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La verdad: Las grasas saturadas son saludables.

En los últimos 40 años, las grasas saturadas han sido acusadas como perjudiciales para la salud y ser uno de los responsables de la obesidad. Por este motivo, muchas personas buscan mejorar su alimentación consumiendo lácteos sin grasa; dejando de comer carnes rojas, eliminando las yemas de los huevos, y también evitando el cerdo y la mantequilla.

Sin embargo, hay una buena noticia, las grasas saturadas no son nocivas.



Una malinterpretación
La malinterpretación comienza en el año 1970, con la publicación de un estudio llamado “Estudio de los siete países”. Dicha investigación se centró en el consumo de grasas saturadas, y en las enfermedades cardíacas de 12.763 hombres en siete países distintos, encontrando una correlación entre las grasas saturadas y las enfermedades cardíacas.

Sin embargo, este estudio presentaba grandes problemas metodológicos. Nunca tomó factores importantes como el uso del tabaco, el consumo de azúcar ni los niveles de ejercicio, y aún más importante, el estudio no tomó en cuenta datos de otros países que contradecían sus afirmaciones.

De hecho, se conoce que los autores del estudio, tuvieron acceso a datos de 22 países diferentes, pero no incluyeron los resultados de los lugares donde se llevaban dietas llenas de grasas saturadas, y sin embargo no sufrían de problemas cardíacos.

Varios gobiernos tomaron el estudio como veraz, y llevaron a cabo políticas de salud pública teniendo en consideración que las grasas saturadas eran dañinas para la salud; teniendo una repercusión importante en los años 90’s, donde se recomendaba el consumo de hasta 11 porciones de pasta y arroz al día, y una muy baja cantidad de grasa.

¿Cuál fue la consecuencia? Que en los últimos 30 años en Estados Unidos, el consumo de grasas saturadas disminuyó en un 40%, y sin embargo, la obesidad se duplicó y así también los problemas cardíacos, que continuaron siendo la principal causa de mortalidad en dicho país.

¿Provocan las grasas saturadas problemas en el corazón?
21 estudios distintos realizados en el año 2010 sobre 350.000 personas, concluyó que la grasa saturada no se encuentra asociada a un mayor riesgo de enfermedades coronarias.
Aunque estos estudios tampoco han estado libres de controversia, ya que fueron acusados de ser poco minuciosos, estos estudios regresaron a las investigaciones las interrogantes sobre la influencia de las grasas saturadas en las dietas.

¿Y qué sucede con el colesterol?

Existen dos tipos de colesterol: El HDL (considerado “bueno”), y el LDL (considerado “malo”). Los niveles totales tienen menos importancia, que el radio que existe entre HDL y LDL, es decir, el HDL debería tener mayores proporciones que el LDL. Y debido a los estudios de los años 70’s, se piensa que las grasas saturadas elevan el colesterol “malo”.

Sin embargo, existen dos tipos de colesterol LDL: las que contienen partículas grandes y livianas (tipo A), y aquellas pequeñas y densas (tipo B). Al reducir la ingesta de grasas saturadas, se reduce también el colesterol LDL, pero solamente lo hacen las partículas tipo A. El problema es, que las partículas tipo B son las que se encuentran relacionadas con las enfermedades del corazón, y suelen ser controladas con el consumo de carbohidratos.

Así que el consejo general que puede desprenderse de estos análisis, es disminuir en la dieta el consumo de carbohidratos, pero no el de grasas.

Las grasas saturadas podrían ser saludables

Las grasas saturadas tienen varios efectos positivos en el cuerpo:

-Mejora la salud hepática: Las grasas saturadas son estimulantes de las células del hígado que eliminan grasas, lo cual hace que este órgano funcione de mejor manera.

-Inmunidad: Aquellos ácidos saturados que se encuentran en el coco y la mantequilla, socorren a los glóbulos blancos al reconocimiento y destrucción bacterias y virus.

-Hormonas: El consumo de grasas saturadas, elevan los niveles libres de testosterona, componente que preserva los músculos, reparan los tejidos, y mejoran las funciones sexuales.

Las grasas son altas en calorías, lo que suele promover el aumento de peso. Las grasas contienen por cada gramo, el doble de calorías que los carbohidratos y las proteínas. Pero el hecho que sea perjudicial, depende directamente del tamaño de las porciones que se consuman. En sí mismas, las grasas saturadas no tienen ningún efecto negativo en el cuerpo.

De hecho el consumo de grasas saturadas podría lograr la pérdida de peso; un estudio realizados sobre personas obesas encontró que: de los tres grupos estudiados, en el un grupo consumió 90% de grasas, otro consumió 90% de proteínas y otro consumió 90% de carbohidratos, el grupo que perdió más peso fue el que consumió grasas.

¡Precaución!

Las fuentes de grasas saturadas no siempre son saludables. En un estudio realizado en Harvard School of Public Health, luego de analizar las dietas de 1.2 millones de personas, no se encontró relación entre el consumo de carne rojas y las enfermedades cardíacas; sin embargo si se encontró relación para quienes consumieron carnes procesadas.

El gasto en alimentos debería ser un poco mayor. El cuerpo es beneficiado por el consumo de grasas saturadas, mientras que estas provengan de mantequilla y carne vacuna alimentados con hierba.

El peor enemigo de las dietas modernas sigue siendo el azúcar refinado; de hecho, las organizaciones que siguen señalando a las grasas saturadas como dañinas, llegan a la conclusión que el azúcar sigue siendo más dañino.

Afortunadamente la opinión pública está comenzando a cambiar. Publicaciones respetables y científicos reconocidos defienden los beneficios de las grasas saturadas.

Conclusión: En conclusión, las grasas saturadas no son dañinas en sí, lo son mientras provengan de alimentos procesados. De hecho pueden ser benéficas para el corazón. Tener buena salud puede ser posible teniendo un poco de información, ahora que sabes esto sabrás que comprar la próxima vez que vayas al supermercado.