Inflación: sin freno.

La inflación de 2013 superó el 28% anual, siendo la más alta de la última década. El IPC Congreso, calculado en base a fuentes privadas, registró en diciembre un aumento del 3,4% mensual, anotándose la mayor suba para el último mes del año desde 1990. En términos anuales, al alza ascendió al 28,4%, superando en casi 3 puntos porcentuales el registro de 2012 (25,6%), en lo que fue el noveno año consecutivo con una inflación de dos dígitos.

Con estos datos, Argentina continuó liderando el ranking de inflación regional junto con Venezuela, que cerró el año 2013 con una suba de los precios minoristas mayor al 50%. Tanto Venezuela como Argentina excedieron con creces la suba de precios del resto de sus pares latinoamericanos, todos con una inflación de un dígito. Para tener una idea de magnitudes, durante el año pasado, Uruguay se situó tercero en el ranking regional, con un alza de los precios al consumidor del 8,2% (menos de un tercio de la inflación argentina), a la vez que el alza del IPC en nuestro país, tan sólo en el mes de diciembre, llegó a superar la inflación de todo 2013 de Chile (3%), Perú (2,9%), Ecuador (2,3%) y Colombia (1,9%).

En lo que sería la última publicación del IPC GBA con la metodología que viene aplicando el INDEC desde el año 2007, los datos oficiales finalizaron el año con una suba de los precios al consumidor del 1,4% mensual y 10,9% anual, manteniendo una brecha de más de 17 puntos porcentuales con respecto al IPC Congreso.

Si bien el alza de diciembre del IPC del INDEC resultó la más elevada desde la intervención del organismo, la puesta en marcha del nuevo IPC Nacional sigue presentando más dudas que certezas respecto a un blanqueo total de la medición de precios. Más allá de mejoras metodológicas, como el mayor alcance geográfico, las dudas se concentran en el manejo del relevamiento y la carga de datos.

En diciembre, el rubro alimentos volvió a explicar cerca de 1/3 de la inflación del mes, con aumentos en prácticamente la totalidad de los ítems relevados, a lo que se sumaron alzas en la medicina prepaga y el rubro esparcimiento, con el inicio de la temporada vacacional.

Paralelamente, lejos de moderarse, la aceleración de la inflación del tramo final de 2013 se profundizó en el inicio de 2014, con un nuevo encarecimiento de los alimentos y ajustes en bienes y servicios regulados, augurando un enero caliente en materia inflacionaria. Previo a la puesta en marcha del programa de “Precios Cuidados”, sobre una lista de 194 productos pactados con la Secretaría de Comercio, se autorizó un ajuste inicial de dichos precios, que de acuerdo a las autoridades busca garantizar el abastecimiento, adelantándose parte de la inflación esperada para los próximos meses sobre ese listado de productos.

Asimismo, dado el limitado alcance del programa (considerando la extensa oferta de marcas y presentaciones y los locales minoristas no involucrados), se continuó observando una fuerte presión sobre los alimentos, a lo que se sumó una suba del 66% en las tarifas de colectivos urbanos, un nuevo ajuste de los combustibles (del 8 al 10%) y alzas en los vuelos de cabotaje. El incremento de los alimentos y bebidas y los precios regulados deja un “piso” para el aumento del IPC de enero superior al 4%, al cual se le agregan las presiones estacionales del rubro esparcimiento, de manera que esperamos que la inflación del primer mes del año vuelva a acelerarse, superando la marca de diciembre, acercándose al 30% interanual.

Este empinamiento de las mediciones de inflación refleja, en parte, un sinceramiento de ciertas variables, como las tarifas o el dólar, que de todos modos está lejos resolver el desfasaje de precios relativos. El fuerte atraso en las tarifas de servicios para la vivienda (luz, gas y agua) y del transporte, llevó a una significativa pérdida de su participación en el gasto de los hogares respecto al resto de los bienes y servicios. En este sentido, los ajustes que comienzan a llevarse a cabo en las tarifas resultan poco significativos para restaurar los precios relativos de hace una década, pese a presionar sobre una inflación de por sí en ascenso. De acuerdo a nuestras estimaciones, a diciembre de 2013, los precios regulados presentaban un deterioro del 66% respecto a la relación que guardaban con el nivel general de precios previo a la salida de la Convertibilidad.

Paralelamente, así como la creciente inflación deteriora los salarios reales, la aceleración de la tasa de devaluación también erosiona los salarios en dólares, los cuales arrojaron un deterioro del 2% en 2013 medidos al tipo de cambio oficial, del 14% tomando en cuenta el “blue” y del 17% el dólar turista. Este comportamiento resta poder de compra en términos de bienes y servicios con precios dolarizados (claro caso de la vivienda o el turismo internacional), tendencia que se profundizaría en 2014.