medio ambiente.

Se dice que el reciclaje tuvo su origen en 1031 en Japón, donde se registró la primera reutilización de papel. Las cosas han cambiado desde entonces, pues gracias a los avances tecnológicos y a la voluntad del ser humano por conservar el ecosistema, hoy son muchos los materiales que pueden someterse a esta práctica.

Además del beneficio natural de estos esfuerzos, los artículos de material reciclado pueden dar un toque “trendy” a nuestra vida diaria, ya sea a través de objetos comprados o fabricados por nosotros mismos; estos últimos funcionan también como terapia ocupacional y tienen la virtud de ser hechos a medida, de acuerdo a nuestras necesidades.

La idea del reciclaje

La idea del reciclaje, entendido en su sentido más amplio de recuperar un recurso que terminaría como descarte para reintroducirlo en el uso o en un circuito productivo, ha dejado de ser una novedad. Todo tipo de organizaciones públicas y privadas lo incluyen como parte de su esquema de gestión y muchos individuos colaboran activamente invirtiendo su tiempo en limpiar, separar y/o llevar a puntos de recolección aquello que estiman puede ser reciclado.

¿Significa eso que ya está resuelto el tema? Lejos de ello, un análisis de la situación mostrará que estos esfuerzos son parciales y que están sujetos a tener un impulso continuo para poder sostenerse, que en ciertos casos incluso se manifiesta en retrocesos cuando ese impulso inicial se agota o bien en serias dificultades para expandir el alcance de las actividades.

Por otro lado, hay una creciente cantidad de materiales cuya recuperación es aún incipiente, pero para los que ha aumentado su volumen de descarte tan significativamente que merecen atención. El caso más conocido es el de los aparatos eléctricos y electrónicos, donde existen barreras tecnológicas y de diseño para poder aumentar la cuota de recuperación de materiales.

Esto significa que hay dos grandes desafíos entrelazados: potenciar las áreas en las que se ha avanzado e incorporado el reciclaje, y apoyar la expansión en aquellas donde su adopción es incipiente. El camino a seguir para lograr esto tendrá que ver con reciclar, pero reciclar inteligentemente y cuando tenga sentido.

Para aquellos rubros en los cuales está consolidada la acción de reciclar, es importante profundizar en la optimización: analizar si la logística que se hace tiene sentido dados los recursos que se recuperan, mejorar separación, fletes y puntos de recolección, y potenciar los efectos sociales positivos del reciclaje.

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En aquellos en los que la recuperación es todavía escasa, la coordinación y puesta en funcionamiento de los circuitos es una tarea aún más compleja que requerirá acompañamiento para poder establecerse, más teniendo en cuenta que las inversiones para superar las barreras tecnológicas al reciclaje requieren confirmar una viabilidad previa del circuito que justifique dicha inversión.

Claro que no todo el reciclaje es igual, ni tiene el mismo resultado tanto en términos económicos como en términos de los recursos naturales recuperados. Tomar nota de esto y potenciar aquellos casos donde el resultado es claro y significativamente positivo permite mostrar la utilidad del reciclaje. A la vez, a veces habrá que considerar que un circuito puede no tener sentido en términos de recursos naturales recuperados, en paralelo a si tiene o no viabilidad económica.

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Este aspecto es clave, considerar la acción desde el punto de vista de la utilización de los recursos naturales resulta ser tanto o más importante que el sentido económico de la operación. De todas maneras, el balance no siempre será totalmente claro o en unidades fácilmente comparables- por ejemplo ¿qué sucede si reciclar más cobre implica gastar más hidrocarburos? – pero al menos nos puede dar una pauta general de hacia dónde enfocar los esfuerzos y dónde se debe mejorar.

Finalmente, lo más importante. Más allá de optimizar o aumentar la proporción de reciclaje, el primer paso es evitar llegar a tener ese potencial residuo a reciclar. A final de cuentas, la sobriedad en el uso de los recursos es tanto o más importante que avanzar en la recuperación tras su utilización, entendiendo que la energía requerida y las pérdidas durante la transformación implican que un esquema más circular en el uso de los recursos naturales tampoco será sostenible ante un consumo desenfrenado.



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