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La telefonía 5G requerirá instalar unas 40.000 nuevas antenas en todo el país.

El 5G aumentará la velocidad de descarga hasta 10 gigabits por segundo. Eso significa que una película entera en HD puede ser descargada en cuestión de segundos. La Argentina ha sido un país pionero en la adopción de las tecnologías de la comunicación.

El telégrafo, la radio, la televisión por cable, la telefonía móvil y el acceso a Internet son sólo algunos de los ejemplos que lo confirman. Y esa actitud llega hasta nuestros días con el lugar destacado que el país tiene en el ámbito del comercio electrónico o el que empieza a tener en las fintech y el agtech, entre otros sectores. Buena parte de estos desarrollos son fruto de la necesidad más que de la oportunidad, y muchos de ellos tuvieron origen en el interior profundo de nuestro país.

En telecomunicaciones, 5G son las siglas utilizadas para referirse a la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil.1​Es la sucesora de la tecnología 4G. Actualmente está disponible su primera versión estandarizada (Release 15 – Stand Alone) aunque las empresas de telecomunicaciones continúan investigando nuevas tecnologías para posteriores versiones. Aunque a 2019 se lanzaron las primeras redes comerciales, se prevé que su uso se extienda exponencialmente desde 2020.

El 5G es la quinta generación de las tecnologías y estándares de comunicación inalámbrica, el Internet que utilizan dispositivos como tu teléfono móvil para permitirte conectarte a la red en cualquier sitio. Por lo tanto, no tienes que pensar en este término como algo nuevo, ya que no deja de ser un desarrollo o evolución del actual 4G/LTE.

La velocidad a la que permite navegar esta tecnología en dispositivos móviles es de hasta 1.2 gigabits por segundo.

La implementación adecuada de la nueva generación de telefonía celular 5G en la Argentina requerirá al menos 40.000 nuevas antenas o radiobases y la remoción de trabas burocráticas para su instalación a nivel municipal, se destacó en el marco del Primer Encuentro Convercom 2019.

ara hacer una “proyección educada” del crecimiento de sitios en el país, a continuación ensayo algunos supuestos que pueden brindar elementos para estimar un futuro posible:

4G mantiene esa trayectoria de crecimiento decreciente y continúa siendo la base de los servicios, con 2G/3G básicamente manteniéndose o decreciendo suavemente a muy bajo ritmo.

5G podría comenzar a desplegarse tímidamente a partir de 2020 utilizando la banda de 3.5 GHz vía refarming, canje, reasignación o un nuevo concurso.
Se empiezan a utilizar bandas milimétricas, muy probablemente 28 GHz alineados a los servicios y equipamiento que aparezcan en Estados Unidos hacia 2022.

Un objetivo conservador de mínima que para 2025 es que se cubran con servicios 5G los puntos más densos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba y Rosario y para 2030 se cubran las zonas densas de las 15 principales ciudades en términos población. Esto implica un alto despliegue de celdas pequeñas las cuales podemos estimar en 225 por km2 en esos puntos densamente poblados y de 10 por cada macrocelda .

El ejercicio nos muestra que hacia 2030 Argentina podría tener o necesitar por lo menos 83.000 radiobases adicionales a los que existían a fines de 2018, esto es 3.1 veces el parque actual, las cuales 37.456 serian celdas pequeñas. Hay que recordar que en estas estimaciones sólo se están considerando las zonas urbanas y el patrón de despliegue de las operadoras móviles tradicionales. A esto habrá que agregar más adelante lo que hagan los distintos jugadores de nicho en los verticales desplegando sus propias redes.

Las celdas pequeñas son distintas de las antenas tradicionales o macroceldas porque son mucho más pequeñas, no se instalan necesariamente en los techos o torres específicas sino más bien al costado de edificios, en postes o infraestructura de calle, en áreas de alto densidad de usuarios como shoppings, estadios, estaciones de tren, o atracciones turísticas. Su capacidad generalmente será limitada a un par de frecuencias y soportarán un número menor de operadores que una macrocelda.

Hasta el momento, el crecimiento de instalación de estas celdas pequeñas se ha enfrentado con las típicas restricciones para obtener permisos, las cuales se incrementan si tenemos en cuenta que generalmente van a tener que usar espacios públicos administrados por autoridades locales y que la costumbre de los tenedores, hasta el momento, puede exigir un pago de servidumbre o alquiler similar a las antenas tradicionales. Para que nos demos una idea de las inversiones que esto significa, el valor de una de estas celdas pequeñas puede ir entre 5000 y 12.000 dólares, sin embargo, el costo del equipo sólo va a ser una parte muy menor respecto del costo total que va a implicar conseguir, mantener, dar conectividad y proveer energía y backhaul a los nuevos sitios para esas antenas. Las celdas pequeñas, de menor valor relativo y capacidad de explotación, van a ser fundamentales para promover innovación en Internet de las Cosas masivo y desarrollar nuevos servicios. Si su implementación va a requerir de permisos que tarden dos años como a veces sucede con los sitios tradicionales en algunas ciudades, no habrá caso de negocio que resista, por mas que se puedan crear empresas en un día.

Este ejercicio realizado nos indicaría que se necesitarían por lo menos 40.000 sitios nuevos para 2030 lo que representa aproximadamente tres veces los existentes hoy (pasando de aproximadamente 20.000 a 60.000). Esto puede sostenerse a partir de que las celdas pequeñas no servirían si están ubicadas en los sitios actuales. Por eso, mas allá de que se puedan lograrse algunas soluciones optimizando sitios actuales e incluso compartiendo infraestructura, para 2030 se necesitarían al menos 37.456 sitios para estas nuevas celdas. Sin este mínimo, no será posible tener una experiencia aceptable de 5G, en particular un uso de Internet de las Cosas masivo y los servicios futuros de alta confiabilidad y baja latencia, el cual es uno de los atractivos y beneficios que puede traernos ese salto tecnológico.