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El escandaloso chat entre jueces, funcionarios porteños y el presidente del Grupo Clarín

La Justicia Argentina adicta al Grupo Clarín. Un bombazo difícil de atajar. El escandaloso chat entre jueces, funcionarios porteños y el presidente del Grupo Clarín.


«UNA FACTURITA»

La Justicia del Grupo Clarín. Una bomba mediática difícil de atajar.

1. Los jueces «Coco» Maiques, Casey, Ercolini y Yadarola, armaron un chat con Pablo Casey, Jorge Rendo (Grupo Clarín), D’Alessandro (Seguridad CABA) y dos SIDE, para dibujar el viaje a Lago Escondido, gentileza de su mandante Clarín. Piden adulterar pruebas para simular legalidad

2. Amenzan hacer denuncias por terceros comprados o ONG a quienes suponen viralizaron los audios. Se ríen de su poder obsceno, agradecen a su dueño Clarín, y ponen en asquerosa evidencia lo que son: una marioneta del poder real.

3. Este es del Poder Judicial que tenemos: antirepublicano porque legisla y gobierna con sentencias, sin independiencia porque está al servicio del poder económica y parcial porque se constituyó en una arma de guerra No hay democracia ni Estado de Derecho con estos jueces

4. Y la Corte se apropió con Rosatti del Consejo de la Magistratura, y ahora con su terminal política del PRO (Juez), para paralizarlo ¡Justo el organismo encargado de remover los jueces ante la obscenidad que mostraron los Py! Se creen impunes, pero el pueblo siempre interpela.

El escandaloso chat entre jueces, funcionarios porteños y el presidente del Grupo Clarín

Involucra a los jueces Mahiques, Ercolini y Yadarola, Marcelo D’Alessandro de Seguridad de CABA y Jorge Rendo, segundo de Magnetto. Las artimañas para esconder una visita a Joe Lewis.

El grupo de Telegram fue creado –vaya paradoja– el 17 de octubre pasado como una suerte de comité de crisis después que trascendiera que un grupo de funcionarios judiciales viajó por invitación de directivos del Grupo Clarín a la zona del Lago Escondido, encerrada en el latifundio del magnate británico Joe Lewis, amigo personal del expresidente Mauricio Macri.

El grupo fue creado por Pablo Casey, director de Asuntos Legales e Institucionales del Grupo Clarín y sobrino de Héctor Magnetto. Y lo integran el CEO de ese grupo empresario Jorge Rendo; los jueces Pablo Yadarola, Julián Ercolini, Pablo Cayssials y Carlos «Coco» Mahiques; el ministro de Seguridad de CABA, Marcelo D’Alessandro; el exjefe de Legales de la SIDE y dueño de una consultora de medios Tomás Reinke y Leo Bergot, quien en realidad es el exhombre de la SIDE Leonardo Bergroth. Todos formaron parte del misterioso viaje en un chárter al sur que trascendió por la denuncia de dos dirigentes del Frente de Todos de Bariloche.

El grupo se llama «Operación de Página/12» porque fue ese diario el que contó sobre esa relación con apariencia indubitable de promiscuidad. Las conversaciones parciales de ese grupo trascendieron en las últimas horas y son un escándalo. Todos aseguran no haber hecho «nada malo», pero se empecinan en prefabricar y adulterar pruebas, inventar coartadas, incluso fabricar facturas truchas para demostrar que todo fue legal. Y prometen cobrarse venganza con quien suponen que fue el responsable de filtrar esa «reunión de amigos»: el jefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), José Glinski.

Del intercambio surge clara la presencia del Grupo Clarín en el viaje. Mientras todos discutían cómo hacer figurar que habían pagado cada uno su viaje y alojamiento, el directivo Pablo Casey les transmitió un mensaje: «Muchachos, más allá de todo lo que paguen, quiero decirles que yo me encargo de todo porque es mi responsabilidad», a lo que Yadarola, magistrado, le responde: «Pablo, ni lo digas. Somos un grupo y fuiste más que generoso en la invitación».

Jorge Rendo fue quien recibió a los viajeros en el Aeropuerto de Bariloche el 13 de octubre pasado. Se mostró preocupado por eso, ante la posible difusión de imágenes. «El tema de las cámaras es que en el aeropuerto de Bariloche estábamos Pablo (supuestamente Yadarola, aunque también podría ser Casey) y yo esperándolos y nos subimos juntos a las camionetas». El juez Pablo Yadarola le responde: «Cierto, Jorge. Ahí podemos estar juntos en imágenes».

Rendo fue también el garante de que nada apareciera en los medios del Grupo. Y quien operó para diluir la trascendencia en el suyo y en otros medios, a punto tal que el 20 de octubre abrió la ronda de chat con una evaluación: «Yo no vi nada hoy. Creo que, si no hay ningún ‘hecho nuevo’ el tema está terminado mediáticamente».

