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El ex cantante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. «Estoy a favor de la despenalización de drogas blandas»

En un extenso reportaje publicado en el último número de la revista Orsai -que, según Carlos «Indio» Solari, será el último de su carrera-, el ex cantante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota confirmó: «Tengo gente conocida en el Gobierno, pero no me saco fotos con ellos». «Y no les gusta, porque están en el poder. Y te lo hacen saber. Lo mismo pasa con las corporaciones de noticias. Entonces estás atajando penales de todos lados», continuó.

Hernán Casciari, responsable de la publicación, había asegurado que estaban detrás del cantante desde el primer número, y en el medio, la revista Forbes publicó que el Indio era el músico argentino más rico lo que le generó un gran enojo.

«Lo que me sorprendió fue que en los foros y en los comentarios de internet, donde habita esa jauría maoísta, decían que yo me lo merecía pero nadie discutía si tenía o no esa fortuna», aclara el cantante en la nota realizada por Pablo Perantuono.

«La justificaban, pero no la ponían en duda. Me rompió las pelotas, porque no sé la información que manejan, pero hacer trece millones de dólares no es fácil. Digo, no ya para mí, que no tengo sponsors, sino para el que tiene sponsors. Internet me parece que es una herramienta estupenda que se está usando a la bartola», afirmó.

«Hay una jauría despreocupada con razonamiento de colmena que no me gusta, pero sí me gusta la tecnología, me parece fascinante. Internet es otro ‘gran hermano’ cada vez más potente», redondea la idea respecto de su acercamiento a la tecnología y el uso que se le suele dar, además de aclarar que «leo mis alertas», respecto de la búsqueda que hace de su nombre en la red, para ver la forma en que se lo trata.

«Lo único que prometí es hacer canciones»

«Cuando digo que no voy a hablar más porque ya no tengo nada más para decir, también es porque creo que la interpretación de los hechos para provocar impacto en la sociedad está en manos de líneas editoriales sobre las cuales no tengo dominio. Y esto a la vez me hace pensar que en los nervios de los jóvenes hay mucha más información de futuro de la que yo pueda decir. De cualquier manera lo único que prometí es hacer canciones», aseguró.

«No sé hacer otra cosa. Uno de los pocos trabajos distintos que hice fue trabajar en un hogar de niños. Y después lo que hice toda la vida fue dibujar, cantar y componer canciones», continuó.

Pasado y presente de su música

Respecto del cambio de sonido teniendo en cuenta los primeros discos de Los Redondos, el Indio afirma: «Ni bien el artista se fatiga o empieza a incorporar elementos más complejos, cambia… Yo no cambio eso por nada. Tengo que ser fiel a lo que creo. Es la única manera en la que siento que estoy vivo, independientemente de los resultados. Pasa con las canciones de Los Redondos: las del principio me parecen muy frescas, entiendo el atractivo que tienen, pero, para mí, ahora estoy haciendo cosas mejores, más atractivas, distintas lecturas, más complejas».

«Las primeras letras eran bastante elementales», y continúa, «hay gente que sigue trabajando del monstruo que la gente crea, que durante veinticinco años toca la misma canción. En cambio, David Bowie o Peter Gabriel: esa gente me inspira».

Las drogas

«Apareció una falopa jodida que se puso de moda en los ’90, la cocaína. Ya se tomaba desde antes, pero se tomaba un pequeño perico, para mantenerse bien. Pero en los ’90 arrancó la raya larga y eso ha hecho estragos. Es una droga muy jodida. Es como tener un acelerador, que en realidad sólo tenés que usar cuando necesitás pasar a alguien. Es una droga muy atractiva, pero muy jodida», confiesa.

«He visto mucho alrededor: cerebros quemados, suicidios, etcétera», afirma y aclara: «Estoy a favor de la despenalización de las drogas blandas. Si cada uno tiene un par de plantitas en la casa para fumarse su porrito se acaba el mercado. No el de las drogas duras, porque en ese caso estamos hablando de adicciones químicas. Pero han puesto todas las drogas en la misma bolsa y eso no está bien».

«¿La experiencia de los ’90? Arrancó con papel picado y terminó con luto y crespón negro», cerró.