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La estupidez emocional. Por Gloria Husmann autora de “La torpeza emocional”

Por Gloria Husmann autora de “La torpeza emocional”, Editorial del Nuevo Extremo (delnuevoextremo.com).

La estupidez emocional posee una característica particular que, como vimos, se observa notoriamente en los prejuicios. A medida que se repite una opinión estúpida, se la va considerando como más certera y máscreíble.
Imaginemos, entonces, a un estúpido que considera que lo que cree y dice está cada vez más cerca de la verdad. Con seguridad, repetirá una y otra vez esa estupidez hasta convertirla en su irrefutable axioma de vida.

Cuando los estúpidos enfatizan sus certezas convirtiéndose en fundamentalistas, pueden realizar una verdadera escalada de seudoargumentos, llegando incluso a la violencia. Esto se debe a que, al carecer de empatía, jamás intentarán analizar racionalmente si la otra persona posee una visión más certera. Esta situación se puede observar tanto en una discusión común entre dos personas, como en verdaderos desastres políticos que llevaron a la humanidad a sufrir guerras incomprensibles.
Guerras que no son consecuencia de la defensa de valores, tales como la libertad y la independencia, sino que son el resultado de la exaltación de personalidades estúpidas obcecadas. Tristemente, estos estúpidos devenidos en líderes se encargan de inducir y apadrinar la estupidez con el triste objetivo de apartar a la genuina inteligencia. Estos paladines
de la estupidez no dirimen sus conflictos mano a mano, sino que mandan a luchar por sus cerradas y obtusas ideas a muchos jóvenes que pierden la vida… estúpidamente.

No debe sorprendernos de que la estupidez prevalezca en el mundo, ya que nadie está exento de cometer estupideces alguna vez… o muchas, como por ejemplo:

Echarles la culpa a los demás, responsabilizándolos de los errores que cometemos, también es parte de la torpeza y estupidez emocional ”Me fue mal en el examen… el profesor nos tomó un tema que no había explicado… ¡Además no avisó que el examen era este lunes, justo después de un feriado!… Es que a mí me tiene bronca… etc.,
etc.”.

¿Quién no escuchó o utilizó una seguidilla de excusas como estas? Cuando alguno de nuestros hijos la utiliza, nos indignamos y les rebatimos con un sinfín de explicaciones sobre los hechos.

«¿Por qué el profesor tiene que decirte qué va a tomar si sabés que te puede preguntar sobre cualquier tema del programa…? Y todavía protestás porque el examen fue después de un feriado… tendrías que haberlo aprovechado para estudiar…, no te vi agarrar un libro”.

El uso de excusas no es privilegio de los adolescentes. Si tenemos la valentía de la introspección, veremos con cuánta frecuencia usamos coartadas falsas para justificarnos:
”Llamé al radio taxi pero no vino…, te juro que lo había agendado, pero falló la notificación…”.
”Compré empanadas porque la cocina no calienta bien y no pude cocinar lo que les prometí…”, etc., etc. Ni siquiera parece importante que la excusa sea lo suficientemente creíble. Es más, en muchas oportunidades ofende a la inteligencia de quien la escucha.