Bomberos

Incendios en la Ciudad de Buenos Aires

En qué barrio hay más riesgo de incendios

Ante situaciones de riesgo llamá al 103.

Un incendio es una ocurrencia de fuego no controlada que puede afectar o abrasar algo que no está destinado a quemarse. Puede afectar a estructuras y a seres vivos. La exposición de los seres vivos a un incendio puede producir daños muy graves hasta la muerte, generalmente por inhalación de humo o por desvanecimiento producido por la intoxicación y posteriormente quemaduras graves.


La firma Kentucky sufrió en la mañana  5 ago. 2022 un principio de incendio en el barrio porteño de Palermo. Los bomberos de la Ciudad intervinieron rápidamente, por lo que el conflicto no pasó a mayores y el proceso fue controlado con normalidad.

Para que se inicie un fuego es necesario que se den conjuntamente tres componentes: combustible, oxígeno y calor o energía de activación, lo que se llama triángulo del fuego.

Los incendios en la Ciudad de Buenos Aires: El barrio más propenso a los incendios fue Palermo

Los incendios en la Ciudad de Buenos Aires. Según datos recolectados por medio de la cuenta oficial de Twitter de la Subsecretaría de Emergencias de la Ciudad de Buenos Aires, hubo al menos 163 incendios que tuvieron intervención de las fuerzas públicas en lo que va del año.

Esta cifra ronda la mitad de los casos que comunicó la misma entidad durante la totalidad del 2020 (374 hechos) y durante el 2021 (326).


En estos siete meses, el barrio más propenso a los incendios fue Palermo, con 16 intervenciones de las fuerzas de Emergencias: hubo incendios en cuatro comercios (un restaurante, una parrilla, un lugar de comidas y un local), cinco edificios, dos colectivos (de la línea 37, y de la 140), un taxi y cuatro vehículos particulares.

El más grave, según la información provista en las comunicaciones, ocurrió el 21 de junio en Santa Fe al 5300, con tres personas trasladadas a un hospital y otras nueve asistidas en el lugar.


Le sigue San Nicolás con diez incendios (a un restaurant, seis edificios y tres vehículos); Almagro (a dos comercios, dos edificios y cinco vehículos) y Núñez (en tres edificios, dos vehículos, dos colectivos y dos comercios) con nueve; y Recoleta (en cuatro edificios, un establecimiento religioso, una caja esquinera de electricidad, una cámara subterránea, y un vehículo) con ocho.

En contraste, no se registraron incendios en Villa del Parque, Villa Devoto, Versalles, Parque Chas, Villa Riachuelo y Agronomía. Es el segundo año consecutivo sin casos en Versalles comunicados por la subsecretaría.

Qué tipo de lugares se incendiaron en lo que va del año

Los siniestros que ocurrieron se pueden clasificar de la siguiente manera:

– Hubo 48 en edificios habitacionales (tres en hoteles).

– 47 en vehículos (tres de ellos camiones, dos motos y nueve taxis).

– 25 en comercios (entre ellos doce restaurantes, dos supermercados, un almacén, un bazar, una estación de servicio, la feria de San Telmo, una galería y una verdulería).

– 22 en viviendas.

– Seis en la vía pública (tres casillas, una caja de electricidad, una cámara subterránea y un puesto de flores).

– Cinco en el transporte público (colectivos).

– Cuatro en edificios no habitacionales (en un establecimiento religioso, en el establecimiento sanitario Centro Gallego de Buenos Aires, en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, y en una escribanía).

– Cuatro en talleres (tres mecánicos y una herrería).

– Uno en una obra.

– Uno en una torre de telefonía.

Qué tan graves fueron los incendios

Las comunicaciones de la Secretaría de Emergencia dan solo una primicia sobre los incendios que ocurren en la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, se puede dar una primera aproximación al peligro que presentaron, tomando en cuenta la cantidad de asistencias en el lugar, traslados a hospital y muertes que se comunicaron.

Así, hubo un mínimo de 100 asistencias, 73 traslados a hospitales y tres muertes en el año. Sin embargo, con el incendio que ocurrió el pasado 23 de junio en la calle Ecuador al 1000, -en el que murieron una madre y sus cuatro hijos, y causó 35 heridos-, el número de muertes ascendería al menos a ocho.

