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Las travestis de Palermo reclaman cestos para tirar preservativos, pero los que hay no los usan.

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Kirchnerista Trava. En plena Capital Federal nos encontramos con un prostibulo a cielo abierto que queda en medio de un hermoso parque como es el Tres de Febrero, donde van hombres a buscar tener sexo, hacerle sexo oral a travestis, tener sexo anal penetrados por travestis y luego asi como nada van y tienen relacion sexuales con sus mujeres
Llevan a su casa ETS (Enfermedades de Transmision Sexual) como HIV, SIDA, gonorrea, sifilis, ladillas, herpes, etc

Las travestis que trabajan en la Zona Roja de Palermo volvieron a reclamar que el Gobierno de la Ciudad coloque en el lugar cestos bacteriológicos para tirar allí los alrededor de 3 mil preservativos que se desechan cada jornada.

Todas las noches, desde las 22.00 hasta las 4.00 de la madrugada las trabajadoras sexuales reciben a cientos de clientes y denuncian que no hay cestos bacteriológicos para desechar los profil cticos usados, y tampoco baños químicos como en las grandes ciudades del mundo.

El parque Tres de Febrero, en el barrio de Palermo, es el espacio verde más importante del territorio porteño, al que concurren no sólo vecinos de la zona, sino gente de toda la ciudad.

Allí se instaló desde hace varios años la polémica Zona Roja, que todas las noches recibe a unas 150 travestis que ofrecen servicios sexuales a centenares de clientes.

El mayor problema, que se traduce en quejas y reclamos de los usuarios matinales del predio, es que diariamente encuentran en el piso m s de 3000 preservativos usados.

Marcela Romero, titular de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA), en diálogo con Diario Popular, contó que se realiza un trabajo cotidiano con «las compañeras trabajadoras, asistiéndolas y proveyendo preservativos», y reconoció los conflictos de salubridad que se generan a partir de la actividad nocturna.

«Habíamos acordado con las autoridades del gobierno porteño un abordaje conjunto a esta problemática, para prevenir situaciones desagradables para los vecinos y usuarios del parque a la mañana.

«Solicitamos cestos bacteriológicos para tirar allí los preservativos, y no se cumplió con esta premisa. Son alrededor de 3.000 los profilácticos que se desechan cada jornada», indicó Romero.

El vecino Javier Cufré todas las mañanas corre y realiza ejercicios en el parque y contó que «el panorama está cada vez peor. Es un asco, la verdad. En la zona donde trabajan las travestis, queda un mar de profilácticos usados, y hay que esquivarlos. Es patético que ocurra esto, aún más porque con limpieza eficiente se puede solucionar».

El titular de la organización Defendamos Buenos Aires Javier Miglino explicó que «este problema es un mix de responsabilidades, porque no se cumple nada, ni las travestis los horarios establecidos, tampoco los clientes con las normas de higiene mínima, y menos aún desde el gobierno porteño, que no pone seguridad, tampoco inspectores y ejecuta una limpieza a todas luces deficiente».

Romero, en tanto, indicó que «hace cuatro años se pactó con las autoridades que las trabajadoras se corran a un sector determinado, y así lo hicieron, pero aún esperamos que se cumplan los compromisos de higiene, limpieza, porque la zona no sólo es utilizada para la actividad, sino que es transitada por muchísima gente que hace ejercicios o simplemente pasea».

El mantenimiento del parque depende de un organismo oficial que terceriza la recolección de residuos. Seis años atrás, se contabilizaban por día 1000 profilácticos que debían ser levantados y unas 80 las travestis que ejercían la prostitución.

En este tiempo la cifra de preservativos en el suelo cada mañana se triplicó, mientras que se duplicó la cantidad de trabajadoras sexuales.

«No se cumple nada, lamentablemente. Hace años que pedimos para las compañeras y los clientes baños químicos. Hay solo dos y no funcionan. Los cestos bacteriológicos nunca llegaron, y tampoco hay tachos comunes suficientes. Hay zonas rojas en todas las grandes ciudades del mundo, y allí se cumplen estas medidas sanitarias, que son básicas. Hay obligación de limpiar la zona, y de ese modo evitar percances a los usuarios del parque», dijo Romero.

Finalmente, la titular de ATTTA expresó que «cuando las compañeras estaban frente al lago era mucho peor la situación, y por eso aceptaron cambiar de lugar, sin embargo no se cumple con las promesas».