Al Hilm

La caravana de la Selección. Los políticos perdieron todos por garcas. Abuela la la la la la.

La caravana de la Selección. Los políticos perdieron todos por garcas. Abuela la la la la la. Abuela la la la la la. Abuela la la la la la.

La caravana de la Selección. Los políticos perdieron todos por garcas y malos bichos. Diego, Lionel y el equipo demuestran que los políticos son bosta de paloma, garcas y malas personas.

Una marea humana argentina demuestra que Argentina es el mejor país del mundo.

Acampe, cantos y llantos frente al predio de AFA a la espera de la caravana de la Selección

Tras una gran vigilia con acampe en las puertas del predio de la AFA en la localidad bonaerense de Ezeiza, una multitud teñida de celeste y blanco aguardaba esta mañana con alegría, emoción y ansiedad la partida de la caravana de la selección nacional para celebrar el campeonato mundial de fútbol de Qatar.

Decenas de carpas montadas para pasar la noche, con lonas, mesas, heladeras, gorros, protectores solares y otros artículos de camping, componían el escenario de la expectativa de la gran cantidad de personas que disfónicas por tanta celebración y festejo desde la final del domingo no dejaban de cantar alentando a la selección en las puertas de la AFA.

Muchos se mostraban emocionados, llorando, algunos rememorando el Mundial del ’86 donde brilló Diego Maradona, pero ahora diciendo que este festejo se disfruta distinto después de 36 años sin la Copa del Mundial y coreando “Messi, Messi, Messi” y “Muchachos, hoy nos volvimos a ilusionar”.

Entre la multitud, destacaron la presencia de muchas familias. Como el caso de la integrada por 16 personas que llegó anoche desde Llavallol, zona sur del conurbano bonaerense, en tres autos para agradecer a la selección y que esta mañana esperaban a sus ídolos jugando al truco –los adultos- y jugando con espuma –los niños y niñas.

Celeste, de 33 años, contó a Télam que es re futbolera y que éste es su primer mundial: “Juego al fútbol desde los 15; durante la final casi me desmayo, me bajó la presión. Estoy feliz por Messi, es un equipo que no estaba en la cabeza de nadie solo del técnico”.

Roberto, 37 años, dice que no recuerda nada del Mundial del ’86, pero rememora que en “el ‘94 cuando a Diego (Maradona) le cortaron las piernas me largué a llorar”.

“Este equipo me dio todas las emociones, risa, llanto, tristeza, bronca, alegría, amor, mucho amor por Messi. ¿La final? Una película de terror que hay un monstruo y le pegás, se cae se levanta, lo matás, te revive, y bueno al final termina como tiene que terminar, con la copa en casa”.

Roberto agregó que “Messi se merece este campeonato y también se merece todo el amor de la gente, salió bien, pero si no salía bien, él ya se ganó un lugar en el corazón de todos los argentinos”.

Los niños de la familia confiesan que no pudieron dormir nada en la carpa desde que en la madrugada llegaron los campeones mundiales al país: Benja, de 5 años, dice que sus jugadores favoritos son Messi y el «Fidedo»; y Elías, de 9, afirma: “Yo tengo mucha pila para ver a Messi, es lo único que quiero”.

Otra familia, todas mujeres, (Ana de 57 años, Juliana, de 33, y sus dos hijas Lara de 8 y Dana de 12) vinieron desde Virrey del Pino en remís hasta donde las dejaron pasar y luego caminaron 6 kilómetros hasta el predio de la AFA.

“Sufrimos, lloramos, pero es así sino sufrimos no vale. Yo viví el ‘86, pero ahora es otra cosa con mis nietas y cómo lo viven, y para ser sincera por Messi, ese pibe vale todo, se merece todo. Yo estaba internada por Covid, estuve 21 días y cuando ganamos la final de la copa América mi marido me lo dijo por teléfono y para mí eso me levantó. Me llenó el corazón”, cuenta Ana a la agencia Télam.

Más cerquita, otra familia con amigos llegó a las 7 de hoy desde Ezeiza. Gisela, la mamá de 39 años, dice que en el ’86 tenía solo tres años por lo que los recuerdos son vagos pero que éste lo vive “con mucha emoción” porque es muy futbolera. Tiene tres hijos varones que juegan en el club Tristán Suárez y que la acompañaron a agradecer a la Selección, mientras la beba de 1 año se quedó durmiendo en la casa. Los tres afirman que su sueño es jugar en la primera de un club y que luego quisieran integrar el combinado albiceleste.

