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El oso blanco y el Zoo.

El oso blanco y el Zoo

Creo que puedo opinar sobre temas del Zoologico, porque entre los años 1936 y 1945 fue casi mi segunda casa. Muchas veces he contado episodios de los animales, que han aparecido en distintas publicaciones. Pero ahora encuentro que la muerte del oso polar ha despertado una ola de discusión que, como siempre, encierra tanto el fanatismo como la indiferencia o el conocimiento como la ignorancia. Ahora se odia a los Zoo, pero hace mas de un centenar de años eran una forma de difundir la cultura. Ahora es fácil viajar a paises remotos o ver videos tomados al lado de un tigre de Bengala. Los niños de mi edad no viajaban, salvo los hijos de padres muy ricos. Muchos ni siquiera sabían que existieran Africa o Asia. Los que defendían la educación querían poner ante los ojos de esos niños
un animal que entonces abundaba y que podía obtenerse gracias a cacerías muy peligrosas. También ahora parece tonto construir alojamientos para los animales con estilos correspondientes, pero una niña de 8 años (como era yo) hacia volar la imaginación por ese templo hindú como el del film El ladrón de Bagdag. Y la jirafa parecía más alta junto a su minarete.

Claro, para las teorías actuales la forma en que se encerraba y se trataba a los animales era cruel, los lugares de encierro eran inadecuados, había poco personal especializado, peo por una monedita se ponía a la mano del porteño todo un mundo de fantasía.

Y paso ahora a otro punto de la discusión. ¿El lugar era adecuado? Desde los años 30 que se habla de trasladar el Zoo a otra parte. Indudablemente que además de ser muy chico, el entorno actual conspira contra la salud de los animales. Los fuegos artificiales no son cosa solo del dia de año nuevo.

Continuamente hay espectáculos similares. Me encanta el concierto 1812 pero su cañonazo final altera a los animales por muchos días.

Pero yo quisiera que las personas de ahora pudieran ver el alojamiento de los osos correspondiente a mis tiempos de infancia. Un recinto limitado a un lado por la reja y al otro lado una salida a otro espacio que no se veía. En el piso un estanque con diámetro menor que el largo del oso. Una columna de hierro era lo mas notable, porque el oso la lamía continuamente. No sé si lo hacía para
obtener alguna substancia que lo beneficiaba o por otra necesidad, pero a mi me entristecía mucho y prefería ver a sus vecinos los osos pardos.

Creo que se debería dar mas a conocer algunas historias de otros tiempos, no solo del Zoologico sin del Botánico, el Parque 3 de febrero,para que se valorizara mas su evolución.

Por Norma Drobner vecina de Palermo.