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De los debates con Borges a una investigación a cuatro manos, Kodama explora la figura de Rosas

De los debates con Borges a una investigación a cuatro manos, Kodama explora la figura de Rosas

(Por Carlos Aletto) En «La divisa punzó», el libro escrito por María Kodama y Claudia Farías Gómez, la figura del Restaurador Juan Manuel de Rosas, es revisada a partir de las múltiples y contradictorias bibliografías, de la correspondencia entre el estanciero y San Martín y de las propias anotaciones personales del exgobernador de Buenos Aires, lo que configura en el lector un panorama claro de la época y, de alguna manera, lo ubica en un diálogo coherente entre versiones extremas que desde hace más de un siglo disputan por ocupar una centralidad en la Argentina.

Juan Manuel de Rosas es una de las figuras centrales de la historia argentina, que no solo dividió a los unitarios y federales en el siglo XIX, sino que siguió con grupos en tensiones en el siglo XX, principalmente con la aparición de partidos del «campo nacional y popular»: Yrigoyen y Perón. El libro publicado por editorial Sudamericana, escrito por María Kodama, la última esposa y compañera de Jorge Luis Borges, y la especialista en Letras Clásicas y Filosofía del Derecho Claudia Farías Gómez no ignora estas diferencias y disputas de sectores de poder en la Argentina.

Kodama cuenta a Télam los distintos diálogos que tuvieron con Borges sobre Rosas. Hay que recordar que desde el primer poemario «Fervor de Buenos Aires» (que en 2023 cumple cien años) Borges ataca al recuerdo del «tirano». La escritora dice que habló muchas veces con Borges sobre Rosas, ya que su figura siempre la atrajo y, en cierto modo, despertó su simpatía a pesar del entorno totalmente adverso y de la educación que recibió: «La profundización en el tema, me llevó a convalidar lo que yo intuía. Cuando hablábamos de los caudillos federales y de Rosas, Borges empezaba el debate y yo en broma, aludiendo a que él le dedicó a Facundo un espléndido poema, le decía: ´Borges, El General Quiroga va en coche al muere´, a lo que él respondía, ´Bueno. Cambiemos el tema´», revela.

Kodama y Farías Gómez tuvieron presente a lo largo del trabajo los puntos de vista del autor de «El Aleph» pero «tomamos la decisión de no incluirlos en este libro» explica la ex mujer del escritor y agrega: «Todo lo debatido y anotado es bastante largo y tal vez llegue a ser parte de un trabajo independiente que nos interesaría hacer, sobre la visión histórica de Borges, su relación con Schopenhauer y otras cuestiones sobre las que debatimos largamente a propósito de ´La divisa punzó».

-T.: ¿Cómo surgió la idea de escribir sobre Rosas?

-María Kodama: El hermano de Claudia, que es médico y muy lector, ordenando su biblioteca le preguntó si quería algunos libros entre los que estaba la «Historia de la Confederación Argentina» de Adolfo Saldías. Ella comenzó a leérmelo, señalando algunos aspectos que llamaron su atención, ya que las dos fuimos educadas en la tradición anti-rosista. Esa lectura nos inspiró a seguir profundizando cada vez más hasta que de tanto investigar y tomar notas, decidimos escribir este libro.

-Claudia Farías Gómez: Con frecuencia estudiamos temas que nos interesan y debatimos sobre ellos. También estudiamos japonés con un profesor de Tokio, por lo que suelen surgir diversos temas de análisis o discusión. Lo de Rosas se extendió un poco más por la gran bibliografía que existe al respecto, tan contradictoria y parcial en algunos casos que realmente cuesta avanzar en el tema…

-Télam: ¿Por qué trabajar sobre Juan Manuel de Rosas en el siglo XXI?

-María Kodama: Porque es una figura polémica, mal interpretada, fruto de una tradición histórica que se ensañó contra su figura haciendo que las opiniones se dividan de manera tal que aún hoy despierta pasiones divergentes. Yo veo que aún hoy, en algunos colegios se enseña a los nietos de amigos míos su figura como la del monstruo o tirano.

-Claudia Farías Gómez: Porque el interés de las grandes figuras históricas radica en poder ver en ellas un espejo del presente. Es lo que Aby Warburg llamó «la pervivencia de lo pretérito».

-T.: ¿Existe la tradición o línea histórica de «San Martín, Rosas y Perón»?

-M.K.: No. Creo que no existe esa tradición. Sí existió una relación importante entre San Martín y Rosas, que nosotras analizamos en nuestro libro, que se ve reflejada tanto en las cartas que intercambiaron a lo largo de 12 años como del legado del sable de la Independencia.

-C.F.G.: Hay toda una corriente interpretativa que cree en esa tradición. Como toda interpretación tiene algo de objetividad… Las figuras de Perón y Rosas tienen en común las polémicas valoraciones acerca de sus respectivos roles históricos.

-T.: ¿Cómo fue el trabajo a cuatro manos?

-M.K.: Fue muy divertido y enriquecedor. Las dos somos personas bastante individualistas y acostumbradas a trabajar en soledad. Pero este libro nació a la manera de una larga conversación en la que fuimos tomando notas de ciertas cuestiones. Y casi sin pensarlo concebimos la idea de escribir un libro sobre todo lo analizado y discutido.

-C.F.G.: Es una experiencia extraña, ya que el acto de escribir es muy privado, muy meditativo. Por eso, siempre pensé que escribir a cuatro manos sería una tarea sumamente compleja, porque, como dice María estoy acostumbrada a trabajar sola. Sin embargo, al haber surgido todo espontáneamente, resultó fácil y grato.

-M.K.: Tan grato, que ya estamos trabajando en un segundo libro sobre el Imperio Mongol…

T.: ¿Cómo se dividieron los trabajos?

-M.K.: Casi no hubo división del trabajo, porque tenemos la costumbre de leer textos de diversa naturaleza en voz alta, comentar y tomar notas. Durante la pandemia, continuamos con esa costumbre, sólo que telefónicamente. Luego escogimos aquello que más llamaba nuestra atención para formar los capítulos. Las pequeñas diferencias de criterio ya habían sido limadas en nuestras largas conversaciones.

-C.F.G.: Tan largas, que algunas veces se extienden entre 10 y 12 horas, leyendo, analizando, debatiendo. Decidimos aunar las voces, ya que también existía la posibilidad de escribir cada una sobre un tema o de hacerlo en forma de diálogo, pero ninguna de esas posibilidades nos satisfizo. La escritura en conjunto trae aparejada una serie de decisiones que resultan interesantes.

-T.: ¿Qué aportaría la figura de un Rosas actualizado a nuestro país?

-C.F.G. Cuando analizamos la Historia en profundidad, observamos que la máxima de Cicerón que señala a esta disciplina como «magistra vitae», esto es, como maestra de la vida, adquiere especial relevancia y nos interpela a la hora de enriquecer nuestra experiencia del presente. Todo el pasado de dicotomías, odios e intolerancia, pervive y permaneció en nuestra vida colectiva a lo largo de las generaciones de diversos modos y con máscaras renovadas. Esto nos permite entrever que no hay nada «nuevo» en los hechos históricos y también a estar más alertas en cuanto al relato de esos hechos.

-M.K.: Lo que en realidad estamos analizando muchas veces es el relato de los historiadores. Es por eso que en nuestro libro le dimos tanta importancia a lo documental, a la cita textual de cartas y documentos, para compartir con los lectores todo lo que nos resultó llamativo y nos permitió llegar de un modo más directo y sin intermediarios a la figura de Rosas.