Además del incendio en Recoleta, seis otros hechos destacan entre los 163 que hubo por la cantidad de asistencias, traslados a hospitales y muertes que ocasionaron:

El 27 de junio se incendió el cuarto piso de un edificio en Bermúdez al 1600, en Monte Castro. Resultó en catorce traslados a hospitales.
El 17 de mayo se incendió el piso 22 de un edificio en Palpa al 2300. Resultó en la muerte de una persona y el traslado de tres otras al hospital Pirovano por inhalación de humo: fue el siniestro que se llevó la vida del neurólogo Melchor Rodrigo y afectó a Felipe Pettinato. Las investigaciones indicaron que el mismo se habría originado en el living comedor del departamento y está actualmente bajo investigación.

El 28 de abril un fuego generalizado en el quinto piso de un edificio en Ramón Falcón al 3300, Flores, resultó en ocho traslados a hospitales cercanos -tres de los afectados fueron niños- y hubo seis asistencias en el lugar. Se desplazaron once ambulancias para atender a los vecinos.
Otro hecho ocurrió el 24 de febrero en una vivienda en San Pedrito al 900, Flores, que resultó en una víctima fatal: una mujer de 67 años. En el combate de las llamas intervinieron los bomberos de la estación VII de Flores.
El 29 de enero un siniestro afectó a seis motos estacionadas frente a un edificio en Ramón Falcón al 1700, Caballito, que resultó en siete individuos asistidos y ocho trasladados a distintos hospitales. Según trascendió, las motos habrían pertenecido a repartidores y el fuego habría sido intencional.
El 24 de enero un incendio se desató en un hotel ubicado en Lavalle al 900, en el microcentro porteño. Falleció una persona y hubo once atendidos en total. Nueve de ellos -dos menores- fueron trasladados a distintos hospitales.

En qué pisos ocurren más incendios

De los 867 casos registrados en estos últimos tres años, 257 incluyen mención del piso donde ocurrió el hecho. Los cinco más comunes fueron: el primer piso, con 87 casos (33.9%); el segundo y el tercero, con 35 (13.6%, respectivamente); el cuarto con 19 (7.4%) y el sexto con 17 (6.6%). Estas menciones corresponden tanto a edificios (75.7%), como casas (18.8%), algunos comercios (3.1%), depósitos (0.8%), talleres (0.8%), fabricas (0.4%) y obras (0.4%).

Qué meses registran más casos

En los tres años, el periodo febrero-julio fue protagonista de la mayor cantidad de hechos (alrededor del 58%):

En julio ocurrieron 92 hechos (10.6%).
Junio tuvo 91 siniestros (el 10.5%).
Febrero presenció 85 incendios (9.8%).
En mayo hubo 83 focos (9.6%).
Marzo: 79 casos (9.1%).
En abril hubo 75 sucesos (8.7%).

En comparación, el mes en el que ocurrieron menos hechos fue octubre, con 50 (5.8%).

Qué tanta distancia hay entre los hechos y los bomberos más cercanos

Si se consideran tanto a las estaciones como a los destacamentos, cuarteles y voluntarios, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con 30 divisiones de bomberos listas para hacerle frente a los incendios. En promedio, todos los siniestros comunicados estos últimos tres años ocurrieron a una distancia aproximada de 1200 metros: 12 cuadras. En el peor caso tuvieron que atravesar 3.5 kilómetros y en el mejor 30 metros para comenzar a combatir el fuego.


Destacamento «Palermo»

Dirección: Guatemala 5966, C1425BVP CABA
Horas: Abierto las 24 horas
Teléfono: 011 4772-2222

Emergencias del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ante situaciones de riesgo llamá al 103.

