El papa Argentino Francisco en Medio Oriente, una ola de energía y paz acompañan su misión.

Tierra Santa. El papa Francisco comienza su viaje a Tierra Santa con su llegada a Jordania, punto de inicio de este peregrinaje que le llevará además por la Autoridad Palestina e Israel y con el que emulará la histórica visita de Pablo VI al mismo territorio de hace cincuenta años.

El papa partió a las 08.15 hora local desde el aeropuerto internacional de Fiumicino de Roma en dirección al de la capital jordana, Amán.

Desde allí se trasladará, acto seguido, al palacio real Al-Husseini para ser recibido oficialmente por el rey Abdallah II.

En palacio mantendrá un encuentro con autoridades jordanas y pronunciará un discurso.

Después celebrará una misa en el mismo estadio al que ya acudieron Juan Pablo II y Benedicto XVI en sus respectivas visitas y allí dará la primera comunión a 1.400 niños.

El río Jordán, donde según las escrituras cristianas fue bautizado Jesús, será la siguiente etapa durante este primer día de viaje del papa, quien bendecirá sus aguas al igual que lo hiciera Pablo VI.

Bergoglio, que pernoctará en la nunciatura de Amán, concluirá esta primera jornada de peregrinaje manteniendo un encuentro con 600 refugiados y enfermos en la Iglesia latina de Betania, a orillas de ese río.

Mañana pasará la mitad del día en la ciudad de Belén ( en la Autoridad Palestina), donde, según la tradición cristiana, nació Jesús y donde será recibido por el presidente palestino, Mahmud Abbás.
Entre otras actividades, el pontífice visitará el campo de refugiados de Dheisheh, al sur de la ciudad, donde se encontrará con los niños que le habitan.

A media tarde del sábado se desplazará a Israel, donde permanecerá hasta el final de su peregrinaje, el lunes.

Allí realizará diversos encuentros ecuménicos y, entre otras visitas y ceremonias, el papa acudirá al Kotel Hamarabí o Muro Occidental (conocido en el mundo gentil como Muro de los Lamentos), en una grieta del cual dejará un mensaje, como es tradición.

Este peregrinaje tendrá un marcado carácter ecuménico ya que tratará de fortalecer el diálogo con otras concepciones del cristianismo y de tender puentes en la relación con otras confesiones, según ha explicado la Santa Sede.

Muestra de esta voluntad es el hecho de que el papa Francisco vaya a estar acompañado por dos amigos argentinos: el rabino de Buenos Aires, Abraham Skorka, y el profesor musulmán Omar Abboud.

Sea como fuere, el momento central de este viaje será el encuentro del domingo entre el papa y el patriarca ecuménico Bartolomé I, que conmemorará los 50 años del abrazo entre Pablo VI y el por entonces líder ortodoxo Atenágoras I, un acontecimiento histórico símbolo de la aproximación entre diferentes concepciones del cristianismo.

Hasta hace sólo dos días, la joven argentino-israelí Laura del Milagro poco podía imaginar que recibiría al papa Francisco durante el peregrinaje que éste realizará a Tierra Santa.

Nacida en Argentina y radicada con su familia en Israel desde 2000, será una de las pocas privilegiadas que podrá acercarse al Sumo Pontífice durante la ceremonia de bienvenida que le ofrecerá en Jerusalén el presidente Shimón Peres, quien al conocer su caso decidió extenderle inmediatamente una invitación.

«Hoy puedo hablar con mucha alegría y satisfacción. No se lo dijimos a nadie aún. Le contamos a la hija pero ella no tiene noción a fondo de la situación, sabe que iremos a Jerusalén», relató Alberto Aredez, padre de una joven llena de ilusiones y que, a pesar de su discapacidad, es la fuerza motriz de la familia.

De 19 años, Laura nació en Tucumán en un parto prematuro con sólo 900 gramos, lo que después condujo a una retinopatía y a una ligera discapacidad mental como consecuencia de una falta de oxígeno en su incubadora.

Sus padres, Alberto y Graciela, le pusieron Laura del Milagro porque consiguió sobrevivir a las vicisitudes en contra de todo pronóstico médico.

«Los médicos no podían hacer nada y rezamos a Dios», manifiesta este ex periodista de varios medios argentinos reconvertido en el país en músico profesional gracias a un viejo hobby: el piano.

En 2001 en una de las visitas de la cantante a Israel, Alberto acompañó en el escenario a la popular Mercedes Sosa, una vieja amiga a la que conocía de Tucumán, donde vivieron a 150 metros de distancia: «Yo en la avenida de Avellaneda y ella en el Pasaje Sorol».

«Nos conocimos, fuimos amigos y más que nada cantábamos alrededor de la mesa (en asados). Esa era la verdadera Mercedes Sosa, la amiga, la del cariño que nos teníamos mutuamente a pesar de las dificultades políticas», señala. Durante esa visita de 2001, en un acto en la Universidad de Haifa (norte de Israel), la ya fallecida cantante también le dedicó a su hija Laura la interpretación de «Duerme duerme negrito», un recuerdo que Aredez guarda a sus 68 años con mucha nostalgia.

A Israel la familia había llegado un año antes en busca de un entorno más favorable para su hija, uno en el que pudiera desarrollarse con mayor normalidad a pesar de su discapacidad.

«Con mucho dolor dejamos Argentina, pero veíamos un horizonte mejor por lo que podría brindar a una niña en sus condiciones», detalló.

«Vimos la bondad que brindaba Israel, y las posibilidades de volver a la tierra de los ancestros de mi mujer Graciela», destaca sobre el proceso de «aliá», al que cualquier judío puede acogerse para nacionalizarse automáticamente.

Hoy, la familia Aredez, en la que el judaísmo y el cristianismo conviven en plena tolerancia («celebramos todas las fiestas»), vive en Ramat Gan, junto a Tel Aviv, y Laura acude diariamente a un centro escolar especializado en Jerusalén, a unos 50 kilómetros.

A la recepción del lunes con el pontífice la joven acudirá del brazo de su padre.

«Le pediré al papa que cuide de mi familia, que lo necesita, y de mis amigos, y que rece por mi patria, que también lo necesita: para que haya paz, orden, trabajo…», afirma el progenitor, quien también dará las gracias al pontífice por el camino que ha emprendido.

«Le diré gracias y que Dios le proteja siempre. Me emociona escucharle hablar, saber qué hace, y la longitud extrema de sus manos para llegar a la gente. Le pediré que tome a los pueblos israelí y palestino uno en cada mano y los una, para que los lleve hacia el camino a la paz», concluyó.