La importancia de la no ignorancia. Por Eugenio Casielles.

Derechos vulnerados. Así se puede resumir la condición de las personas que se encuentran en la calle. Sin lugar a dudas los porteños que se enfrentan a este difícil escenario son ciudadanos cuyos derechos como tales se ven fuertemente atropellados. Las personas en esta situación se encuentran despojadas de todo tipo de recursos, desde un techo hasta los medios mínimos para satisfacer las necesidades alimentarias y básicas de cualquier ser humano.
Al analizar esta realidad, es preciso marcar que nos encontramos ante una población heterogénea, con disímiles características y marcadas necesidades. Cuando hablamos de personas en situación de calle nos estamos refiriendo a personas con problemas de salud mental, migrantes internos y extranjeros, personas en una situación económica vulnerable (ya sea reciente o estructural) así también familias y mujeres víctimas de violencia de género.
Dada esta composición, nace la necesidad de un abordaje interdisciplinario y plural, enfocado desde diversas oficinas gubernamentales y organizaciones sociales, que hoy en día el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no ofrece.
Creo que es necesario ordenar la situación, primero desde el diagnóstico, luego desde la ayuda transitoria y por último desde el apoyo económico y la inserción social.
En primera instancia, es importante realizar un diagnóstico claro, pertinente y contemplativo con una fuerte base territorial. El censo de las personas en situación de calle debe reflejar la realidad de este escenario. Más allá de la diferencia que existe entre el oficial, que marca 1.141 personas en situación de calle y el censo de la Defensoría de la Ciudad en conjunto con diversas organizaciones sociales que supera las 4500; no podemos permitir que un diagnostico impreciso nos ofrezca políticas publicas insuficientes. Es deber del Gobierno de la Ciudad mejorar en la metodología, pero no por simple placer estadístico, sino por el bien de miles de porteños.
En segundo lugar, en lo que refiere a las políticas de protección y ayuda transitoria, se debe aumentar las plazas en hogares y paradores. El sistema de alojamiento nocturno ofrece 650 plazas mientras que los hogares tienen 140. Por su parte, un único centro es insuficiente para acompañar a las personas. Más teniendo en cuenta la composición. Familias, hombres adultos, mujeres, niños. Son realidades diversas que deben ser entendidas y acompañadas para ofrecerles una mayor calidad de vida.
Y por último en lo que respecta al subsidio habitacional, existe una imperiosa necesidad de actualizarlo. Poco tiene que ver con la realidad el monto actual que están ofreciendo en una situación económica nacional y local de alta fragilidad. Mayor atención y apoyo pueden ser fundamentales para mejorar la vida de las personas. La difícil situación de encontrarse sin hogar debe ser contenida por un proceso de transición y protección, con una política clara sobre la documentación y desarrollo personal, teniendo en cuenta la necesidad de la inclusión de esa persona en la sociedad. Basta de políticas paliativas. Necesitamos soluciones.
Como vemos no se trata solamente de ofrecer un techo por una noche, sino acompañar a las personas en un camino de transición hacia la vida que cualquier ciudadano argentino se merece, con derechos básicos garantizados, tal como son la vivienda, la alimentación y la educación.
Todavía el debate en torno a las soluciones a dicha problemática es pobre e inmaduro. Es hora que dejemos de lado los cálculos acerca de que temas dan o no redito político, incorporando temas a la agenda pública que han sido ignoradas o minimizados. Ocultar la problemática no es resolverla. Y resolverla no es posible sin identificar sus causas y consecuencias.
Es una cuestión sumamente compleja y entendemos las dificultades que conlleva afrontarla en este contexto, pero considero necesario que como sociedad definamos bien cuáles son nuestras prioridades y darle la importancia que les corresponde
Las políticas de la Ciudad necesitan ser revisadas y reformuladas. Necesitamos saber dónde estamos parados para empezar a avanzar y así poder proteger, ayudar e incluir a cada uno de los porteños.