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El mate, cebado con bombilla y agua caliente.

Tomar mate en el Palermo Soho. Todos los vecinos de Palermo nos tomamos unos «matienzos». Puede que a algunos no les guste, o no les caiga bien. Pero la infusión de yerba mate es rica en vitaminas, en fósforo, hierro y calcio.

Escribe: Ernesto Magneto
Sección: Mate con biscochos

El mate, cebado con bombilla y agua caliente es creación de los indígenas guaraníes. Es medio loco. Acá en Buenos Aires muchos desprecian a los paraguayos, pero, por favor, no nos toquen el mate.

Todos los vecinos de Palermo nos tomamos unos «matienzos». Puede que a algunos no les guste, o no les caiga bien. Pero la infusión de yerba mate es rica en vitaminas, en fósforo, hierro y calcio. Tomada fría como lo hacen los paraguayos, el clásico tereré, es refrescante. Pero después agarráte catalina.

La tradición del mate o la yerba mate, si bien vino de nuestros «hermanos» paraguayos (si, los mismos a los que los invadimos junto a Brasil casi matándoles a la totalidad de la población masculina), luego se convirtió en una costumbre típicamente argentina y uruguaya. Y para los tradicionalistas, es todo un ritual. Los que saben prepararlo, los que antes de verter el agua caliente, lo sacuden, separando las hojas de los tronquitos, y explican hasta el hartazgo, cuando nadie los quiere escuchar, los valores de este rito centenario, tienen sus códigos.



Para ellos un mate amargo es símbolo de fuerza. Uno dulce bien puede ser amistad o cariño. Cuando una mujer se lo ceba extremadamente dulce al hombre quiere decir que siente amor y quiere llegar al casamiento. Si encima está bien caliente significa pasión. Si alguien te ceba un mate lavado te está diciendo que te desprecia. Y así podríamos seguir interminablemente con este tipo de simbolismos.

Y no podemos menos que decir que en Corrientes y al lado, en el Uruguay, se llama «porongo» a la calabaza con forma de pera y cuello, que se usa para el «mate». Igualmente, no es conveniente, al menos en estos casos, usar una bombilla de cuero. Cosas del lenguaje. Porque los verdaderos creadores de esta bebida, los «paraguas», llamaban a este recipiente caiguá. Caá -yerba-, i -agua- y guá -recipiente-.

Un matrimonio se separó por causa del mate en Palermo. Todas las noches, cuando el marido volvía a su casa le preguntaba a su mujer. «¿Tomamos mate o cojemos? Yerba no hay».

Cuando al día siguiente, al volver, se topó con diez paquetes de Nobleza Gaucha en la cocina, entendió el mensaje.