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Infertilidad. La noticia menos esperada.

Infertilidad es un término que se utiliza para describir la incapacidad de una pareja para concebir después de un año o más de relaciones sexuales sin protección. La infertilidad puede afectar tanto a hombres como a mujeres y puede tener varias causas, como problemas hormonales, problemas anatómicos, enfermedades crónicas, factores genéticos o ambientales, entre otros.

En algunos casos, la infertilidad puede ser tratada con medicamentos, cirugía, técnicas de reproducción asistida, como la fecundación in vitro, o cambios en el estilo de vida, como el control de peso o dejar de fumar. Sin embargo, en algunos casos la infertilidad puede ser irreversible y las parejas pueden considerar otras opciones, como la adopción o el uso de un donante de esperma o de óvulos para tener un hijo.

Es importante destacar que la infertilidad no es culpa de nadie y no debería ser motivo de vergüenza o estigma. Muchas parejas enfrentan problemas de infertilidad y hay una variedad de opciones disponibles para ayudarles a lograr su sueño de tener un hijo.

Cuando en la vida de una pareja se instala el deseo de un hijo, la alguna vez lejana idea de agrandar la familia se transforma en un proyecto concreto y a corto plazo. Pero a veces sucede que tras meses de búsqueda, el embarazo no llega y la expectativa se convierte en preocupación y ansiedad. Entonces, la pareja recurre al médico especialista en busca de respuestas y de una solución rápida. Sin embargo, al contrario de lo esperado, la consulta termina con una extensa lista de estudios a realizar, que multiplica los interrogantes e inaugura una nueva etapa para la pareja. Y una palabra que nadie quería pronunciar aparece en el horizonte: infertilidad.

A pesar de que poco saben sobre infertilidad quienes no están involucrados en el tema de un modo más o menos directo, este es un problema que en nuestro país, según datos de la Sociedad Argentina de Esterilidad e Infertilidad, afecta a un 15 % de la población en edad de concebir. Y se estima, en base a diferentes datos, que la cifra se incrementará este año al 20%. Entre sus causas más frecuentes figuran trastornos físicos, psíquicos y aun sociales.

Las consecuencias inmediatas de un diagnóstico
El diagnóstico de infertilidad siempre es inesperado y no suele prestarse atención al efecto que la noticia tiene sobre la pareja ni al impacto que causa. Diversos aspectos de la vida de ambos se ven modificados a partir de ese momento.

En el plano individual, la mujer experimenta emociones como enojo, miedo y tristeza al considerar frustrado su proyecto de ser madre, que la acompaña tal vez desde la infancia. Es habitual que, al ver afectada su posibilidad de concebir, sienta amenazada su identidad misma de mujer y menoscabada su autoestima, y que la angustia y la ansiedad la invadan. El hombre, por su parte, suele tratar de mostrarse fuerte para cumplir con el rol de sostén y soporte emocional de su compañera, aunque sufre en silencio por la situación que atraviesan.

Como pareja, las rutinas comienzan a cambiar. La vida social con frecuencia se deteriora, el matrimonio se aísla y en ocasiones hasta deja de asistirá reuniones con amigos o familiares debido a que la presencia de niños pequeños le refleja su propia imposibilidad. La noticia de cualquier embarazo es vivida como una puñalada en su autoestima; la pregunta ¿y ustedes para cuándo? los conmueve hasta lo más profundo.

La vida sexual también se ve afectada. A partir de la nueva situación, el médico recomienda días y horarios específicos para las relaciones, transformando la intimidad en un hecho pautado, agendado, en el que no participan la espontaneidad ni el deseo.

La rutina de la vida laboral se ve asimismo interrumpida por un sinfín de estudios médicos (ecografías, análisis de sangre, espermogramas, etc.) en los que se debe invertir mucho tiempo y energía. Estos estudios no solo son físicamente incómodos o molestos y psicológicamente desgastantes, sino que además es habitual que la pareja sufra la incomprensión de compañeros y superiores, o se vea obligada a exponer su intimidad para justificar las ausencias.

Los avances de la medicina en materia de salud reproductiva permiten, hoy más que nunca, que se llegue al tan anhelado embarazo. En la mayoría de los casos, el proceso culmina con éxito, y tal vez esa sea la razón por la que no se suele poner el foco en la contención de las parejas en tratamiento. Sin embargo, durante todo el proceso, estas pagan un alto costo anímico (además de económico) y deben aprender a convivir con el miedo, la ansiedad y la angustia.

Cómo amortiguar las consecuencias del diagnóstico de infertilidad
En primer lugar, informarse sobre la infertilidad si se desconoce el tema. Saber un poco más muchas veces es tranquilizador y estimula un pensamiento positivo.

Por otra parte, se aconseja que la pareja se comunique con los amigos y familiares más cercanos para que ellos comprendan la complejidad de la situación y funcionen como soporte. Esto, fundamentalmente, neutraliza el prejuicio habitual que reduce un problema de salud a una situación “mental”: es usual que los allegados manden a la pareja a “relajarse”, ignorando la verdadera dimensión del problema y cargando las “culpas” directamente sobre los implicados, lo que genera en ellos más angustia.

Es de vital importancia acudir a profesionales idóneos en el tema. Los psicólogos especialistas asumen la responsabilidad del trabajo preventivo; su función es contener, acompañar y facilitar la asimilación de la realidad que la pareja está viviendo. También colaboran para amortiguar el impacto de los tratamientos de alta complejidad que incluyen entradas en quirófano. Además, acompañan la toma de decisiones no siempre sencillas. En suma, la ayuda psicológica es de gran utilidad a fin de minimizar el sufrimiento, teniendo en cuenta que en los casos de infertilidad, el dolor preponderante no se siente en el cuerpo.

Existen varios métodos de fertilidad para parejas que tienen dificultades para concebir. Algunos de ellos son:

Medicamentos para la fertilidad: Estos medicamentos se utilizan para regular los niveles hormonales en la mujer y mejorar las posibilidades de ovulación. También pueden ayudar a los hombres a mejorar la calidad del semen.

Inseminación artificial: La inseminación artificial es un proceso en el que se introduce el esperma del hombre directamente en el útero de la mujer. Esta técnica se utiliza para aumentar las posibilidades de fecundación en parejas con problemas de fertilidad.

Fecundación in vitro (FIV): La FIV es una técnica de reproducción asistida en la que se extraen los óvulos de la mujer y se fertilizan con el esperma del hombre en un laboratorio. Luego, los embriones resultantes se transfieren al útero de la mujer para su implantación.

Inyección intracitoplásmica de espermatozoides (ICSI): La ICSI es un tipo de FIV en el que se inyecta un solo espermatozoide directamente en el óvulo. Esta técnica se utiliza en parejas con problemas de calidad o cantidad de espermatozoides.

Donación de óvulos o semen: Si uno de los miembros de la pareja tiene problemas de fertilidad graves, es posible que se necesite un donante de óvulos o semen para la reproducción.

Es importante destacar que cada pareja es única y los métodos de fertilidad recomendados dependerán de las causas subyacentes de su infertilidad. Los especialistas en fertilidad pueden ayudar a las parejas a determinar el mejor curso de acción para lograr su sueño de tener un hijo.