LA CIUDAD DE BUENOS AIRES NO ESTÁ PREPARADA PARA PROTEGERSE DE ACCIDENTES QUÍMICOS Y MUCHO MENOS DE ACCIDENTES NUCLEARES

El Dr. Raúl Montenegro, presidente de FUNAM y premio Nóbel Alternativo, calificó de “patéticas” las actuaciones de la nación y del gobierno de la ciudad de Buenos Aires ante la nube tóxica que contenía residuos del insecticida thiodicarb. “Bien por la Prefectura pero aplazo a las autoridades de defensa civil, ambiente y salud”.

“Los distintos medios de comunicación social debieron acudir a expertos para asesorar mejor a las personas. El Estado no distribuyó con la suficiente premura medidas para protegerse”.

“Esto muestra el nivel de reacción que habría en una de las ciudades más grandes del mundo si se produjese el peor accidente posible en la central nuclear de Atucha I, esto es, un accidente nivel 7 en la escala INES. Está claro que la población no está preparada, y que el Estado no ha sabido comunicarse con la sociedad pese a que se trataba de una nube generada por apenas un contenedor marítimo”.

FUNAM difundió las características de insecticida thiodicarb dispersado tras el accidente de un contenedor en la Terminal 4 del Puerto de Buenos Aires, y solicitó al Estado que “revise sus planes de prevención, y que prepare a la población para accidentes químicos y nucleares”.

FUNAM puso a disposición de las autoridades y ciudadanos su propuesta de plan ciudadano para actuar en caso de accidente nuclear, y ofreció entregar uno similar para accidentes químicos.

Córdoba, Buenos Aires y Corrientes (Argentina), 6 de diciembre de 2012. La Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM), una ONG con status consultivo en Naciones Unidas, sostuvo que la ciudad de Buenos Aires “no está preparada para protegerse de accidentes químicos y mucho menos de accidentes nucleares”. Esta declaración “es el resultado de analizar lo sucedido públicamente después que un contenedor marítimo ubicado en la Terminal 4 del puerto de la ciudad de Buenos Aires desprendiera residuos del insecticida thiodicarb, y generara una densa y visible nube tóxica”.

La nube afectó personas expuestas en las zonas de Constitución, Balvanera, Retiro, Congreso, San Telmo, Puerto Madero, Recoleta y el centro de la ciudad. Muchas personas declararon haber sufrido trastornos respiratorios además de ardor en garganta y oídos. Fue evidente la inexistencia de preparación pública y la ausencia de consignas claras para actuar en este caso.

El Dr. Raúl Montenegro, presidente de FUNAM y premio Nóbel Alternativo, calificó de “patéticas” las actuaciones de la nación y del gobierno de la ciudad de Buenos Aires ante la nube tóxica que contenía residuos del insecticida thiodicarb. “Bien por la Prefectura pero aplazo a las autoridades de defensa civil, ambiente y salud”.

“Los distintos medios de comunicación social debieron acudir a expertos para asesorar mejor a las personas. El Estado no distribuyó con la suficiente premura medidas para protegerse”, indicó.

Montenegro recalcó que lo sucedido “delata indirectamente la capacidad de reacción del Estado si se produjese en Buenos Aires, una de las ciudades más grandes del mundo, el peor accidente posible en la central nuclear de Atucha I, esto es, un accidente nivel 7 en la escala INES”. La nube tóxica “mostró que la población no está preparada, pese a la existencia de consignas generales aplicables a la mayoría de los accidentes químicos, y que el Estado no ha sabido comunicarse con la sociedad aunque se tratara –en este caso- de la nube generada por apenas un contenedor marítimo”.

FUNAM indicó que el insecticida thiodicarb “es un carbamato usado sobre todo en cultivo de maíz transgénico” y que el contenedor accidentado “es solo uno de los miles que ingresan al país con plaguicidas”.

El Dr. Raúl Montenegro –que es profesor titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba- indicó que el thiodicarb “es un insecticida carbamato que puede afectar el sistema nervioso. Al actuar sobre la enzima acetilcolinesterasa, que regula las cantidades del mediador químico acetilcolina, hace que este se acumule en las uniones nerviosas y se produzcan colapsos de transmisión. Al disminuir la cantidad de acetilcolinesterasa, la acetilcolina no puede transformarse en los subproductos colina y ácido acético. Afortunadamente, este es un proceso generalmente reversible en las intoxicaciones por thiodicarb. Conocemos los efectos agudos, pero desconocemos los efectos en la salud de bajas dosis”.

Indicó que el thiodicarb “es tóxico, no olvidemos que se usa para combatir insectos, y que ha sido clasificado por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) como cancerígeno reconocido en animales de laboratorio. La EPA lo incluye en el grupo 2B de agentes cancerígenos”.

FUNAM solicitó al gobierno nacional, de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires que “revisen sus planes de prevención, y que prepare a la población para accidentes químicos, pero también para nucleares”. Sobre estos últimos Montenegro recordó que la Autoridad Regulatoria Nuclear “solo hace simulacros de accidente menor unos 10 kilómetros alrededor de cada central nuclear, por ejemplo Atucha I o Embalse, cuando en el caso de peor accidente posible el radio de impacto puede superar los 500 kilómetros. Basta repasar los efectos de los accidentes de Chernobyl en la antigua Unión Soviética y de Fukushima en Japón”.

FUNAM puso a disposición de las autoridades y ciudadanos su propuesta de plan ciudadano para actuar en caso de accidente nuclear, y ofreció entregar uno similar para accidentes químicos. El plan ciudadano puede consultarse en el sitio www.funam.org.ar

Para mayor información consultar a:

Prof. Dr. Raúl Montenegro, Biólogo
Teléfono celular 0351 155 125 637
E-mail: biologomontenegro@gmail.com