Cuartel de bomberos en Buenos Aires

Estación II Patricios

Av. Caseros 2849 Teléfono: 4943-2222

Destacamento Nueva Pompeya

Av. Saenz 1457. Teléfono: 4911-4852

Estación III Barracas

Brandsen 1046 Teléfono: 4301-2222

Destacamento La Boca

Av. Alte. Brown y Av. Don Pedro de Mendoza Teléfono: 4301-2121

Estación IV Recoleta

Laprida 1739 Teléfono: 4826-0222

Destacamento Once

Tte. General Juan domingo Perón 2930 Teléfono: 4863-2884

Destacamento Retiro

Terminal de Ómnibus de Retiro Teléfono: 4313-7343

Estación V Belgrano

Vuelta de Obligado 2254.Teléfono: 4783-0820

Destacamento Urquiza

Av. Olazabal 5446 Teléfono: 4521-2222

Estación VI Villa Crespo

Av. Corrientes 5340 Teléfono: 4854-2222

Destacamento Palermo

Guatemala 5966 Teléfono: 4772-2222

Destacamento Chacarita

Santos Dumont 4350 Teléfono: 4584-3333

Estación VII Flores

Cnel. Ramón L. Falcón 2255 Teléfono: 4632-5806

Estación VIII Nueva Chicago

Av. Lisandro de la Torre 2830 Teléfono: 4687-2222

Destacamento Velez Sarsfield

José E. Rodo 4474.Teléfono: 4671-2222

Estación IX Versaillles

Manuel Porcel de Peralta 750 Teléfono: 4641-0326

Destacamento Villa Devoto

José Cubas 4142 Teléfono: 4501-2222

Estación X Lugano

Cafayate y Ana Diaz Teléfono: 4605-4242

Estación XI Albariño

Santander 5955 Teléfono: 4601-8801/8954

Destacamento G.E.R. Caballito

Riglos 959 Teléfono: 4921-2737

Destacamento G.E.R. Saavedra

Jaramillo 3551 Teléfono: 4542-2222

INTERVINIERON EN CASOS COMO IRON MOUNTAIN

Cómo investigan los bomberos que realizan las pericias en ambientes incendiados

Cómo investigan y qué buscan los bomberos que realizan pericias en un ambiente siniestrado por las llamas que deja «prácticamente en cenizas» todo lo que allí había es lo que explicó el jefe de la oficina de Investigación de Incendios y Explosiones, Martín López Calvo, quien destacó la «enorme responsabilidad» que supone determinar la causa de ignición de un caso y la rigurosidad que sus tareas requieren.

«Siempre genera cierta intriga nuestro trabajo y entender qué buscamos en un lugar donde supuestamente no hay nada», aseguró López Calvo (46), quien ya lleva casi dos décadas dedicado a la investigación pericial.

«Lo que buscamos es lo que llamamos marcas de fuego, a partir de las cuales determinamos cuál fue la causa de ignición, cómo y por qué se propagó el fuego y cómo afectaron los posibles factores intervinientes», explicó.

La oficina de Investigación de Incendios y Explosiones, liderada desde 2017 por López Calvo, es parte de la Compañía Técnico-Pericial del cuerpo de bomberos de la Ciudad de Buenos Aires y cuenta con dos destacamentos o unidades de intervención rápida en los barrios de Belgrano y Barracas.

Se trata de una dependencia post-siniestral, es decir, una vez que las dotaciones convencionales hicieron su trabajo y el fuego cesó, ingresan los bomberos dedicados a realizar las pericias en aquellos casos donde hay intervención judicial.

Dentro de la dotación hay bomberos, peritos, fotógrafos periciales y choferes y, en promedio, tienen una intervención y media por día.

Lo primero, aseguró, es tratar de llegar lo más rápido posible al lugar del hecho para preservar y controlar «que no ingrese nadie que no tenga que ingresar y que no se desdibuje la escena del hecho».

«Ya de por sí la labor del bombero, la tarea de extinción, trastoca un poco la escena. Pero una vez que terminan, es fundamental que se preserve la escena del hecho lo más real posible desde que se inició el incendio, porque es lo que nos permite ver las marcas que deja el fuego», explicó el bombero.

En un primer momento, el equipo interviniente se dedica simplemente a «mirar sin tocar nada» y a relevar cada detalle a través de un registro fotográfico.

«Una vez que tenemos todo registrado, empezamos a mirar un poquito más en detalle, a ver las marcas de fuego, como son la caída de revoque, el derretimiento de un metal, la carbonización en la madera, que puede ser superficial o profunda, y que dan la pauta del fuego y sus características», continuó López Calvo.

De esta manera, van levantando las distintas capas de todos los materiales que en un incendio caen al piso y a medida que avanzan «se llega a una zona de inicio, donde están las mayores afectaciones».

A raíz de esas marcas de fuego, los peritos van descartando inicios del fuego que saben que pueden haber sido posibles, para acercarse a su hipótesis final.

«Hay hechos en los que en una hora o poco más uno ya puede tener una idea de lo que pasó, y otros en los que se tarda días», señaló López Calvo, y aseveró: «Finalmente, firmar una pericia es una responsabilidad y un compromiso muy grande porque lo que nosotros ponemos va directo a la Justicia».