Los jueces Ercolini y especialmente Yadarola son los más activos en buscar cómo afrontar la situación dando apariencia de normalidad y legalidad. «Difícil de explicar que todos juntos fuimos a otro lado sin dejar cabos sueltos», reconoció Ercolini. Su colega Cayssials directamente propone mentir sobre el lugar en el que estuvieron: «Puedo conseguir una casa a la que fuimos a Bariloche. Es de un amigo que puede decir que nos la prestó». Y propone fabricar otra realidad: «De paso si quieren el mes que viene vamos de verdad ahí y nos sacamos las fotos con él ahí y cerramos todo». Ercolini parece entusiasmado: «Si se consiguiera eso, sólo queda la idea de confabulación, que es la nada misma. Salvo que tengan más».

Todos aseguran que el expresidente Macri no tuvo nada que ver con el viaje. Se burlan de las especulaciones en ese sentido y Casey incluso dice que «Macri no debe entender nada!!!! Jajaja». Pero hablan de otros viajes anteriores, con los mismos y otros personajes. Siempre invitados por el poder real, siempre en secreto. Hasta que trascendió.

El juez Yadarola le apuntó directamente al jefe de la PSA. «Eso no lo hacen sin una orden de la conducción política, José Glinski. Para anotarlo porque es el responsable». A Glinski le prometen de todo, menos justicia. El ministro porteño D’Alessandro le anunció al grupo: Si en algún momento me tocara ser ministro de Nación, lo primero que hago es disolver la PSA». Yadarola anuncia: «Estoy seguro que nos volvemos a cruzar en cualquier momento», ante lo que D’Alessandro le formula un pedido por anticipado: «Dame el gusto de ir a buscarlo con un patrullero nuestro que lo hago cagar».

«Estoy caliente y motivado para hacer la denuncia penal al puto de la PSA. Conténganme porque se me acaba la paciencia!», anuncia el juez de la Cámara de Casación, Carlos Mahiques. Bergroth cumple: «Coco, cuando tengamos cerrado todo pasamos a la ofensiva. Todavía me parece que hay fuego de todos lados y de toda clase. Nos tenemos que juntar para la estrategia». Pero Mahiques está desatado: «Estaría bueno instalar la idea de un espionaje con intervención de un organismo estatal de seguridad (la PSA) en los medios. Y enfatizar el fake de la noticia. Nos cargamos a la PSA. (…) Habría que hacerle llegar al PSA que le vamos a tirar con munición gruesa y que mejor no entregue nada más».

Tarde. El directivo de Clarín Pablo Casey anuncia al grupo: «Ya se lo hice llegar». Y D’Alessandro saca pecho: «A mí me mandó a preguntar si quería hablar con él… Le dije q no hacía falta q en algún momento la vida nos iba a cruzar. Tengo la mejor alcaidía para que le den una linda bienvenida».

El juez Yadarola se ufana de ser quién más conoce a Glinski por razones de su trabajo como juez en lo Penal Económico. «No debe estar tampoco nada tranquilo. Según dicen este Glinski es de la Cámpora y de Cristina. Habla con ella directo, y más aún desde la causa de los copitos, cuando se desplazó a la PFA y entró la PSA en escena». Más aún; ante señales que indican que Glinski no tuvo nada que ver con la filtración, el juez Yadarola especula levantando la apuesta: «si no fueron, se debe querer matar porque sabe efectivamente que nosotros pensamos que es él. Para un jefe de una fuerza es más o menos verse preso».

En los diálogos, el juez Mahiques reconoce tácitamente la existencia de sellos de goma y denunciadores seriales que llevan a tribunales denuncias por encargo. «Hay que denunciar el espionaje ilegal y la violación de los deberes de funcionario al jefe de la PSA. (…) El tema es si lo hacemos nosotros o una ONG o tercero». Ercolini se sincericida en la respuesta: «Eso después sí. (…) Después vemos el tercero».

El grupo también muestra su desprecio por periodistas identificados con nombre y apellido y desnuda cómo negocia y presiona a dueños de medios para frenar la publicación de la información.

El desprecio es extensivo al gobierno. El juez Yadarola reaccionó a los tuits de funcionarios y dirigentes oficialistas sobre el viaje inexplicable: «que se dediquen a twittear todo lo que quieran. Tienen fecha de vencimiento, se van a ir». Al ministro de Justicia, Martín Soria, lo llaman «payaso»; a Rodolfo Tailhade, «burro» o «idiota»; a Cristina Kirchner, «la mina».

El chat es un intento permanente de ocultar qué fueron a hacer todos juntos a Lago Escondido. Tan patético es todo que incluso se les ocurrió justificar que se trató de «dos días intensivos de clases de pesca con mosca».

