El Observatorio de la Deuda Social Argentina difundirá un informe lapidario sobre la pobreza

La UCA difundirá nuevas cifras alarmantes sobre la pobreza estructural en la Argentina. En base a siete indicadores, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) mide la situación de la población y lo que marcará es que ocho millones de personas que no tienen acceso a por lo menos tres de las siete dimensiones de derechos desde los últimos 15 años.

«Cuando hablamos de pobreza cero no hablamos de un día para otro, hablamos de una meta, no importa que no sea presente, importan los esfuerzos, cuántos argentinos rescatamos de esa situación», dijo Macri desde el atril de la empresa ARAG, una pyme que fabrica componentes para pulverización y dispositivos tecnológicos en agricultura de precisión.

Barómetro de la Deuda Social Argentina

El Barómetro de la Deuda Social Argentina identifica, estudia, monitorea y evalúa la dinámica y los alcances de la Deuda Social -entendida como déficit en las capacidades de desarrollo humano e integración social de la población-. Además, evalúa el efecto de las políticas y acciones públicas-privadas que inciden sobre su estado y evolución.

Estas actividades integran las siguientes dimensiones:

Dimensiones de las condiciones materiales de vida: hábitat, salud y situación económica de los hogares, y trabajo y seguridad social.
Dimensiones de la integración humana y social: recursos psicosociales para el desarrollo humano y vida social y comunitaria.
Dimensiones de las condiciones de Trabajo y Seguridad Social: Analiza los cambios ocurridos en la calidad del empleo, el estado de la situación laboral, el acceso a la seguridad social, y los ingresos de los trabajadores.
Dimensiones de Salud y las Condiciones Psicosociales: Los factores relativos a la salud, los recursos psicológicos y los soportes sociales, en particular los de carácter socioeconómico y ambiental.
Dimensiones de Confianza Institucional y Vida Ciudadana: Credibilidad que los ciudadanos tienen sobre la democracia y las instituciones. La seguridad ciudadana, siendo esencial para el bienestar y el desarrollo de la persona.

Esos indicadores son: la seguridad alimentaria, cobertura de salud, servicios básicos como conexión a la red de agua corriente, vivienda digna, recursos educativos, afiliación al sistema de seguridad social, y acceso a las comunicaciones y a la información.

El diario La Nación anticipó que lo que reflejará el ODSA es que la pobreza estructural no cede. Los números que se conocerán en breve sobre 2016 son comparables a los de 2014. En 2015 se vio una mejora, pero desde la UCA lo atribuyen a que fue un año electoral. El informe reflejará una mejora de los ingresos, pero un empeoramiento de las condiciones estructurales.

«Al estar afectados en tres o más dimensiones, es difícil que estos ocho millones de habitantes de la Argentina salgan de esta situación de pobreza. Por mucho que se les asignen programas sociales, no se resuelven sus problemas de calidad de vida», dijo al matutino Agustín Salvia, investigador responsable del ODSA.

Y agregó: «Hay diferentes metodologías para medir esta pobreza estructural, no sólo el método del observatorio. No afirmamos que hay que medir con nuestro método, pero sí que necesitamos que haya un debate a nivel nacional y acuerdos académicos e institucionales para definir qué es la pobreza en sus diferentes dimensiones, y a partir de ahí fijar metas medibles para bajarla a través de políticas que mejoren la calidad de vida de quienes la padecen».

Respecto a lo que ocurrió en 2015, Salvia explicó que «en términos económicos fue mejor, seguramente porque fue un año electoral». «El Estado puso mucho dinero en circulación a través de programas sociales. Hubo una inyección de dinero, es cierto, pero la pregunta es si eso es sostenible. El 2015 fue mejor entonces, a mi juicio, de manera ficticia, vía emisión o gasto público insostenible. Todavía estamos viendo si este gobierno va a lograr una mejora de la pobreza de manera sostenible», señaló.

En marzo, el ODSA difundió sus mediciones de pobreza que marcaron que en 2016 cayeron en esa situación 1,5 millones de personas hasta el tercer trimestre. En los últimos tres meses del año la situación mejoró producto de menor inflación, aumentos en las jubilaciones y asignaciones familiares y AUH, el cobro del aguinaldo, y un leve repunte del empleo. Sin embargo, Salvia advierte que en la primera parte de 2017 volvió a subir levemente la pobreza porque se reactiva la inflación.

En materia de inseguridad alimentaria, la UCA advirtió que 6 millones de personas padecen hambre. «Uno de cada 10 hogares no tiene los recursos para alimentar a toda su familia», sostuvo Salvia.

Sin embargo, agregó que «el hecho de que la gente sienta hambre no quiere decir que no cubra esa necesidad de alguna manera, a través de comedores, por ejemplo, o de la Iglesia».

Justamente hoy, Ámbito Financiero publicó una entrevista con el titular del INDEC, Jorge Todesca, quien opinó que «la pobreza baja más cuando cae la inflación que cuando los salarios le ganan a los precios».