«Los bomberos tenemos idoneidad sobre el fuego, entonces lo que damos es una causa de incendio, por ejemplo una causa de llama libre, que puede ser de un encendedor, un fósforo, una vela. Eso puede ser intencional o accidental, pero eso ya lo define la Justicia, no nosotros», agregó.

Si bien cuentan con instrumentos específicos como boroscopios, detectores y medidores láser, pirómetros láser, entre otros, el bombero aseguró que la base del trabajo es «la capacitación constante, la experiencia y la observación atenta».

Además, en casos en los que hay dudas respecto a la presencia de alguna sustancia acelerante, como nafta o alcohol, cuentan con perros detectores de hidrocarburos.

«Si el perro indica, se hace un secuestro de un pedazo de piso y lo llevamos al laboratorio para que lo analicen y con un informe nos indican si hay presencia o no de estas sustancias para que podamos dar cuenta en las pericias», indicó.

Entre los siniestros más complejos en los que intervinieron, López Calvo recordó el incendio y derrumbe de Iron Mountain en 2014, el de la Perfumería Pigmento en 2020 y el incendio en el buque rompehielos Almirante Irizar en 2007, entre otros.

Más recientemente, fueron ellos los encargados de investigar las causas de ignición en el incendio que arrasó el departamento de Felipe Pettinato el pasado 16 de mayo en el barrio porteño de Belgrano, en el que murió Melchor Rodrigo, el médico neurólogo que atendía a Pettinato.

«En estos casos en los que hay víctimas carbonizadas, nosotros solamente intervenimos para registrar las marcas de fuego, es decir, cómo avanzó el fuego sobre el cuerpo, la posición en la que es encontrado, entre otras cosas. Después ya interviene criminalística y el médico forense», explicó el bombero acerca de este caso que la Justicia aún investiga.

«Nuestro informe pericial es un elemento más de prueba dentro de todo el material que recaba la Justicia, pero es uno bastante fundamental, porque determina cómo funcionó el fuego durante un siniestro», señaló López Calvo y agregó: «Solemos intervenir en casos complejos, por eso siempre tratamos de ser lo más rigurosos posibles y de no errar en nada».

«Ser perito del cuerpo de bomberos es un orgullo que llevamos adelante con una enorme responsabilidad», concluyó.

PREPARADOS PARA EL PELIGRO

Cómo trabaja el Grupo Especial de Rescate, los bomberos que intervienen en situaciones extremas

Riguroso, exigido y de un profundo compromiso es como definieron su trabajo los integrantes del Grupo Especial de Rescate (GER), la brigada de bomberos que interviene en el salvamento de personas atrapadas en incendios en altura, derrumbes o estructuras colapsadas, intentos de suicidio o rescates subacuáticos, entre otras situaciones no convencionales que requieren de sus conocimientos específicos.

Esta brigada, comandada por Flavio Chiappetta, forma parte del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de Buenos Aires, jurisdicción que se divide en los destacamentos de Caballito y Saavedra, y coopera además con el Gobierno Nacional, el provincial, los municipios y la Justicia en caso de ser solicitado.

«Nosotros tenemos un laburo adicional al bombero de estación ya que cuando todos los recursos se agotan, es cuando entra el GER», aseguró Rodolfo Goy (43), subcomandante y jefe de la sede Caballito, durante una visita de esta agencia en el destacamento.

Protegidos con los overoles naranjas -color internacionalmente asociado al rescate- o con los equipos azules tradicionales dependiendo el caso, son ellos quienes intervienen para rescatar víctimas en incendios de un tercer piso en adelante o en geriátricos, escuelas, shoppings u hospitales, o entre los escombros de sitios derrumbados, estructuras colapsadas o vehículos caídos al agua.

Protegidos con los overoles naranjas son ellos quienes intervienen para rescatar víctimas en incendios de un tercer piso.


Cuando alguien amenaza con tirarse al vacío desde un plano elevado, también acude el GER para intentar disuadir a la persona y distraerla, para luego arrojársele encima con una maniobra de rapel desde un plano superior, y así evitar que se tire.

«Quizás es medio frenético, pero siempre tratamos de ser lo más extremo posible y nos entrenamos para lo peor, para que no nos sorprenda si un día eso sucede», explicó el jefe de destacamento, quien ya lleva 23 años en la profesión.