El camino de esta mañana hacia el predio de Ezeiza, en los costados de la avenida Riccheri, mostraba decenas de personas que se iban concentrando con sus banderas, gorros y camisetas celestes y blancas a la espera de ver pasar el micro con los jugadores.

Bocinazos y “¡Vamos Argentina!” se repetían como el saludo obligado entre los autos que iban y venían en uno y otro sentido, rumbo a Ezeiza.

Un gran operativo policial estaba dispuesto a lo largo de todo el camino y a la altura de la localidad de Ciudad Evita ya había vallas y ya a 4 o 5 kilómetros del predio desde donde partirá la caravana de la Selección no se permitía el paso de automóviles particulares, salvo los autorizados.

“Leandro Paredes, Gonzalo Montiel, orgullo matancero”, destacaba un pasacalle sobre la Riccheri, para destacar la procedencia del centrocampista y el defensor de la Selección Nacional campeona del mundo.

Cientos de miles de argentinos coparon el Obelisco para festejar con los campeones del mundo

Cientos de miles de hinchas teñían de celeste y blanco esta mañana la zona del Obelisco, en el centro porteño, algunos con réplicas de la Copa y en un clima de algarabía, a la espera del micro que trasladará hasta allí a la Selección campeona del mundo que llegó al país durante la madrugada en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, para celebrar el tercer título de la historia obtenido en el Mundial de Qatar.

Engalanados con camisetas de la Selección, algunas de ellas intervenidas manualmente con la tercera estrella, y con la ilusión de llegar lo más carca posible de los jugadores, saltaban y cantaban, mientras un hormiguero humano comenzaba a colmar las laterales de la avenida 9 de Julio.

“Pasamos la noche acá con la ilusión de ver este equipo campeón de la mano del mejor del mundo”, dijeron a Télam Candela (19) y Ailen (20) que junto a casi una decena de amigas, todas jugadoras de fútbol, vinieron desde el partido bonaerense de La Matanza para pasar la noche en el Obelisco.

“Lo único que queremos es ver a nuestra Selección, la vamos a esperar acá y después correremos el micro a donde sea que vaya”, señalaron tras la vigilia las jóvenes, fanáticas del fútbol “desde chicas”, con cansancio pero con las expectativas intactas.

Para el grupo de futbolistas mujeres «esto es algo que no se nos olvida más, ser contemporáneas de (Lionel) Messi es lo más hermoso que hay”.

A unas cuadras de allí, subidos a los techos del Metrobus, decenas de jóvenes cantaban y bailaban las canciones que alentaron a la «Scaloneta» durante el Mundial de Qatar con la ya mítica «Muchachos…. » repitiéndose sin cesar.

“Pasamos la noche muy esperanzados de poder ver a Lionel y todo el equipo, que regaron de gloria una vez más este suelo y nos hicieron felices a todos”, contó Luciano (31), oriundo de la localidad bonaerense de Dolores y fanático de Diego Maradona, a quien lleva “tatuado para siempre” en su piel.

“Vivir esto es un encontronazo de emociones”, agregó el joven, quien agradeció poder “vivir este sueño” con su abuelo, que fue quien le transmitió “esta hermosa pasión” por el fútbol.

“La muerte del Diego me dejó el abrazo más puro y sentido de mi vida con mi abuelo. Con esta copa lo volvemos a vivir”, expresó a Télam rodeado por amigos y primos en las cercanías del Obelisco.

En la punta del emblemático monumento porteño varios jóvenes se asomaban por las ventanitas, desde donde hacían flamear banderas, mientas otros ya habían conseguido subirse los semáforos para aguardar la llegada del micro con el equipo campeón que partirá desde el predio de la AFA en Ezeiza, donde pasó la noche, entre las 12 y 12.30.

Desde allí, tomará Riccheri, avenida General Paz hasta la bajada de Lugones, para luego seguir por avenida 9 de julio pasando por el Obelisco hasta la autopista 25 de mayo y finalmente regresar a Ezeiza.

Luciendo orgulloso su remera que reza “Tricampeón del mundo”, Juan llegó esta madrugada desde Santa Fe con su hijo y su nieto, a la espera de la Selección.

“Es un orgullo nacional y lo mejor que tenemos, lo mejor que nos pudo haber pasado como país”, aseguró el hombre de 76 años, evidentemente emocionado.

Junto a él, su hijo Ricardo añadió: “Es una alegría enorme vivir esto juntos, tres generaciones que nos fuimos transmitiendo el amor por el fútbol”.

“Cada vez que Argentina gana venimos a festejar a Buenos Aires, queremos alentar y estar cerca de este equipo que dejó todo por nosotros”, coincidieron.