Las equivocaciones son algo frecuente en la pareja.
¿Hasta cuándo vale la pena seguir intentando en una relación?
El que hace se equivoca y por eso todo el tiempo estamos expuestos a cometer errores que pueden llegar a generar eventuales problemas. Ante este tipo de situaciones, lo fundamental es saber definir un límite de tolerancia respecto a qué conflictos estamos dispuestos a aceptar y cuáles no. Después de todo, el fin último debe ser alcanzar la felicidad.
A lo largo de la vida, realizamos elecciones, tomamos decisiones y optamos por ciertos caminos, los cuales a veces son acertados y otras no. Cuando se comete un error, lo primero que hay que hacer es advertirlo. Cuando quien se equivoca es uno, suele ser más difícil darse cuenta y, es en este punto donde interviene el otro para determinar que algo se hizo mal. Aquí es necesario reflexionar y admitir el error.
Una vez aceptado, el siguiente paso es pedir perdón. Admitir que algo se hizo mal e intentar remediarlo es lo principal para solucionar las cosas. Si el otro está comprometido en la relación, sabrá entender. Así explicado parece simple, pero en la vida real suele ser algo más complicado, podemos tomar decisiones que otros consideran equivocadas, pero que nosotros pensamos que son las correctas. Podemos arrepentirnos de algo, pero rehusarnos a volver atrás. Podemos volver atrás, pero no podemos pedir perdón. Podemos pedir perdón, pero el otro puede no aceptar nuestro pedido. Podemos no perdonar al otro por algo que hizo.
Por lo tanto, las situaciones son múltiples y difíciles de predecir. El problema principal surge cuando las equivocaciones se vuelven frecuentes. Aquí cabe preguntarse: ¿hasta cuándo somos capaces de soportar? Se supone que cada uno debe aprender de sus errores y capitalizar las experiencias negativas en positivas, pero ¿y si esto no ocurre nunca? Entonces es necesario empezar a replantearse algunas cosas.
Es importante recordar que las repuestas a estas preguntas son personales, si bien es útil escuchar la opinión de otros, la decisión final está en uno mismo. Lo que se recomienda aquí es hacer un balance sobre los aspectos positivos y negativos de una relación y, en base a eso, determinar qué tiene más peso.
Volviendo a lo planteado más arriba también hay que dejar claros los límites que deben basarse en la búsqueda de la propia felicidad. Lo más adecuado es preguntarse si el perdón nos conducirá a la felicidad. Si continuar con esa persona, a pesar de sus errores, te hace feliz. Si la relación que tienen te trae más alegrías que tristezas y frustraciones. Si tu respuesta a todo esto es «sí», perdonar parece ser la decisión más razonable sino, quizás sea el momento de tomar otro camino.
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