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SORIA: «LOS CHATS CONSTITUYEN LA RADIOGRAFÍA PRECISA DE LA PODREDUMBRE DEL LAWFARE»
El ministro de Justicia, Martín Soria, aseguró este domingo que los mensajes intercambiados en la aplicación Telegram por jueces federales, el procurador porteño, directivos del Grupo Clarín, exmiembros de la AFI de la gestión macrista y el ministro de Justicia y Seguridad de CABA, tras compartir todos ellos un viaje a Lago Escondido, «constituyen la radiografía precisa de la podredumbre del lawfare».

A través de un hilo de Twitter, Soria se refirió a la información publicada este domingo por los diarios Tiempo Argentino y Perfil junto al portal El Cohete a la Luna, en la que se difundió el contenido del grupo de Telegram filtrado tras un hackeo.

Para el funcionario, las mensajes difundidos reflejan «una extraordinaria confesión de múltiples delitos», entre ellos «dádivas, tráfico de influencias, falsificación de documentos, prevaricato y hasta eventuales tormentos y privaciones ilegítimas de la libertad».

«La primera reacción de estos jueces y camaristas es plantar pruebas falsas y esconder la verdad», añadió el ministro para cuestionar la conducta de los jueces que formaron parte del vuelo privado de tipo charter que partió desde San Fernando a San Carlos de Bariloche el 13 de octubre último, en cuya lista de pasajeros figuraban Julián Ercolini, Pablo Cayssials, Pablo Yadarola y Carlos Mahiques, titular de la sala II de Casación Penal.

Al referirse a Ercolini, Soria lo definió como «el mismo que elevó a juicio oral una causa armada sin pruebas como la de Vialidad» y a partir de los audios difundidos lo acusó de «incitar a sus pares a buscar facturas truchas e inventar coartadas».

Finalmente, el titular de la cartera de Justicia advirtió que los intercambios revelados en el grupo de Telegram demuestran que aquellos que «deben impartir justicia no hacen más que conspirar por su propia impunidad y la de sus socios, además de perseguir al peronismo».

Para Soria, lo más grave de todo este episodio es la constatación de «cómo la justicia, los medios y el macrismo le atan las manos a la democracia».

MOREAU: «HAY QUE ELEGIR ENTRE DEMOCRACIA O MAFIA»
La difusión en varios medios de los mensajes que se enviaban a través de la aplicación Telegram jueces federales, directivos de medios, funcionarios del gobierno porteño y exmiembros de la AFI de la gestión Cambiemos tras compartir un viaje a Lago Escondido aparentemente invitados por el Grupo Clarín desencadenó una serie de críticas muy duras en el oficialismo, que el diputado Leopoldo Moreau resumió en la frase «hay que elegir entre democracia o mafia».

El legislador del Frente de Todos de extracción radical relacionó el contenido de los chats filtrados del grupo de Telegram que se conocieron tras el hackeo de la línea de celular del ministro de Seguridad y Justicia porteño, Marcelo D’Alessandro, con la última sesión en la Cámara de Diputados, donde Juntos por el Cambio se negó a votar la reelección de Cecilia Moreau al frente del cuerpo.

«Ahora se entiende el escándalo que JxC montó en el Congreso. Lo único que preocupa a los jueces y fiscales a los que se escucha planificar delitos varios para tapar el delito de dádivas es qué podía pasar en el Consejo de la Magistratura», aseguró el diputado del FdT que encabeza la comisión de seguimiento de los organismos y actividades de Inteligencia.

En el mismo sentido, Moreau resaltó que la intención del interbloque opositor en la Cámara baja al negarse a dar quórum para votar la renovación de autoridades fue «proteger a quienes los protegen a ellos», en referencia a los cuatro jueces federales que formaron parte del vuelo privado a Bariloche del jueves 13 de octubre: Julián Ercolini, Pablo Cayssials, Pablo Yadarola y el titular de la sala II de Casación, Carlos Mahiques.

«Algunos bloques de la oposición habrán sido arrastrados a ese golpe institucional contra las autoridades de la Cámara sin saber que había detrás. Ahora, si escuchan y leen los chats, se van a enterar. Hay que elegir entre la democracia o mafia», agregó Moreau en un hilo de Twitter.

Otra voz que se pronunció sobre el contenido de la filtración fue la del juez Juan Ramos Padilla, miembro del tribunal oral 29 de la justicia penal ordinaria de la Capital Federal, habitual convocante de protestas contra la Corte Suprema y quien en los últimos tiempos abogó por la necesidad de «una pueblada en Comodoro Py» contra la justicia federal y en defensa de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

En referencia a Ercolini, titular del juzgado federal 10, Ramos Padilla recordó que fue el responsable de archivar «la causa de Papel Prensa» por la compra de las acciones de la única productora de papel para diarios durante la dictadura, pero además -dijo- «inventó la causa Vialidad para condenar a CFK».

A través de su cuenta de Twitter, Ramos Padilla posteó que Ercolini «duerme con sus cómplices, con directivos de Clarín y espías de Macri en el campo en que (Joe) Lewis se apropió de un lago», para luego cerrar con una pregunta: «¿Poder Judicial de la Nación?»