Es que, a principios de la década del 80, el GER fue creado justamente a partir de una serie de siniestros que excedían las tareas y conocimientos de los bomberos comunes.

Desde entonces, lograron egresar del curso de ingreso y ser parte de este grupo especializado 292 operadores y actualmente lo conforman alrededor de 60 bomberos, con una edad promedio de 25 años.

«Tenemos que hacer un curso específico de 40 días seguidos donde hay una primera etapa de evaluación, con una parte física (que consta de una maratón de 35 kilómetros) y una de natación (de 4 kilómetros por el Río de la Plata)», señaló Goy.

La brigada de bomberos que interviene en el salvamento de personas atrapadas en incendios en altura.


Una vez que superan ese examen, inician un curso específico, diferente al resto de los bomberos, que finaliza con las «pruebas de valor», como practicar un rescate descendiendo de una tirolesa colgada en el puente de La Boca.

Los bomberos del GER coincidieron en que el valor, la confianza y la vocación de ayudar a otro son el motor fundamental del trabajo de este grupo del que poco se conoce fuera del mundo bomberil.

«Cuando tenemos que rescatar a una persona pero no hay una columna donde atarnos, saltamos al vacío y nuestro anclaje es un compañero: vos saltas a la nada y sabes que quien te va a bancar es tu compañero arriba», describió Goy y aseguró: «Ese nivel de confianza solo se logra entrenando».

Al igual que otros destacamentos, realizan guardias de 24 x 48 (trabajan un día y descansan dos), en las que tienen una estricta rutina de doble turno de gimnasia, instrucción y prácticas de distintas maniobras y técnicas.

Durante los entrenamientos en el destacamento de Riglos 959, el objetivo es ejercitarse para «llegar a nuestro límite físico y ahí tener que resolver un rescate de vida o muerte», expresó el bombero.

Fueron ellos quienes ingresaron el 23 de junio pasado al incendio del departamento de Ecuador al 1000, en el barrio porteño de Recoleta, al ser solicitados para el rescate de las víctimas atrapadas.

«Con el incendio todavía en desarrollo y sin esperar la línea de agua, entramos a salvar a tres chiquitos que estaban en el balcón», contó el subteniente Alexis Velay (26), uno de los bomberos que estaba de guardia esa mañana.

«Te metes en un horno, literalmente, y al estar todo negro por el humo, los reconocimientos (de víctimas y del espacio) son a ciegas. Entramos semi agazapados, siguiendo con la palma de la mano las paredes (del primer ambiente al que ingresan)» para intentar llegar a donde estén las víctimas, describió Velay, quien rescató a tres de los hijos de la familia Jabbaz que se encontraban en el balcón.

Lo ideal, aseguró, es tratar de bajar las calorías y temperaturas del ambiente y evaluar «la mejor forma» para extraer a la víctima, ya que no las pueden retirar «por cualquier lado porque nos podemos terminar perdiendo (por la baja visibilidad) o la puedo quemar».

Cuando alguien amenaza con tirarse al vacío desde un plano elevado, también acude el GER.  

Sin embargo, ese día, demorar «un minuto más era complicarse las vías respiratorias» y lo que había para apagar «no era un incendio convencional, era el infierno mismo y con fuego vivo, no es que estaba en fase latente».

«Se atacó un poco el comedor, les pedí (a los niños) que se agarren las manos y cruzamos», relató el bombero, que los acompañó luego hasta que quedaran en manos del SAME, para luego seguir con las demás tareas.

«Es durísimo, en el momento seguimos pero cuando termina la intervención caemos en lo que sucedió», aseguraron ambos y destacaron la ayuda de «un cuerpo de psicólogos que nos acompañan en situaciones muy fuertes».

A lo largo de los años, el GER estuvo presente en grandes incendios como el de Iron Mountain y Pigmento, en los incendios de Corrientes, cuando se quemaron las minas de Río Turbio en 2004, en Cromañón en 2003, la tragedia de Once en 2012 o el derrumbe del edificio en Rosario en 2013.

«Esta es una profesión que difícilmente se pueda sobrellevar si no hay pasión de por medio», expresó por su parte Velay y coincidió con Goy en destacar que, pese a todo, «la satisfacción cuando salvamos una vida es lo que nos mueve».