La alimentación: clave en la prevención del ACV

Por el Dr. Pedro Lylyk, referente internacional en el tratamiento del ACV. Director de Instituto Médico ENERI y Clínica La Sagrada Familia.

El Ataque Cerebro Vascular (ACV) se ha convertido en la segunda causa de muerte a nivel mundial y la primera en discapacidad. Solo en la Argentina se producen 126.000 casos anuales, lo que equivale a un ataque cada cuatro minutos.

Existen dos tipos de ACV: hemorrágico e isquémico, siendo este último el más frecuente, representando el 85% de los casos y se generan por la obstrucción de una arteria cerebral.

El ACV isquémico puede ser ocasionado por múltiples causas, pero estudios de la última década han demostrado que 1 de cada 3 ACV que se registran tienen relación con enfermedades que se originan en el corazón.

La mayoría de los Ataques Cerebro Vasculares pueden prevenirse si las personas realizan controles médicos periódicos y si se presta atención a ciertos factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo entre otras cosas.

En este contexto, la alimentación y el ejercicio físico juegan un rol central para la adquisición de hábitos saludables que ayudan a cuidar la salud. Realizar actividad física de manera rutinaria favorece a la reducción de riesgos de afecciones: la inactividad física está asociada con los efectos adversos para la salud. El ejercicio físico, además, contribuye a perder peso, a reducir la presión y los niveles de colesterol, y beneficia el control de la diabetes.

Para cuidar el cerebro, además de la actividad física, se pueden tener en cuenta tres claves relacionadas con la alimentación:

– Reducir la ingesta de sodio (presente en la sal de mesa y en alimentos procesados como fiambres, conservas y panificados industriales) ya que se relaciona directamente con la ‪‎Hipertensión que es el principal factor que aumenta el riesgo de ‪‎Ataque Cerebral. En Argentina, uno de cada tres adultos sufre hipertensión, y menos de la mitad de ellos lo sabe.
– Aumentar el consumo de frutas y verduras. Casi una cuarta parte de los ACV están relacionados con una dieta deficiente, en particular el bajo consumo de frutas y verduras. Comer cinco o más porciones de frutas y verduras reducirá su riesgo de ACV.
– Optar por agua en lugar de gaseosas o vino. Un solo vaso de gaseosa contiene más de cinco cucharadas de azúcar, al igual que algunos jugos artificiales envasados, por lo que su consumo en exceso eleva el nivel de los triglicéridos y el colesterol. Con respecto al consumo de alcohol, se recomienda no superar los dos vasos de vino tinto para el hombre y uno para la mujer. Por otro lado, una revisión de investigaciones publicada en la revista Stroke, reveló que las personas que bebían 40-60 gramos de alcohol (tres o cuatro bebidas habituales en Estados Unidos) tenían casi el triple de riesgo de sufrir un ACV en las siguientes 24 horas.