DOHA. La cumbre del cambio climático no logra ni mínimos consensos

Puntos de fricción
Ambición: sensación creciente entre los países en desarrollo de que los países más ricos no están haciendo lo suficiente para reducir las emisiones de carbono
Dinero: falta de claridad sobre la procedencia del dinero para ayudar a los países menos favorecidos a adaptarse
Falta de compromiso: los principales emisores de carbono, incluyendo Estados Unidos, Canadá, Rusia y Japón, dicen que no asumirán nuevos objetivos de emisión de carbono bajo una extensión del Protocolo de Kyoto

Claramente, para que el segundo pacto tenga integridad, hay que establecer límites sobre cuánto se puede trasladar de este año al siguiente período y hasta qué punto los países usan ese ‘aire caliente’ para cumplir sus objetivos»
Tracy Carty, experta en cambio climático, Oxfam

Doha acoge la cumbre del cambio climático de la ONU con muchos temas pendientes sobre la mesa de negociaciones, como determinar los compromisos del segundo periodo del Protocolo de Kioto y la ayuda a los países más desfavorecidos.

La XVIII Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático (COP18) debe concretar varias de las ideas adoptadas en la anterior reunión, celebrada en Durban (Sudáfrica) en 2011, y lograr un nuevo acuerdo global de reducción de emisiones más ambicioso.

Entre el 26 de noviembre y el 7 de diciembre, unos 17.000 delegados de 194 países tratarán de alcanzar un consenso en el Centro Nacional de Convenciones de la capital catarí y de evaluar los avances de los distintos países en la reducción de emisiones contaminantes.

Los participantes en la cumbre deberán determinar la duración del segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto, que comenzaría en 2013, con los países en desarrollo apoyando un periodo de cinco años y la Unión Europea (UE) uno de ocho.

El problema de cara a este segundo periodo es que en Durban sólo la UE, Suiza y Noruega expresaron su intención de participar en él, mientras que otros países desarrollados como Canadá, Japón y Rusia se desvincularon y un tercer grupo con Australia a la cabeza se mantiene indeciso.

Esta falta de compromiso implica que por el momento los países que tomarían parte en el mismo sólo generan un 15% del total de emisiones contaminantes mundiales.

El otro asunto en el que se pretende avanzar es en el diseño de un nuevo protocolo de reducción de emisiones, de carácter global, cuya negociación comenzó en mayo de 2012.

El grupo de trabajo Plataforma de Acción de Durban (ADP, en su siglas en inglés) tiene el mandato de elaborar el citado instrumento legal antes del año 2015, para que entre en vigor en 2020.

Como dijo el pasado octubre en una reunión preparatoria en Seúl la secretaria general de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, Christiana Figueres, la cumbre de Doha representa «una inmensa oportunidad» ante los numerosos desafíos.

Figueras instó a los asistentes a que en la capital catarí lleven «el segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto de las largas negociaciones a su implementación el 1 de enero de 2013».

La máxima responsable de cambio climático de la ONU también señaló que en Catar se puede decidir «cómo se materializará el compromiso de apoyo financiero a los países en desarrollo».

Sobre la ayuda a los países más desfavorecidos, el acuerdo de Durban también dejó para la cumbre de Doha la captación de fondos para sustentar el Fondo Verde para el Clima, que pretende proporcionar 100.000 millones de euros a estos países a partir de 2020 para afrontar los estragos del cambio climático.

El pequeño emirato de Catar, con poco más de dos millones de habitantes, busca con esta cumbre, la mayor de su historia, afianzar su posición mundial y de referente regional.

El coordinador general de la COP18, Abdulaziz bin Ahmed al Malki, aseguró esta semana que Doha ha organizado «activamente» la convención durante un año.

«Estoy contento con el trabajo que el equipo ha realizado y espero que sus esfuerzos logren que la conferencia sea un éxito», afirmó en declaraciones recogidas por la página web de la organización.

En cuanto al transporte, las autoridades cataríes han dispuesto una flota de un centenar de autobuses «verdes», que funcionan con gas licuado, con el objetivo de minimizar el impacto sobre el medio ambiente.

Otras de las medidas adoptadas para fomentar un evento sostenible es el portal web «PaperSmart», donde los participantes pueden imprimir los documentos que necesitan relacionados con la convención.

La cumbre de Doha será la primera Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU que use este sistema, que busca reducir considerablemente la cantidad de papel utilizado.

También supondrá un cambio en esta convención el hecho de que la organización ecologista Greenpeace no organizará protestas durante las reuniones, tras llegar a la conclusión de que su impacto no iba a ser suficiente para el costo que suponen, al no contar en Catar con oficinas locales.