El blusero Pardo presentara “Ruccula for Drácula” en Boris Club

El cantante y guitarrista argentino residente en España vuelve al país para presentar su nuevo trabajo discográfico «Ruccula for Drácula», el martes 6 en Boris Club, del barrio de Palermo, CABA.

El cantante y guitarrista argentino residente en España José Luis Pardo vuelve al país para presentar su nuevo trabajo discográfico «Ruccula for Drácula», la segunda placa con composiciones propias y en la que regresa a la raíz del blues tradicional, el martes 6 en Boris Club, del barrio de Palermo.

En esta experiencia, que comenzará a las 21.30 en la sala porteña de Gorriti 5568, el músico estará acompañado por Román Mateo (guitarra), Alberto Burguez (bajo), Yair Lerner (trompeta), Homero Tolosa (bajo) y Chipi Cipolla (bajo), y tendrá varios invitados entre los que se destacan Florencia Andrada y Gonzalo Bergara.

El nuevo álbum «Ruccula for Drácula» empezó a germinarse en los estudios de la Escuela de Blues -proyecto que emprendió hace cinco años con tres amigos en Madrid y del que hoy es director- cuando se juntó con una de las bandas con las que suele tocar en España y llevó algunas ideas que tenía para su proyecto.

«El disco anterior había tenido una producción muy buena así que quería que el nuevo trabajo estuviera poco producido. Buscaba algo más crudo, con poca instrumentación, pero al final los temas fueron ganando y pidiendo una personalidad propia», explica Pardo, en diálogo con PALERMONLINE NOTICIAS, sobre el proceso que duró un año y que, al final, tuvo una producción similar a «13 formas de limpiar una sartén».

Aquel trabajo, lanzado en 2014, está compuesto por canciones que Pardo escribió directamente en español. Él confiesa no saber cómo surgieron y también asegura que no quería que muriesen en una nota de voz de un teléfono o en un anotador, así que pensó que era un buen momento para difundirlas.

«Era en aquel momento o nunca. Después de dar a conocer esas canciones que no se centraban solamente en la música negra, me dieron ganas de volver al blues. ’13 formas de limpiar una sartén’ me ayudó a llegar a un público más abarcativo que el del blues y arrastrarlo hacia mi terreno», relata el guitarrista y compositor, del otro lado del teléfono.

Pardo se mueve entre el blues y distintas expresiones de raíz negra, pero sobre todo dentro del blues. Sin embargo, no se considera un bluesman y para justificarse, recurre a la definición histórica de la palabra, que se remonta a la esclavitud del siglo XIX en Estados Unidos y asevera que bluesman puede serlo sin tocar la guitarra. «Muchas veces se confunden los términos, soy sólo una persona que toca blues».

A diferencia de «13 formas de limpiar una sartén», octavo álbum de la discografía de Pardo, el primero con composiciones íntegramente propias, «Ruccula for Dracula» se recuesta principalmente en el blues y aportes de otras variantes de la música negra y cuenta con composiciones en inglés.

Este sólido noveno disco del cantautor argentino, que hace casi una década reside en España, logra expulsarte del mundo terrenal y llevarte, a través de un groove que no pierde su intensidad y de los sutiles arreglos de los instrumentos a una dimensión en la que no es posible quedarse quieto y donde se destacan el bajo de David Salvador, la guitarra de Pardo y el saxo de David Carrasco.

Entre los invitados del álbum, recorren algunas de las trece composiciones Kenny «Blues Boss» Wyne, el popular pianista y vocalista estadounidense de 72 años; el legendario Bob Stroger de 85 años; y el saxofonista Doug James, compañeros de viajes a los que escoltó en giras.

«Mi abuelo era catamarqueño, abogado y aparentemente tocaba folclore. Yo no lo conocí», afirma Pardo, quien también es casualmente abogado, mientras trata de encontrar alguna predisposición genética a la música porque ningún integrante de su familia -mayor que él- tiene conexión directa con la armonía ni la melodía.

«Tenía diez años. Recuerdo que un día estaba con mi hermano en la cocina y en la televisión pasaron un tema de Queen. Agarré la escoba e hice de cuenta que era Brian May. Cuando terminó, la desperté a mi vieja y le dije que quería tocar la guitarra, y me contestó: ‘mañana hablamos’. Ese fue mi primer vínculo con la guitarra», bromea 25 años después, aunque ciertamente se trató de su primera aproximación a la música.

Un año después, comenzó con los estudios musicales y tras recorrer bares y distintos circuitos de Buenos Aires, en 2004 lanzó con The Mojo Workers su primer disco «As the years go passing by». Dos años más tarde recorría con la banda distintos puntos de España.